Por favor, leer hasta el final, les tengo una grandísima noticia.
Todos los trabajadores se movilizaban de aquí para allá dentro del gran palacio, cumpliendo sus deberes, acatando órdenes, o simplemente esperando a ser llamados por el gran rey, en el caso de que este necesitase alguna ayuda.
El sol empezaba a caer y la luz se filtraba por la fina tela de las cortinas en todo el castillo. Los sonidos de pasos apresurados y voces conversando por los pasillos era lo único que cierto Omega castaño escuchaba, mientras se cuestionaba una y otra vez si lo que había hecho era una buena decisión.
Después de todo, si algo salía mal, todo caería en él; toda la responsabilidad y el peso de la situación estaba sobre sus hombros, y si no sabía cómo manejar todo aquello, sus seres queridos, e inclusive él, terminarían por caer.
No era tan estúpido como para dejarse llevar por las palabras de un rey que, hasta ese día, no le había demostrado ser digno de su puesto. Por ello, a petición del omega, se habían dirigido a algún otro lugar más privado, en donde no pudiesen ser escuchados por cualquier otra persona.
La gran sala estaba perfectamente iluminada. Una larga mesa de color oscuro, con mantel de color rojo y sillas alrededor, jarrones que parecían valer mucho más que un ojo humano, estanterías repletas de libros o simples decoraciones estaban repartidas por el lugar, resaltando mucho más que las simples paredes de colores neutros, siendo estas adornadas por algunos cuadros de colores brillantes. Todo con la intensión de transmitir tranquilidad, y perfecto para una sala de reuniones. Ese lugar era del que muchas personas hablaban, el lugar que solo los grandes líderes de pueblos tenían el placer de pisar.
Todos los lujos solo hacían que el pequeño omega se sintiera cada vez más fuera de lugar. Nunca había visto alguna reliquia, por más pequeña que fuese.
Porque a pesar de que todas las personas que habían estado al mandato, habían intentado que nada llegase a faltar a las personas del pueblo, para algunas personas, los problemas iban mucho más allá que la falta de algunas monedas de oro.
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Daechwita | YoonMin
Hayran Kurgu『윤민』Todo aquello que se cree perfecto, tiene su parte de imperfección. Bajo las circunstancias de un pueblo oprimido con el abuso de poder, un solitario rey es guiado por un simple campesino. Un Alfa nacido en cuna de oro, hundido en responsabilidad...