—Te lo preguntaré una vez más, Jin. ¿Dónde está Dae Hyun?
Kim SeokJin miró fijamente al hombre del que se había enamorado dos años atrás, el hombre al que se había comprometido por siempre, el hombre con el que compartía un hijo… el hombre que se había convertido en un monstruo y había hecho de su vida un infierno.
Al principio, había estado aterrorizado por tener a semejante hombre poderoso interesado en él, queriéndolo, poseyéndolo. Había sido un noviazgo relámpago, volando con Namjoon a su hacienda en México a las pocas semanas de haberse conocido.
Cuando las semanas se fueron sucediendo, se volvieron meses y luego años, Jin había aprendido dolorosamente la lección, que la personalidad dominante de su nuevo marido ocultaba a un hombre que se regodeaba en el dolor y la degradación.Cuanto más gritaba Jin, más le gustaba a Namjoon.
Tan seca como tenía la garganta, no era fácil reunir saliva en su boca, pero el esfuerzo fue más que satisfactorio al ver el asombro en el rostro de Namjoon cuando le escupió. Namjoon se limpió el escupitajo de su cara antes de levantar su mano en el aire y le dio un guantazo a Jin tan fuerte que sus oídos pitaron.
—Me dirás lo que quiero saber, Jin.
Siempre y cuando su hijo estuviese a salvo, a Jin no le preocupaba lo que pasara a él. Había hecho lo que tenía que hacer y encontró la manera de salvar a Dae Hyun de Namjoon. Sabía que cuando no regresara a por él, lo más probable es que Jungkook diera al niño a los servicios sociales, pero ser criado por extraños era mejor que estar en manos de un maníaco.La garganta de Jin le dolió cuando se rió amargamente.
—Qué te jodan, Namjoon. —Sabía que las palabras le traerían más dolor, pero estaba más allá de preocuparle llevado a este punto.
La furia fue instantánea, tanto como el dolor que Namjoon le inflingió para intentar quebrar a Jin en sumisión. A través de cada puñetazo, cada patada, sonrió. Incluso cuando el mundo comenzó a desvanecerse, supo que tenía una buena razón para sonreír. Dae Hyun estaba a salvo y su sufrimiento estaba a punto de terminar.
Cuando su visión se volvió borrosa y se desvanecía en negro, Jin escupió la sangre acumulada en su boca y levantó la vista hacia el hombre del que se había enamorado hacía dos años.—Quiero el divorcio.
Namjoon se puso de cuclillas delante de él, agarrando la mandíbula de Jin de forma dolorosa.
—Me perteneces. —gruñó Namjoon —. Me pertenecerás hasta el día en que mueras.
—Vale. — Jin cerró los ojos y simplemente se dejó llevar.
Una toallita fría sobre la cara hizo que Jin se revolviera para despertar. Abrió sus ojos amoratados tanto como pudo y observó el rostro de la persona que estaba limpiando sus heridas.
—Seohyun —murmuró roncamente, dándose cuenta de que por el momento estaba a salvo—. ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente?
—Dos días.
Jin suspiró de cansancio. Esta era una escena que había interpretado más de una vez en los últimos dos años. Después de sufrir una de las diatribas de Namjoon, se despertaba con Seohyun limpiándolo y atendiendo sus heridas. Si esta vez era como las anteriores veces que había estado en esta situación, habría un guardia armado posicionado en el exterior de la pequeña habitación en la que estaba.
Tendría un par de días de reposo curando antes de que Namjoon o bien viniese a pegarle de nuevo o le trajera flores y suplicara por su perdón, jurando que nunca volvería a pasar.
Jin había confiado en él la primera vez, y aceptó los regalos agradecido y la disculpa dada. Y las cosas habían sido maravillosas, justo hasta la siguiente vez que ocurrió. Jin no había perdonado tan fácilmente la segunda vez, y para nada la tercera que había sido golpeado.

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Chance or Fate
Fiksi IlmiahJeon Jungkook era un hombre en problemas. En una misión de la agencia de protección, de la que era dueño junto con sus hermanos, de alguna manera se encontró siendo disparado y arrinconado en un almacén por el tercer hombre más poderoso del cartel d...