Aries es un viajero ambulante que esta en la búsqueda de una persona a la que aprecia, en su aventura por encontrarlo conoce a personas interesantes que estarán con el, pero hay un problema todos aquellos tienen una mente muy malvada para el Ariano...
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5 años después.
La mayoría del público en la calle lo miraron y aplaudieron ante la historia que aquel hombre callejero había platicado. Más de uno se acercó para colocar unas cuantas monedas en el sombrero que se encontraba en el suelo.
Después de unos minutos y al notar que el hombre callaba la gente empezó a esparcirse a su alrededor para seguir con sus asuntos. Suspiro aliviado cuando la presencia de el empezaba a pasar desapercibida.
—Disculpe ¿que pasó con los héroes?.
Alzó la vista al notar a un pequeño niño de cabellera castaña a su lado, en ningún momento lo noto.
—Acaso no mencioné se fueron a seguir con sus vidas— metió el dinero en su bolsillo.
El niño me quedo mirando y sonrió ante mis palabras, bajo la mirada hacia sus limpios zapatos negros.
—¿Cree que estén bien?— solté una enorme carcajada.
—Por supuesto, son los mejores sobreviviendo, nadie es mejor que alguno de ellos.
—Y tú ¿está bien, Tauro?— lo mire sorprendido ante la pregunta.
Sentí el viento mover mi cabello con violencia y levantar varias hojas del suelo, mire al niño quien aún se mantenía de pie analizando cada expresión mía con ternura.
—Si, ustedes siempre estarán bien.
—Tu ...— murmuré.
Pero fui interrumpió cuando la voz de mi compañero me llamo, mire a Cáncer caminar hacia mi con rapidez y maldecir con cada paso que daba deje de darle importancia y volví a buscar al niño con la mirada pero había desapercibido.
—Acaso crees que contar cuentos en la calle es importante, sabes que debemos cazar al ladrón.
No le respondi y solo seguí mirando el lugar donde estaba el castaño como si fuera una alucinación de mi propia mente.
—¿Estas bien Tauro?— Asentí ante la pregunta de Cáncer.
—Solo hable con alguien.
—Pero sino miro a nadie en la calle— el cangrejo miro a los lados en busca de mi alucinación. —En serio hablasteis con alguien.
—Si y sabes— sonreí enternecido —Se preocupaba como Aries.
Alce la mirada al cielo que daba indicios del atardecer y sin evitar solté un gran grito que espanto a toda la gente a mi alrededor creyendo que además de vagabundo era un loco.
—Tauro.
—Si, ahora estoy bien— contesté. Pero la respuesta no era para mi pareja, si no para él.
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Fin
Hola a todos aquí termina el libro de Aries y el grupo de vagos. Me encantó hacer el libro en si y escuchar sus locos comentarios.
No sé si realmente desean hacer una seción de preguntas y aclaración de los personajes o el libro, con gusto ellos les responderán.
Esperó que les allá gustado.
Nos vemos luego bastardos (Aries y sus típicos insultos).
