VI

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El cuarto en el que ahora se encuentran es muy silencioso, la secretaria les pidió amablemente que esperen al médico adentro pues venía en camino. El lugar huele a una fragancia fresca que sale disparada de un aparato que al principio les sacó un susto, y están sentados en las dos cómodas sillas que están frente a un gran escritorio adornado con varios objetos en su superficie.

La cabeza de Louis no deja de llenarse de pensamientos sobre Dylan, un sentimiento de miedo y nervios perturba su tranquilidad, teme por saber cómo estará emocionalmente al salir del hospital. ¿Qué estará sucediendo con el Alfa ex desaparecido? ¿Volverán a estar juntos? ¿Dylan volverá a casa, le dará un beso y cargará a su hijo, diciéndole que todo por fin ha pasado? ¿O justo ahora despertará de una pesadilla y estará en los brazos de su novio, siendo reconfortado con palabras y dulces besos?

Su palma en su boca no es lo suficientemente fuerte para retener el sollozo que se le escapa, aún así trata de controlarse con dificultad pues no quiere que su hijo lo vea de este modo. No dice nada cuando unos dedos acarician su mano derecha, sabe que es el pediatra tratando de apoyarlo en este momento difícil y tortuoso.

— Louis, pase lo que pase, aquí estoy... no te dejaré solo. —musita, el Omega lo mira de reojo y ve una sonrisa en aquel rostro varonil. Difícilmente logra devolverle una triste sonrisa en agradecimiento, pues siente que si abre la boca no logrará decir ni una palabra.

Harry a su lado por supuesto que le ayuda mucho, su compañía le reconforta. Seca las pocas lágrimas que lograron escapar y suspira varias veces para calmarse. Luego de unos minutos, alguien finalmente entra por la puerta.

— Oh, a ti ya te había visto hoy. —dice una voz masculina cuando ambos se giran a verlo en cuanto ingresa—. Y a ti te veo siempre, Harry.

— ¿Zayn? ¿No se supone que por las tardes estás en el consultorio? —arquea una ceja el nombrado, confundido al verlo aquí.

—Exactamente, pero mi supervisor me arrastró aquí, no sé cómo demonios logró sacarme del consultorio para traerme aquí. —habla con un poquito de molestia, mientras camina hasta su escritorio para tomar asiento frente a ellos, Louis alcanza a observar una carpeta en su mano derecha—. Además era una emergencia, les urgía un médico en cuidados intensivos porque uno no pudo venir y pues yo era el más cercano, hizo que alguien más me cubra en el consultorio.

Louis no dice nada, sólo escucha atentamente las palabras del Omega de bata blanca, queriendo distraerse aunque sea unos segundos.

— Pero bueno... —Zayn suelta un fuerte suspiro, lee las hojas que lleva en su carpeta y por fin alza la mirada.

Enfocándose en esos ojos que, justo ahora, parecen ser unas puertas sin cerraduras, permitiendo que cualquiera pueda asomarse en ellos y darse cuenta rápidamente de todo lo que contienen. Tristeza, agobio, angustia, dolor; en momentos como este son cuando Zayn desearía no ser médico, odia dar noticias tan destrozadoras, pero es su trabajo y debe hacerlo.

— ¿Cómo te llamas? —decide preguntarle, tratando de calmar un poco el ambiente pesado y en un intento de preparar al castaño.

— Louis. —responde gracias a que consigue apartar el nudo en su garganta.

— Yo soy Zayn, tu bebé sigue siendo igual de tierno que hace un rato. —sonríe hacia el niño que el Alfa está logrando hacer que se duerma con el simple hecho de tenerlo en brazos, ve que el Omega sólo puede sonreírle en agradecimiento y por fin decide soltar la bomba—. A mi me asignaron a tu novio, quisiera decirte que todo está muy bien pero no es cierto, Louis.

Decide detenerse un poco para abrir un cajón del escritorio, saca una caja de pañuelos desechables para ponerla frente al chico y que pueda tomar los que necesite.

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