14 de diciembre, 1889

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Efecto
~Parte final~

Aún con el dolor punzante en mi mano, no lo solté.
Estaba viendo la puerta fijamente, intentando darme valor e idear un plan. En el momento que ponga un pie en la habitación, será decisivo. Ya me cansé de ser una víctima. Por primera vez quiero ser dueño de mi destino.

El tintinar de las llaves anuncio su llegada, la puerta crujió y la luz se abrió paso por la penumbra de la habitación. Su sombra se proyecto ante él, su rostro no se podía ver con claridad ya que daba la espalda a la luz, pero su voz sonó como una maldición para mí.
-"Hola, pequeño Phantomhive~"- entró a la habitación. Mis ojos ya habían visto ésto lo suficiente para memorizarlo, su mano viaja al interior de su chaqueta para guardar las llaves.

Se acerca a mi y posa su mano sobre mi hombro, con su mano libre delicadamente sujeta mi mentón y lo levanta, frunce el ceño -"...Hoy te ves un poco mejor, creí que ya te ibas a morir jijiji~"- lo qué daría por borrar esa maldita sonrisa.

Se inclinó y su toque se afirmó para que no pudiera apartarme del beso forzado. Su aliento me enfermo, parecía que estuvo bebiendo antes de venir aquí.
Sus labios apenas hicieron contacto con los míos cuando arremetí. Mi mano sangró en dolor cuando apreté más fuerte el pedazo de espejo, pero la adrenalina estaba corriendo por mis venas y mi corazón latía en mis oídos. El fuerte y feo grito de Adrián fue como música para mis oídos, hizo que sus entrañas se retorcieran en alegría. Sus ojos se ancharon de dolor o talvez incredulidad, pero rápido dejo atrás el shock del dolor.

La mano que me tenía sobre el hombro viajo en un instante hacía mi cuello y me echó para atrás en la cama, sentí como sus uñas penetraban la piel de mi cuello lo suficiente para hacerla sangrar. Su mano izquierda fue a la mía empapada de su sangre caliente, la diferencia de fuerzas era abismal, en un segundo mi única arma está en su poder.

Nuestras sangres se combinaron cuando el filo penetró mi abdomen. Lo mire a los ojos, sus ojos verdes estaban nublados ¿Si quiera está sobrio? ¿Es conciente de lo que está ocurriendo o se levantará en la mañana al lado de mi cadáver? Sé que la herida que le hize no fue tan profunda como la que hizo él. Mis manos en vez de intentar luchar contra él, se metieron a su abrigo y conseguí las llaves. Por fin quería luchar y no me rendiré tan fácil. Pero al sentir el frío de algo más me congele. Entonces me dí cuenta que su mano no presionaba con la misma intensidad de antes, sus hombros temblaron y una lágrima cayó en mi mejilla, estaba llorando. -"Vincent..."- sonó como una plegaria y maldición, como si el nombre fuera arrancado de su garganta.

Y lo único que me provocó fue odio ¿¡Cómo se atreve a llorar después de lo que ja hecho?!
-"¡No eres digno de decir el nombre de mi padre!"- mis manos se rodearon la su muñeca derecha -"¡Te mataré y cuando vayas al infierno mi padre te matará de nuevo!"-. Mis palabras se clavaron en fuego en su alma, su expresión me lo dijo. Aproveché su momento de debilidad y me sale de sus garras. Me arrastré hasta la puerta, mis manos temblorosas dejaron caer las llaves, aguanté la respiración y voltee con horror hacia el peliplata, su mano izquierda estaba presionando su herida y la otra de adentro a su chaqueta, saco entonces la revolver, el imponente Smith Wesson Model que había visto cargar un par de veces, solo cuando iba a zanjar asuntos en Cleveland, ahora apuntandome a menos de 2.5 metros... Tragué en seco y mi cuerpo se tenso. Sin embargo el cañón simplemente se inclinó hacia un lado, dejándome ver su cara, como si no tuviera la suficiente fuerza para sostenerla.
Sus labios se movieron cómo si fuera a decir algo, pero no le dí la oportunidad. Yo ya había cruzado la puerta y aunque mis pies descalzos gritaran por enterrarse en la nieve a cada paso, no mire atrás. Corrí sin dirección, solo quería huir lejos.

 Corrí sin dirección, solo quería huir lejos

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Escándalo de la calle Cleveland  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora