Capítulo 5: Zelda Desaparece y La Espada Divina

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*Aún no pongan la canción de Multimedia*

Narra Link:

Al conseguir la estatua me sentí demasiado feliz, sabía que a Zelda le emocionaría. Al estar dirigiéndonos a la "Estatua de la Diosa" para finalizar el torneo, mis ojos se conectan con ese color chocolate que me cautivó desde que lo vi, Lana nos mira felizmente y yo sonrío mientras ella se despide con su mano alegre. Ella tiene algo especial, siento como si la conociera desde hace demasiado tiempo, algo porta que me atrae más y más.

Al llegar a la cima de la estatua, Zelda y yo bajamos de mi Loftwing y damos fin a la ceremonia juntos.

-Link, dame la estatua de Loftwing que agarraste en el torneo para ofrecérsela a la diosa -me sonríe extendiendo sus brazos y yo le doy la estatua-

Ella la acomoda tranquilamente y después agarra su lira y empieza a tocarla produciendo un hermoso sonido, es la canción que estaba practicando cuando llegué en la mañana. Después de tocarla ella se voltea hacia mi y me indica que me hinque para la bendición de la Diosa.

-Oh, Diosa que nos guías y proteges desde tiempo inmemorial, te pido tu bendición para obrar en tu nombre en esta ceremonia -cierro mis ojos al igual que ella- Joven que te alzas con la victoria en el festival alado de los cielos, recibe los parabienes de la Diosa como manda la antigua tradición. Que tu pájaro hermano goce siempre de cielos propicios -dicho esto se quita el manto que rodea sus hombros y me lo ofrece- la Diosa te ofrece su manto protector, niveo y etéreo como las nubes...extiende tus manos y tómalo -me pide y yo asiento con la cabeza-

Extiendo mis manos y lo agarro, tiene la cresta de color azul sobre él, sonrío y lo guardo, mientras que Zelda me mira con su puño tapando su boca tímidamente

-Bueno, no te emociones tanto, estamos en una ceremonia sagrada, ¿recuerdas? -inclina su cabeza tímidamente- antiguamente, el manto era la prenda sagrada con la que la Diosa agasajaba a sus elegidos. -ríe- aunque este no es el mismo manto, claro. Es una réplica que he cosido con mucho esfuerzo para ofrecer como regalo al ganador del torneo -pone una mano detrás de ella tímida- me alegra mucho que sea para ti. Cuídalo bien, ¿de acuerdo?

-A mi también me alegra -digo tímido, haciendo mi gesto de poner una mano en mi nuca- y claro que lo cuidaré muy bien, Zelda -sonrío y asiento con la cabeza-

-Gracias por cumplir con tu promesa, Link -me sonríe cálidamente-

-De nada -sonrío asintiendo y ella cierra sus ojos alegremente-

-Bueno, y para dar por terminada la ceremonia... -se acerca a mi y baja su cabeza tímida- sabes lo que hay que hacer ahora...¿verdad? -me mira y yo me pongo tenso-

-Amm, no -digo algo nervioso-

-¿Ah, no? -pone un dedo en su boca como gesto curioso- vaya, creía que ya te lo habrías imaginado -acto seguido se acerca a centímetros de mi cara y ladea su cabeza mientras yo solo me puedo poner más nervioso- ¡es la hora de lanzarse al vacío! -me voltea directo al suelo y la escucho reír- mira hacia abajo. ¿Ves esa plataforma de piedra con forma circular? -asiento con la cabeza nervioso- el broche final de la ceremonia consiste en aterrizar limpiamente justo en el centro del círculo -trago saliva- lánzate al vacío y, cuando estés a punto de tocar el suelo, abre el manto sagrado -parpadeo frenéticamente- los auténticos valientes esperan hasta el último momento antes de abrirlo. ¡Eso es aterrizar con elegancia! Bueno...¿estás listo?

-No... -digo nervioso, pero no me escucha-

Siento sus manos empujarme otra vez y caigo por la plataforma de la estatua. Casi a dos metros del piso abro el manto sagrado y aterrizo sin heridas o fracturas. Suelto el aire que tenía retenido hace unos momentos y escucho a Zelda venir en su Loftwing.

Almas Unidas (Link Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora