-Elviernes habrá una fiesta y mis amigas me invitaron...- le informa dudosa Mila asu madre.
Esperaba que su madre entendiera la indirecta, quería ir, pero necesitaba su permiso; aquella fiesta la había dejado intrigada desde que Luisa deslizó una nota sobre su mesa preguntándole si iría y ella respondió "tengo que pedir permiso, pero estoy libre".
Ambas estaban en la cocina mientras Lauren preparaba la cena de esa noche.
-Umm, no sé- respondió su madre pensando.
-Bueno, pero esto podría ser una gran oportunidad para aprender más de los mundanos- dijo tratando de convencerla.
-¿No tienes patrullaje ese día?
-No desde que estoy castigada- recordó.
-¿Y a qué hora es?
-A las ocho.
Así era Lauren como madre, siempre tenía que saber donde estaban sus hijas, a qué hora y haciendo qué, era muy sobreprotectora, aunque igual le gustaba consentirlas.
-Bueno, pero no regreses muy tarde, te quiero aquí antes de las dos de la mañana.
Obvio, los nefilim siempre hacían las cosas diferentes.
El viernes Mila estaba un poco emocionada, jamás había ido a una fiesta donde nadie de su familia la hubiera acompañado y menos a una mundana, no sabía qué esperar, sólo quería divertirse y pasar desapercibida.
Salió de su casa despidiéndose de su familia, a medio camino del lugar donde se harían la fiesta, se reunió con sus amigas para tomar un taxi. La casa de la fiesta era más bien un departamento, cercano al colegio de los muchachos, de hecho, uno de ellos era el anfitrión.
Al entrar Mila percibió las fuentes notas de música, música que de inmediato le gustó, no conocía casi nada de música mundana, pero estaba segura que se podría acoplar, las luces estaban bajas y habían algunas luces de colores como las que se colocan en navidad. Había un poco de desorden por aquí y por allá.
Al llegar sus dos nuevos amigos se dirigieron al grupo de amigas para saludar. De inmediato todos empezaron a encajar en el ambiente, incluyendo Mila, bueno, se sentía un poco cohibida, pero era normal al estar en un lugar nuevo.
-¿Quieres algo de beber, Mila?- le preguntó Marisol. Ella aceptó cualquier cosa que le trajeran.
-¿Cómo has estado, Cartago, preguntó Juan, desde un sillón pequeño al lado, con Andrea sentad en su regazo.
-Ah.... Bien, creo, no me ha sido tan difícil adaptarme como creí- dijo tratando de entrar en confianza.
-¿Costar? Ella tiene que estar bromeando- le dijo Andrea -. Es un genio en todas las materias y todos los profes la aman.
-Sí, bueno, creo que es suerte- dijo sintiéndose un poco avergonzada,
-Aquí tienes- Marisol estaba llegando, se sentó a su lado y le dio una lata de cerveza fría. Mila abrió la lata y sin saber lo que le esperaba tomó de ella.
-¡Wow!- dijo lamiéndose los labios -Está buena- le dio otro gran trago de inmediato.
-Oye, despacio- le dijo su amiga -, no te emborraches solo con una cerveza.
-Descuida, yo resisto mucho- contestó ella.
Mila sabía que los mundanos tenían una edad para beber y que probablemente era ilegal que la mayoría de estos muchachos bebieran alcohol. Pero para los Cazadores de sombras era diferentes, a los quince años ya es legal beber, y aunque se sienta como algo apresurado, era lo mejor, teniendo cuanta que muchos nefilim morían jóvenes debido a su trabajo. Por eso es que Mila estaba segura cuanto dijo que podía manejar el alcohol.
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El Relato Mundano de una Cazadora de Sombras
FanfictionElla es una cazadora de sombras y él un mundano, aun así se conocieron. -Hay algo en ti que me hace no poder olvidarte... Inicio: 06/dic/2020