Capítulo 7.

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Jungkook no podía creer que finalmente tenía a Jin a salvo en sus brazos. Había empezado a dudar de si ocurriría alguna vez. Encontrar a Jin ensangrentado y golpeado hizo que a Jungkook lo abrumase la culpa. Lo debería haberse apurado más por encontrarlo, salvado mucho antes.
Si alguna vez le ponía las manos encima a Kim Namjoon, lo destrozaría.
Y ese sería un problema porque sabía que Namjoon no dejaría de buscarlo a él y a sus hermanos o a Jin

Especialmente a Jin.

Jungkook tenía el presentimiento de que Namjoon era un hombre muy acostumbrado a conseguir cualquier cosa que quisiera, y quería a Jin. Por todo lo que Jin le había dicho y todo lo que había aprendido durante su búsqueda de información sobre Jin y su conexión con Namjoon, el hombre estaba obsesionado.

Mientras sostenía a Jin en sus brazos, Jungkook podía comprender esa obsesión. Incluso golpeado, amoratado y ensangrentado, Jin era un hombre hermoso.

Añadido a su dulce y cariñosa naturaleza, y era un paquete al completo.

Kim Namjoon no se lo merecía.
Jungkook dudaba que él lo hiciera tampoco. No era exactamente un santo. Mientras que no había quebrantado intencionalmente la ley, la había bordeado bastante a menudo.
Algunas veces, especialmente en su línea de trabajo, la ley no ayudaba a las víctimas inocentes. Jungkook y sus hermanos estaban orgullosos de sí mismos de mantener a sus clientes a salvo y protegidos. Cuando los que hacían el mal, lo hacían fuera de la ley, ellos no podían siempre ser detenidos dentro de los límites de la ley.

En esos casos era donde actuaba la Agencia de Protección Jeon. No tenían miedo a saltarse un poco las reglas si significaba mantener a salvo a la gente.
Entrar en la finca de Kim Namjoon era el ejemplo perfecto. Era jodidamente ilegal y si hubieran sido atrapados, podrían haber sido arrestados por allanamiento de morada. Llevarse a Jin de los terrenos de la finca podría haber hecho que fuesen arrestados por secuestro. Pero era algo que tenían que hacer para mantener a Jin y a Dae Hyun a salvo.

Jungkook no se arrepentía de nada.

—¿Cómo está?

Jungkook miró hacia la parte de delante del vehículo, encontrándose con los ojos preocupados de Jimin. Le dedicó a su hermano una pequeña sonrisa. No era de lo que hablasen a menudo, pero Jimin era más del tipo romántico que un luchador. Podía pelear, y estaba mejor entrenado probablemente que ninguno de ellos.
Simplemente que no le gustaba.

—Ahora mismo está dormido —dijo Jungkook en voz baja, sin querer despertar a Jin—. Creo que con algo de descanso y comida, debería estar bien.
Especialmente si podían mantener a Kim Namjoon alejado de él.

—Aunque tenemos a Jin —dijo Jungkook —, quiero mantener un ojo en Namjoon. Tiene que haber algo por lo que podamos pillar a este tipo y meterlo entre rejas. No hay manera de detenerlo de que fuera detrás de Jin, porque iba a hacerlo.

Jungkook no era estúpido como para pensar que Namjoon se detendría. Su orgullo había sido herido. Querría vengarse de alguna forma.

Jimin asintió con la cabeza.

—Seguiré buscando.

—También necesitamos asegurarnos de que nuestra seguridad es extremadamente fuerte. Namjoon no va a tomarse esto muy bien. Vendrá detrás de Jin. Jungkook estaba seguro de ello.
—¿crees que él va a descubrir que nosotros nos llevamos a Jin? —preguntó Jimin.

—Eventualmente. —El hombre no era estúpido.

Bueno, lo era. Abusaba de un hombre dulce como Jin hasta que este no quiso tener nada que ver con él. Tenía un marido y un hijo, y los había desechado, ¿y por qué? ¿Control? ¿Divertimento? ¿Poder? ¿Por qué la mayoría de los abusadores golpeaban a personas que se suponía tenían que cuidar?

Chance or FateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora