Eran las nueve de la noche. Zeus estaba a mi lado.
El césped se sacudía junto con el aire y despedía ese olor a hierba tan característico del barrio de Colin. Sobre sus cabezas está la misma noche en que Miller y Colin se fueron a casa después de la feria y Miller no se ofreció a llevar a Colin a su casa, quedó tirado en su cama tan muerto que parecía real. Colin no quiso molestar, por eso llamó a Zeus y ahora caminan ambos a casa como cada día después del trabajo cuando Miller no podía hacerlo.
—¿No te besó? —Preguntó Zeus. No había ninguna sorpresa en su rostro.
Colin miró hacia abajo y recordó la vacía sensación de ese momento.
—No, hasta después. —Lo miró y revisó sus espaldas. —Dijo que estaba pensando, algo así.
—Vaya. —Comentó Zeus con un suspiro. —No sé qué decirte, es de las pocas veces que él te hace eso.
Colin asintió con su rostro, no tenía más que decir. Cada vez las pláticas con Zeus eran sobre Miller y su raro comportamiento.
Es raro que Miller no haya llevado a Colin a su hogar, a pesar de que durmieran juntos lo hacía o hacía un esfuerzo mínimo por decirle a Colin que ahora quería tiempo para él como cualquier personalidad introvertida. Fue tan diferente esta vez que Colin empezaba a dudar en si Miller estaba evitándolo.
—¿Tu crees que me esté evitando?
Zeus lo miró con confusión. Parece que también se quedó absorto en sus pensamientos por unos minutos.
—No lo sé... Bueno, qué va. —Zeus abrazó el cuello de Colin y lo animó a caminar más rápido. —Eres Colin Pétalrose ¿Quién dejaría ir a una monada como tú?
Un rosado se asomó por las mejillas de Colin y sonrió junto con Zeus, pero él estaba más sonriente.
—Lo conocemos, sabemos que así de raro se pone cuando se va de viaje. —Dijo Zeus.
Colin dejó de mover sus pies y lo miró tan confundido como si fuese «viaje» una
palabra que jamás hubiera escuchado en su vocabulario.
—¿Acaso se va ir de viaje? —Preguntó Colin tornándose rojo y con un tono casi furico.
—Pensé que te había dicho. —Zeus siguió avanzado pero ahora con lentitud para esperar a Colin.
—No, jamás me mencionó esa mierda. —La ira había desvanecido en Colin, pero ahora tenía coraje.
—¿Por qué te enojas? —Zeus fingió un tono de desinterés.
—¡Zeus! ¡Desde hace días está raro! —Colin lo miró con las cejas levantadas y con unos ojos con fuego adentro. —Primero me evita un beso, ahora no me cuenta que se va de viaje.
—Tranquilo, berrinchudo. Qué se le ha deber pasado.
No había ningún asombró en el rostro de Zeus a comparación con el que había en el
rostro de Colin.
—También se le pasó besarme, no había pasado en el año que tenemos juntos.
—Estás exagerando. —Reclamó Zeus entre risas.
—Bueno, sí ha pasado jode, pero no tan de esta manera. —Dijo Colin. —No besar no es lo suyo. Y deja de reírte.
—Pareces alguien haciendo berrinche. —Zeus no se molestó en frenar sus leves risas.
—Qué te coma un cangrejo, Zeus.
Colin no pudo evitar de reírse de sí mismo y Zeus estaba especializado en reírse de
él. Se visualizó con él en la playa, con un agradable sol sin calor y un cielo bellamente azul, Colin en la arena jugando con esta y Zeus solamente viéndolo en una camilla junto con un coco, pero eso no era muy Zeus, tendría que tener alcohol, sí, y unos lentes de sol y su piel bronceada. También a las chicas detrás de él y admirando su cuerpo atlético y su traje de baño negro que oscurecía cada vez que entraba y salía del agua. Eso sí era bastante Zeus.
Colin estaba creando momentos pero Miller no estaba en ellos.
Los ojos de Colin reflectan los solidagos amarillentos y le hacía memoria a la vez en que Colin salía a regar sus plantas y veía a Zeus pasar cada mañana en camino a su casa, esos tiempos donde Zeus se mataba trabajando hasta noche porque le habían cambiado el turno. Colin le insistía en renunciar o hablar con su jefa, que tener un trabajo de madrugada y no dormir para ir a la escuela era bastante complicado. Al final Zeus fue convencido y por ser él, un cocinero bastante bueno le aceptaron en cambiar su turno.
Faltaba poco para llegar a la casa de Colin, tal vez unos cinco minutos, unas quince casas más pero él no tenía ganas de que Zeus se fuera pero tenía que, ambos estarían ocupados en la mañana.
—Es un poco gracioso porque —Zeus hizo una pausa para tomar aire. —quería ir a la feria contigo, pero después de eso ándate a saber si tienes ganas.
Zeus metió dos dedos en su bolsillo, parecía que iba a sacar un cigarro. Colin suspiró el aire frío.
—Podríamos ir a comer fish n' chips. —Lo miró con una sonrisa. —¿No te gustaría?
—Sólo si es contigo. —Zeus sacó su vape y Colin lo notó.
—No me gusta que lo uses.
Zeus en su acto de rebeldía se lo puso en los labios y le botó el humo en la cara.
La luz de las calles ya se volvía cálida, era naranja y cómoda para la vista. Era un conjunto de paz junto con el armonioso ambiente que se hacía en las noches, cuando Colin tenía aún más problemas de insomnio salía a darle una vuelta a la manzana, era un lugar donde se sentía seguro. La conversación sobre este barrio salió de los labios de Zeus diciendo que estaba demasiado tranquilo, era un poco de sorpresa para Zeus, él vivía en un departamento con un vecino arriba de él bastante ruidoso y papanatas. Con suerte todos opinaban lo mismo y por ello se tuvo que ir.
Ambos se detuvieron en el pequeño jardín de Colin. Zeus sintió una sensación abrasante cuando él abrió su puerta, Colin no se metió, se puso a un lado y esperó a que Zeus moviera su trasero hacia adentro.
—Qué lindo, pero no. —Rechazó Zeus con indiferencia.
—Es muy noche.
—Nueva York es seguro.
—No, no lo es.
El cabello negro de Colin se tornaba café por la luz mientras caminaba hacia Zeus y se alejaba de la puerta.
—Mi casa no está tan lejos. —Dijo Zeus.
—Bien. —Colin hizo muecas.
La poca distancia que había entre ellos era tentadora para uno de los dos.
—Vale, te llamo cuando llegue Pachiche.
Colin se echó a reír.
—No entiendo de dónde sacas tantos nombres
Colin lo abrazó, tan satisfactoria era la sensación de Zeus que quería más de eso pero no necesitaba nada más que eso. Zeus no lo soltó, intentó prolongar su abrazo lo más que pudo sin que fuera raro.
—Hasta luego. —Zeus guardó sus manos en sus bolsillos.
—No se te olvide llamarme.
—Nunca lo he olvidado.
Colin volvió a sonreír. Entonces Zeus se fue, con un pequeño vacío otra vez. Se alejó mientras deseaba que Colin pudiera ser suyo
y solamente de él.

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Cegado por Rosas
Dla nastolatkówHasta a quién más amas será capaz de traicionarte. Los finales felices jamás están asegurados. Colín está enamorado de Miller pero la llegada de una tercera persona haría que las cosas se complicaran. Él siempre fue tan frágil como cristal fino, ta...