01| Volver a París.

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Ps.

Montecarlo/Mónaco.
Actualidad/ Año 2021.

Alik Lébedev

Jalo su cabello embistiéndola una y otra vez, nuestras respiraciones están descontroladas debido al éxtasis. Con una mano en su cadera marco el ritmo, le doy estocadas rápidas y fuertes. Le fascina.

—Quiero más, Alik —gime mi nombre.

Me gusta que me imploren, que me rueguen por más.

—Pídemelo —gruño.

—Mas, quiero-o ma-ás —jadea de placer, ni siquiera puede hablar, pero quiere más. Obedeciendo su petición le doy más, ambos estamos por llegar al orgasmo, pero esto se trata de mi placer no el de ella y lo sabe. Ella acepto este trato.

Aumento la velocidad para poder llegar al Clímax, pero cuando siento que ella está por llegar, me detengo.

Aún no, cariño.

—Oh, mierda... ¡no seas así! —grita como gata encelo.

Lo siento, pero sabias en lo que te metías.

La ignoro, y vuelvo a introducirme en ella una vez más, pero esta vez marcando un ritmo lento y tortuoso. Acaricio su culo para después palmearlo, vuelvo a salir y entro de un solo golpe sacándole un grito de dolor y placer en el camino. Es suficiente para ella. Basta de niñerías.

Salgo de su interior y la giro dejándola de rodillas frente a mí. Sonrío de lado y le indico que abra la boca. Empuño su cabello en mi mano mientras mi miembro es introducido en su boca, comienzo a moverme una y otra vez, así aumentando el ritmo en busca de mi propio placer, gruño lanzando mi cabeza hacia atrás, pero sin perder el ritmo de las embestidas. Cuando siento que la pobre se está atragantando me detengo, bajo mi vista y está respirando con dificultad y limpiándose algunas lágrimas.

—Ponte —le ordenó fríamente.

En cuestión de segundos la vuelvo a tener frente a mí con sus manos recargadas al borde del sillón y su culo pegado a mi miembro.

De un solo movimiento me introduzco en ella provocando que grite, agarro su cabello y lo jalo arqueando su espalda permitiéndome un mejor acceso.

Cuando siento que está por llegar al orgasmo, salgo de ella y continuo la labor con mi mano, masturbándome hasta que libero toda la tensión que estaba cargando, en su culo.

Lanzo mi cabeza hacia atrás y me dejo llevar, me siento tan relajado, pero esa relajación se ve interrumpida por la mujer que me acabo de follar y no deje terminar.

—Eres un idiota.

—Eso ya lo sabias, cariño, no entiendo el dilema —Sonrío arrogante.

Camino hasta el escritorio y agarro unas toallas para limpiarme y le lanzó una a la chica tirada en mi sillón- el cual debo desinfectar- abrocho mi pantalón y me dirijo a la licorera; un Whisky después del sexo es un placer que no pienso prohibirme, me giro hacia la chica como sea que se llame y sigue en la misma posición; lo cierto es que su nombre me fue irrelevante, quiso que la follara, lo hice y ya.

La miro expectante, no sé lo que espera, suerte tiene de que le di una toalla para que se limpiara; no todas corren con la misma.

—Ya te puedes ir, he terminado contigo —le explico—. Si te necesito te llamaré, aunque lo dudo, no eres tan placentera —suelto mirándola arrogante.

Su cara es un poema, en otra ocasión me divertiría, pero hoy tengo asuntos pendientes.

—¡Eres un imbécil, no sé cómo permití que me follaras!

Lienzo Ruso +18 © |Actualizándose lentamente|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora