Al siguiente día...
Después de la visita con el doctor, Regina y Lucia se encontraban sentadas en la camioneta estacionada afuera del consultorio. Regina tenía en sus manos el ultrasonido que confirmaba su embarazo, tenía 9 semanas de gestación. Asombrada, no dejaba de admirarlo, recorriendo con su dedo la imagen del bebé. Sus ojos tenían un brillo especial que hacía resaltar ese color verde hermoso de ellos, la noticia del nuevo ser que crecía en ella le regresó la vida. La noticia de su llegada traía consigo una nueva esperanza, un nuevo futuro. Uno donde la felicidad regresaba. Ese bebé era el fruto de ese gran amor que existió entre ella y Santiago.
Regina: No lo puedo creer. Es tan pequeñito, mi vida (con lágrimas de felicidad)
Lucia: Estoy tan emocionada, hermana. Nuestra familia crece ¡Vas a ser mamá, y yo tía! (la abrazó mirando el ultrasonido)
Regina: Nunca me lo imagine, pero estoy feliz. Un bebé mío y de ... (suspiró, sosteniendo la imagen sobre su pecho cerrando sus ojos)
Lucia: Regi... ¿Ahora que piensas hacer? (acariciando su pelo)
Regina: No se..
Lucia: Regina.. no lo puedes evitar mas. Tienes que hablar con Santiago. El tiene derecho a saber que van a tener un bebé juntos.
Regina: El piensa que le fui infiel, Lucia. No quiero que ponga en duda quien es el papá de mi hijo. Eso no lo voy a permitir.
Lucia: Ay, hermana. Que voy a hacer con ustedes. Son igual de necios.
Regina: Ni se te ocurra decirle nada de esto, Lucia (advirtió mirándola seriamente)
Lucia: Está bien, te lo prometo. Eso te toca a ti. Pero quieras o no en algún momento se tiene que enterar. Piensa bien lo que harás, hermana.
Regina no contestó nada, pero sabía que Lucia tenía la razón. Lo que no quería ella era sufrir más, y si Santiago rechazaba al bebé también como la rechazó a ella terminaría de destruirla por completo y cualquier esperanza que tuviera ella de poder reconciliarse.
Despacho de Santiago... Días después
Santiago se encontraba sentado detrás de su escritorio, admirando esa última foto que se tomó con Regina.
Un torbellino de emociones se apoderaba de él. Deseaba tanto estar junto a ella, como en esas semanas que vivieron tan felices como nunca lo había sido en su vida. Realmente pensaba que ella lo amaba, lo había sentido en cada beso, cada caricia, cada entrega. Por eso aún se le hacía imposible que Regina haya sido capaz de engañarlo, pero el lo vio con sus propios ojos. Había días en los que casi corría a su lado, a pedirle perdón por dudar, pero esa imagen de ellos besándose regresaba a su mente y se arrepentía al último momento.
Tocaron la puerta y por ella entró Nidia. Santiago se secó rápidamente una lagrima que se le escapó, y guardó la fotografía de ellos en el cajón.
Santiago: Hola Nidia, ¿que te trae por aquí?
Nidia: Hola Santi. Quería hablar contigo. ¿Tu como as estado?
Santiago: Yo bien, gracias ¿De que se trata? Te veo algo seria.
Nidia: Este.. se que no es mi lugar. Pero estas semanas que has estado visitando a Lucy en la veterinaria nos hemos acercado más y te he tomado aprecio. Eres un buen amigo. Y yo quiero mucho a Lucy y a Regina.
Santiago: Nidia.. me estás alarmando, ya dime a que viniste.
Nidia: Lucia no me quiere decir nada, y eso es raro por que siempre nos contamos todo. Pero ella a estado acompañando a su hermana al doctor. Yo creo que Regina está enferma, Santi.
Santiago sintió un hueco en el estómago al escuchar eso.
Santiago: ¿Regina enferma? (dijo parándose de la silla y dando vueltas nervioso) ¿Es algo serio?
Nidia: No se, pero si fuera algo sin importancia Lucia me lo hubiera dicho, pero como te mencioné, no me quiere contar nada. Santiago, si todavía te importa Regina ve a verla.
Santiago: Por supuesto que me importa (corriendo su mano por su pelo angustiado) Pero por la manera en que terminó nuestra relación no se si quiera verme.
Nidia: Como vas a saber eso si ni siquiera lo has intentado (suspiró frustrada, al igual que Lucia ella quería que estos dos arreglaran sus cosas) Bueno, yo me voy por que tengo muchos pendientes en la veterinaria. Nos vemos, Santi.
Nidia se fue, y Santiago se quedó pensando las cosas por largo rato hasta llegar a una decisión. Tomó su cartera y llaves y salió hacia la hacienda.
Hacienda La Reina...
Ese día los malestares del embarazo no la dejaban en paz. Regina se había pasado todo el día con mareos y vomito. Se encontraba recostada en su recámara, con los ojos cerrados, la mano en su frente, y respirando profundamente, esperando que el último mareo se le pasara.
Regina: Ya te dije que toques la puerta antes de entrar, Juany. No voy a comer nada, no insistas (dijo irritada al escuchar la puerta abrir, pensando que era Juany)
Santiago: No soy Juany. Soy yo.. Hola Regina.
Regina abrió los ojos, sentándose rápidamente, y sintió su mundo dar vueltas con el mareo. Santiago corrió a su lado, sosteniéndola de la cintura.
Santiago: Regi.. ¿estas bien? (preguntó preocupado)
Regina: Santi..
Santiago estaba ahí, en su recámara, su rostro a centímetros del suyo, Regina lo miraba con ojos de amor, con anhelo. Santiago había regresado.
ESTÁS LEYENDO
Indomable
FanfictionUn matrimonio arreglado, dos seres de vidas completamente distintas, una atracción innegable. ¿Podrá el amor vencer todas esas barreras y prejuicios interpuestos por ellos mismos y así llegar a la felicidad?