Algo en mí lo reconoció, por eso ese día en el baño sus cicatrices me fueron tan dolorosas de mirar.
Las había visto antes, las toqué y quise sanarlas.
—No. —dije separándome—. No entiendo... tú...
Los momentos que pasamos juntos hace más de diez años comenzaron a llenar mi cabeza, como me colé en su cuarto de hospital, cada día que estuve hospitalizada.
Mi meta era sacarle al menos una sonrisa al día a ese niño de ojos tristes.
Quería verlo feliz, más que eso, quería ser la razón de esa felicidad.
No podía respirar.
El entendimiento me estaba sofocando, necesitaba salir de aquí, ordenar mis pensamientos y para eso tenía que alejarme de él. Me levanté y comencé a caminar sin ningún rumbo.
Todo estaba borroso, mi mente, mis emociones... ni siquiera sabía lo que sentía en este momento ¿Miedo? ¿Alivio? ¿Ira?
Parecía que explotaría en cualquier momento.
—¡Vesta! —Lo escuché llamarme, sin embargo sigo con mi camino, hasta que me encuentro fuera de las caballerizas.
No me importó que el cielo prácticamente se estuviese cayendo sobre mí empapándome hasta los huesos.
Comencé a correr.
—¡Detente! ¡Vesta! —Podía escuchar sus pasos chocar con el lodo tras de mí—. ¡Vee! —Mis movimientos se ralentizaron por si solos ante el diminutivo de mi nombre.
Y como sonaba en su voz.
—¡¿Qué?! —grité volteándome hacia él—. ¡¿Qué es lo que quieres?!
—Hablemos dentro, acabas de recuperarte de un... —Se acercó unos cuantos pasos, pero retrocedí para que no pudiera tocarme cuando hizo un ademán de sujetar mi brazo.
—¡No! ¡No quiero hablar, no quiero escucharte! ¡Esto es...! ¡¿Por qué hiciste todo esto?! Si tú eres...
—No es...
—¡Me trajiste aquí a la fuerza por algo de lo que no tengo la culpa! Y por una deuda que no es mía... ¿Vas a matarme? Si él no paga ¿Eso es lo que harás no es así? ¿O vas a...?
Su semblante completo cambió, como si el solo hecho que yo insinuara que él podía lastimarme lo enfureciera.
—¡Estás aquí porque es la única forma que tengo de protegerte! —gritó cortándome.
De un momento a otro pasó de estar a metros lejos de mí a solo a unos cuantos centímetros.
—No para pagar ninguna deuda —susurró—. Te diré la verdad, si quieres escucharme.
Gruesas gotas de agua caían sobre nosotros haciendo un ruido sordo, sus ojos no se despegaron de los míos.
Ni siquiera cuando levanté mis manos hacia su rostro e insegura de lo que iba a hacer toqué su piel con la yema de mis dedos, delineándola.
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Zagan (The Hellish Royalty #1)
De TodoZagan. En demonología es un rey y presidente del infierno que comanda treinta y seis legiones de demonios. En esta historia es solo un hombre, uno poderoso que podría ser su encarnación en la tierra perfectamente, es el dueño de toda Europa, o lo m...