『윤민』Todo aquello que se cree perfecto, tiene su parte de imperfección.
Bajo las circunstancias de un pueblo oprimido con el abuso de poder, un solitario rey es guiado por un simple campesino.
Un Alfa nacido en cuna de oro, hundido en responsabilidad...
ADVERTENCIA ¡! En este episodio se hace una pequeña narración de una ejecución, no es demasiado explícita para llegar a ser sádica, pero de igual forma, les recomiendo discreción.
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Su cuerpo se sentía más liviano que de costumbre, y su mente permanecía con una extraña calma a pesar de los escandalosos gritos que se extendían desde alguna zona cercana a él. Cuando una pequeña bombilla de curiosidad se encendió en su interior, se dispuso a seguir las aturdidoras exclamaciones de personas desconocidas.
Se encontraba dentro del templo real, en una de las tantas salas que conformaba el interior. Caminó, a su parecer, lo suficientemente rápido para llegar en unos cuantos segundos a la fuente del ruido, pero en ese pequeño momento fue capaz de visualizar cada rincón de su camino, cada pequeño detalle; y sin siquiera poder entender el porqué, un sudor frío lo recorrió de arriba a abajo, y de vuelta.
Entre los pilares que conformaban el lugar de sentencias y ejecuciones, los gritos de una gran muchedumbre se dejaban escuchar en plena luz del día, varios pueblerinos se mantenían algo alejados del centro de todo, siendo retenidos por algunos guardias para mantenerse al margen.
¿Qué crimen cometió el acusado para llegar hasta esa situación?
Por simple impulso, su mirada se dirigió al palco del lugar, y tan imponente como siempre, sentado en el trono del lugar, yacía el gran alfa líder de Daechwita. Su mirada permanecía en donde se suponía debía estar el criminal en lo que parecían ser los últimos minutos de su vida, a poco tiempo de su inminente muerte.
¿Era necesario llegar hasta aquella situación?
Hasta donde podía ver, el pueblo parecía no estar de acuerdo con la sentencia a la persona que, en ese instante, era una desconocida para Jimin. Con solo un vistazo más profundo hacia la multitud pudo ver el rostro lleno de ira de algunos hombres, algunas mujeres pidiendo entre gritos detener aquella ejecución. Aquello fue un fuerte detonante para que la parte más razonable de él le exigiera intentar que todo acabara.
