●IV○

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Tenia una triste perspectiva vida que lo aterraba de sobre manera, en los últimos dos días no había podido pegar ojo en toda la noche, y no precisamente porque sus horarios estén alterados o incluso porque no haya sentido una pizca de cansancio, cree es el efecto de la conversación. La posibilidad aterradora de que en este preciso momento, ya sea un esclavo.

Un sujeto, un chico, que trabaja en condiciones no tan favorables o consideradas tabú por varias personas, que carece de todo derecho, se siente cómo si fuera un poco más que una cosa o sólo un objeto, una herramienta para generar placer, un tipo mal descansado.

Qué por el resto de su vida habrá de trabajar hasta que las enfermedades acaben con el. Que pesimista y triste perspectiva.

La puerta se abre. Billy asoma la cabeza al pasillo mostrando hasta el final la puerta del dormitorio de los adultos, asegurándose de qué todos estén en su sueño más profundo, desde la llegada de la bebé era más difícil poder salirse con la suya sin que su padrastro revisara a su hija para luego pasar al cuarto del chico.

Afortunadamente logra salir por la ventana sin que sea escuchado, con un poco de suerte dirían que los ruidos extraños fueron culpa del gato. Sonríe un poco ante la posibilidad.

Caminó sin voltear, realmente no estaba asustado.

Ahora ve claro después de haberse adentrado a la oscuridad de ese lugar. Habrá, posiblemente, cien personas ahí, no es cómo si se preocupara tanto cómo para dedicarse a contarlas, cada persona con diferentes chicos o mujeres. Sin embargo, algunos trataban de "enamorar" cómo si no recordaran que ellos sólo son clientes. Odiaba eso de sobremanera, no estaba buscando una relación o al menos no con alguno de ellos.

Llega y se queda de pie platicando con algunos chicos de entre diecisiete y veinte y dos años de edad de todos los tipos. Unos más altos que otros pero todos delgados, despeinados y algunos con enormes partes de su cuerpo que dejaban mucho a la imaginación.

- ¡Billy!

Se encoje de hombros, un hombre mayor, lo sigue hasta un lugar apartado y toma su cabello despejando su rostro. No queda más que mirar al hombre, qué a señas le indica lo que debe de hacer, que se arrodille y saque lo que hay debajo de su ropa. No sin cierta emoción por el momento obecedece.

Cuándo eran hombres que le parecian medianamente atractivos decidía disfrutarlo hasta dónde le fuera posible pero cuándo eran horrendos con cierta repulsión lo hacía.

Prefiere no pensarlo. Es más: prefiere no pensar. Así a secas. Prefiere enterarse lo menos posible de lo que será su vida de ahora en adelante. Enterarse y pensar de la menor cantidad posible de detalles, no cuestionar lo que vea o lo que escuche al menos durante su labor, no hacer nada que pueda atraerle la mala voluntad de sus clientes. O tal vez tenga que decir "de sus amos".

Había un problema, no dejaba de pensar en Brahms, trataba de concentrarse lo mejor posible hasta que lo sacaron de sus pensamientos.

- Oye, ¿Eres virgen?. -

- De hecho.- Lenz mira al hombre - Eso es justo lo que necesito aclarar todas las veces.

- No te enfades .- aclara.- Depende mucho de cada quién.

- Mejor eso que nada. - se acercó por detrás al varón para ayudarle a acomodar su saco.

- Eres un chico joven, encantador, si no estuviera casado te sacaría de aquí. - lo sonrió acariciando su muslo.

¿Cuántas veces no había escuchado eso? ¿Qué garantizaba que él quisiera estar con ellos? Creía que eran unos torpes ingenuos.

Más o menos retocó su maquillaje y subió sus calcetas negras largas, se fue con entusiasmo del lugar ya que habia conseguido una buena cantidad de dinero para poder comprar algo para Agnes, caminó y, de vez en cuando, se detenía en medio de la madrugada a comprar algo en una tienda de veinticuatro horas, en esa noche no era diferente a las demás.

Apenas entraba algunos lo miraban tratando de descubrir si era un chico o una chica, otros cómo si supieran que era un prostituto o sólo lo miraban mal, para después salir tarareando alguna canción mientras comía sus chocolates o alguna fritura.

- ¡Por si te sirve saberlo, estamos a fuera, gaylenz!.- los gritos de su amiga lo despertaron, mierda, se había quedado dormido.

- ¡Billy, por el amor de Dios!.- entró su madre.- ¡Vuelve a quedarte dormido y te juro que yo misma te doparé para que enserió duermas!

Se levantó mientras se vestía con su pantalón azul y su suéter de invierno, bajó las escaleras acompañado de las quejas de su madre.

- Qué mala educación hacer esperar a esas chicas.-

- Tienes razón. -dio la razón, sólo quería dejar de pelear, ¿Qué le diría? "Madre, es qué no escuché la alarma, estaba tan cansado de pasar mi tiempo durante la madrugada con hombres mayores porque me encanta."

Fueron comiendo algo durante el camino y van al instituto, mientras la castaña hace burlas acerca de la cara de Billy, en cambio Jess se preocupa pero al final decide atribuirlo a que aparentemente se había desvelado.

- En fin, los veo después.- se despide de su grupo.

- Billy, si te parece podemos ir juntos por aquello que quieres y después puedo acompañarte a casa, quiero conocer a Agnes.- la pelinegra le sonrió amablemente.

- ¿A Peter no le molestará?

- ¿Qué importa lo que el piense? Eres mi amigo...un poco molesto y hartas en ocasiones pero eres mi amigo.

Su día pasó con tranquilidad.

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~Sólo pasaba a decirles que si les gusta "IT" y el ship "Reddie" pueden pasarse por el perfil de mi amigx: shipps_aesthetic🤍 .
Denle todo su apoyo porque la sublime dama se lo merece.
También pasen al de: refam_2905💟.~
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- Sam🌈

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