12| Mi señor.

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Ps.

Agacha la cabeza, pero solo para admirar lo lindos que son tus zapatos.

Darihan R.

Ya es lunes otra vez, eso solo significa una cosa y es que el trabajo me espera. Ayer Nadine regresó a París, prometiendo que volvería pronto.

El fin de semana lo disfrutamos al máximo, por supuesto me pregunto sobre los chupones, pero como siempre evite el tema y ella evitó preguntar más, porque sabía que no le daría una respuesta concreta.

Además, me hizo jurarle que para la próxima ocasión que me visitará le presentaría a Alik Lébedev, claramente no lo voy a hacer.

—¿Hablo con la mejor jefa de todas? —preguntan desde el comunicador y sonrío, Lo admito me ha sabido ganar, pero es que es verdad lo que dice, soy la mejor.

—Dean, habla ya —respondo divertida.

—¿Dean?— vuelven a hablar del otro lado con aparentemente voz herida— no sé quién es él, pero qué me duele he.

Sin poder evitarlo suelto la carcajada notando el error que he cometido.

—Chandler, lo lamento —el ríe del otro lado y no puedo evitar pensar en mi mejor amigo, creo que comienzo a extrañarlo— entonces, ¿qué ha pasado?

Le pregunto mientras retomo lo que estaba haciendo.

—El señor Sokolov dijo que la espera en cinco minutos en la sala de reuniones.

Dejo de escribir para poner más atención a lo que ha dicho y arrugo mi entrecejo confundida.

—¿Dijo para qué?

—No, solo que era importante.

—Gracias, Chandler.

Esta vez me cercioro de decir bien su nombre. Termino la llamada y sin perder más tiempo, me pongo de pie, con mis manos plancho el pantalón de tiro alto blanco y me acomodo mi blusa negra la cual se encarga de cubrir todos los chupones que tengo y los que no, los cubrí con maquillaje.

Busco con la mirada mi iPhone y salgo enseguida al ascensor.

Al llegar me encuentro con la sala llena, tal cual como la primera vez.

Miro al magnate que está sentado revisando unos documentos y este al sentir mi presencia habla.

—Llega tarde —formula sin mirarme— tome asiento.

Alzo ambas cejas sorprendida ante su trato arisco. Creí que ya habíamos avanzado un poco a tal grado de hablarnos como dos seres normales.

—Yo nunca llego tarde —respondo llamando su atención, cuando alza su rostro me mira interrogante y yo levanto mi barbilla con superioridad no dejándome intimidar— los demás llegan más temprano.

Sonrío de lado con inocencia y camino hasta posicionarme a su lado —que es el único lugar vacío— para obedecer su orden.

Me evalúa con la mandíbula apretada y yo siento la mirada de todos en mí, pero la única que mantengo es la del magnate la cuál no me intimida ni un pelo, así que de lo más relajada echo mi cabello atrás.

Le sonrío y su mirada rabiosa me calcina. Además, estoy segura de que desearía desaparecerme de aquí.

El lugar está en silencio, pero ninguno de los dos abandona el juego de miradas que hemos creado.

Yo simplemente estoy esperando que empiece esto.

Edik carraspea obligando a Alik a terminar con el juego dejándome como la ganadora y sonrío triunfante.

Lienzo Ruso +18 © |Actualizándose lentamente|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora