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-Hola, chico escalofriante.- se acercó a Brahms mientras lo tomaba del hombro.- Heelshire.- pidió.-, necesito qué me ayudes inmediatamente con este problema de matemáticas. Tú debes de saberlo.

No habían pasado ni dos días de haberle ayudado y ahí estaba, resolviendo sus dudas sobre su mano, camino a salvarla de un posible castigo. Siempre era así.

- ¿Es urgente?.-

- Si, para antes de las tres. - arrastró una silla para sentarse.

- ¿Puedo preguntarte algo?.-

- Si, ¿Porqué no?.- se extrañó, de momento la sorpresa no lo dejó entender. Ella dijo:

-Te gusta Billy.- fue más cómo una aclaración qué una pregunta.- No te exaltes, tampoco te haré un cuestionario.-

Se sentía muy angustiado, algo malo debía de estar pasando o que en efecto, era demasiado obvio, eso pensaba.

-No debes de sentirte mal por eso.- continuó.- Yo sé que no es tu culpa y al menos yo no estoy molesta contigo, ni me molestaría...

Recuperó fuerzas y se excusó:

-Perdona, es qué me perdí de un momento a otro.-

- ¿Y porqué tanto apuro?

-Tengo algo que pedirte.-

Se extrañó. Pareciera que ya estaba harto de pedidos por ese día.

- ¿Recuerdas el rumor de Jess y Lenz?.- comenzó con precaución.- Sobre que andaban...

- Olvídalo.- dijo, paralizando su ritmo cardíaco. Pensó que ya había encontrado a alguien.

- Afortunado.- murmuró. Y suspiró, lamentando la buena suerte ajena, justo lo que le hacía falta a ella.- No tiene a nadie, punto.

- Bien, aquí están tus tareas.- se las dejó mientras tomaba sus cosas para irse a cualquier otra parte dónde pudiera estar solo, su mala suerte hacía que la mañana pasara increíblemente lenta, lo cuál odiaba.

- Espera, espera- se puso en frente parando su paso.- ¿Entonces cuando y que día quieres?

-¿Cuándo quiero qué?.- se extrañó.

-Olvídalo.- se fue.- Eres lento, gracias por tu apoyo.

El día pasaba con regularidad, todo el día Malcolm se la pasó evitándolo, no importaba. Necesitaba pensar con calma. Algo extraño estaba pasando cerca de él. No sabía que era pero podía sentirlo. Sólo de una cosa estaba seguro. No era bueno, o al menos eso creía.

A fin de cuentas decidió no hacerse líos y especular cosas, llegó a su hogar extrañamente hambriento así qué se dirigió inmediatamente a la cocina buscando algo para comer, subió a su habitación y miró a sus padres en el jardín, no quería interrumpirlos, se veían muy entrados en su conversación, quizás más tarde tendría que responder a la clásica pregunta de: "¿Y cómo te fue en el día?" y tendría que dar la típica contestación que era un simple: "Bien".

Miró al muñeco, al mini Brahms, realmente en ocasiones le provocaba ciertos escalofríos cuándo olvidaba dónde lo había dejado y volteaba o solo bastaba con una pequeña y rápida mirada de reojo para toparse con su pequeña versión, y qué este le hiciera dar pequeños brincos por la sorpresa. A pesar de aquellos sustos le tenía afecto, simplemente fue un regalo.

Pensó en ducharse pero realmente no le nació.

Toda la tarde la pasó encerrado en su "refugio". Necesitaba pensar con calma. La incertidumbre que había sentido antes en varias ocasiones volvió a invadirlo. Se recostó en su cama a mirar y apreciar cómo la luz entraba por su gran ventana, también del cómo esta irrumpía amontonándose por todos lados pero su mirada se clavó especialmente en los libros . ¿Cuánto hacía que no leía uno? ¿Días? ¿Meses? Cerró los ojos y el cansancio venció sus dudas. Al rato estaba durmiendo, lejos de todo.

Al día siguiente pareciera que era cómo si todo se hubiera reiniciado, la misma rutina, las mismas caras pero sólo con un detalle diferente: Malcolm lo seguía evitando, entendía que en ocasiones el sentimiento de querer alejarse y estar solo era bueno pero sumamente extraño en su amigo, creía que fue el golpe que le dio la ultima vez, si era eso, entonces debía de disculparse con él.

- Oye, amigo.- tocó el hombro de su compañero haciendo que lo mirara.-

- Hola, ¿Pasa algo, Brahms?.- le sonrió.

- Lo siento, sea lo que sea que haya hecho o dicho para que te distanciaras así.- río.

- No entiendo...

- Creo que fue por el golpe que te di la ultima vez.-

-¿Entonces porque te disculpas?.-

-¿Cómo que por qué?.- Malcolm le estaba agotando la paciencia.

-¿Qué motivos tendría para hacerte algo así?

- No lo sé, no soy tú.- respondió rabiando de la incomodidad.- Me molesta porque sólo me evades, ¿Qué hice mal?

- Sólo quería estar sólo.- confesó.- ¿Te parece si hoy salimos juntos? Ya sabes, acompañarnos cómo de costumbre.

Aceptó. Los miércoles son un mal día. Nunca descubrió por qué ni le interesaba averiguarlo tampoco, eso agregando a que había estado esperando a Malcolm durante varios minutos, se hartó y decidió irse dándose cuenta de que lo había dejado plantado.

Pensó qué al menos le hubiera dicho que no podría acompañarlo en lugar de dejarlo esperando cómo un tonto.

Esperaba a que pasara la larga fila de automóviles para cruzar la avenida, cuando le pareció ver, entre los que esperan al otro lado, el rostro de Billy. Fue cuestión de segundos. Por instinto desvió la mirada con la esperanza de que no lo hubiera visto, cuando miró, ya no estaba allí.

Al cruzar la calle y  llegar al otro lado una voz lo sacó de la poca tranquilidad que había conseguido hace unos segundos.

- ¿Puedo decirte "Brahmsy"?.- giró la vista mientras la bajaba un poco.- Interpretaré tu silencio cómo un sí.

Lo miró con esos característicos ojos verdes, tan bonitos que tenía por si solos.

- ¿Eres mudo? ¿No te interesaría saber que tal me fue hoy, Brahmsy?.- lo dijo en un tono burlón, que él captó inmediatamente.

- Podemos ir juntos, si gustas.- dijo y tembló un poco, a decir verdad estaba impactado, nadie más que su único amigo y su soledad habían estado ahí para él.

- ¿Por qué no? .- tomó el antebrazo del pelinegro para que comenzaran a caminar.

Billy hablaba y hablaba sin captar el notorio asombro del británico, todo el tiempo sintió que el corazón se le saldría del pecho, apenas y podía articular palabra, ¿Quién le estaría jugando esta mala broma?

- ¿Quién te obligó?.-

- ¿A qué?.-

- A venir conmigo...-

El notó su amargura y dijo para consolarlo:

- ¡Brahmsy! ¡Qué chico tan más raro y bonito!.- Lo empujó un poco.- Es por nosotros, nadie me obligó, ¿No podemos hacer amigos nuevos?

-S-sí.-

Caminaron en silencio y acompañados, estaba sintiendo muchas emociones cómo la felicidad y la confusión, pero decidió ignorarlo y prestar atención en la plática que Lenz le estaba dando, se ofreció en acompañarlo hasta la puerta de su casa, era un lugar con casas pintorescas y no muy lujosas, eso no le molestaba en absoluto si estaba a su lado.

- Es muy tarde, Brahmsy, gracias por acompañarme hasta aquí.- alzó sus brazos tomando entre sus manos blancas el rostro de Heelshire mientras este se alzaba de puntitas y le daba un beso en la mejilla para después separarse y dejarlo plantado en la acera.- ¡Hasta luego, Brahms!

Regresó corriendo a toda velocidad a casa, estaba anonadado haciendo de su mente un lío por dónde quisiera verlo, lo de menos era la explicación que tendría que darle a sus padres del porqué llegaba tan tarde, ya inventaría algo.
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-Sam 🌈

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