Capítulo 6| Tiene trampas ocultas

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Su mano era suave y pequeña en la mía

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Su mano era suave y pequeña en la mía.

Y cálida.

Tan jodidamente cálida.

Fui casi renuente a dejarla ir cuando quiso retirarla.

—Vamos a que comas algo, luego haremos un recorrido.

Aunque me miró con desconfianza caminó a mi lado cuando se lo pedí con un ademán de mi mano. Aproveché para observar de reojo la herida de su brazo para asegurarme de que no fuera nada grave.

—¿Quién fue por mis cosas?

—Krista, están acomodadas en tu nuevo cuarto en el primer piso.

Frunció el ceño, extrañada.

—¿Qué tenía de malo el anterior?

—Que probó no ser a prueba de Vesta Baccaro.

—¿Y ahora me dejarás en una habitación sin ventana o con barrotes? Como una jaula.

—¿Es necesario?

Ella no respondió, pero esta vez cuando llegamos a la mesa servida tomó asiento sin tener que pedírselo.

—¿Qué prefieres?

—Café está bien —respondió sin mirarme.

—¿Cappuccino? —Asintió con la cabeza—. Y un expresso —pedí, los que fueron servidos rápidamente—. Come, todavía te estás recuperando, necesitas alimentarte.

Como respuesta tomó la tenacilla de plástico para tomar un pastel de crema, pero antes de colocarlo en su plato desvió su mirada hacia mí.

—¿Quieres uno?

—No soy de cosas dulces exactamente —respondí.

—Pero yo sí, muñeca, no malgastes tu buena educación con este amargado. —Morax apareció tomando el dulce que sostenía, para luego sentarse en el puesto frente a ella—. Un expresso para mí, por favor —pidió tragando un trozo—. ¡Uf! Guilia cocina cada día mejor ¿No puede visitarme en Moscú un par de días?

—Pregúntale a ella —contesté simplemente sin mirarlo, no podía quitar la vista del otro lado de la mesa.

Vesta comía ajena a nuestra conversación, lentamente, casi con gracia, solo volví la mirada hacia Morax cuando ella se dio cuenta de que la miraba fijamente.

—Lo haré, no te quejes luego si elige irse conmigo. —Recibió su taza guiñándole un ojo a la chica del servicio.

—Varias son nuevas, una queja de ellas y te prohíbo la entrada al maldito continente ¿Entiendes?

Su respuesta ofendida se vio cortada por la entrada apresurada de Felippo, él era el caposquadra [capataz] de la parte equina de la finca.

—Uno de los nuevos caballos se volvió loco, cuando veterinario iba a revisarlo le dio una patada que lo dejó a metros, Dimitri lo está atendiendo ahora.

Zagan (The Hellish Royalty #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora