CAPÍTULO 6 (Pt.1): Un extraño vuelve a casa

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Aaron

️Ghost - Halsey

Las personas muchas veces pueden no sentirse lo suficientemente fuertes para amar, irónico ¿no? considerando que el amor tiene esa función.

Me levanté con el estómago revuelto. Sudando frío. Y algo mareado.

Las mariposas seguían.

Y seguían.

Tomé la pestaña del calendario, que marcaba un nuevo día: martes. Sí, el martes. El día que, por azares del destino, tendré una "cita" con un completo desconocido que me enseñó que el amor a primera vista sí existe. Y que puede atraparte en cualquier lugar, totalmente desprevenido. Como una tormenta, que no se pregunta dos veces si tienes un paraguas, y prefiere empaparte de la adrenalina de correr bajo la lluvia. Excepto que no estamos hablando de agua, hablamos de muchas otras sustancias: como la dopamina, la serotonina, adrenalina. Que resultan en un cocktail para las personas enamoradas.

Creo que esa es la razón de mis temblores, de mis mareos. ¿Amor?

Aún no puedo comprender por qué una persona, que apenas conoces, puede provocar mares de emociones en un cuerpo tan poco fuera de lo común... como el mío.

Mi rutina se veía cegada por un pensamiento recurrente, parecía indeleble en mi mente, pero traté de no dejar que esta preocupación se hiciera más grande que yo. Si el destino me dio esta oportunidad, la voy a aprovechar.

Como todas las mañanas, me levanté con el pie derecho, sí, soy algo supersticioso.

Me dirijo al baño a lavar mis dientes, y veo una pequeña nota bajo mi puerta, que en la parte de arriba decía: mamá.

La tomo para poder descubrir el mensaje:

"Hola cielo, tuve que ir de emergencia con mi hermana Eva, al parecer surgió algo con sus hijos. Como sea, te dejo dinero en la mesa de la sala, tu desayuno está en el refrigerador y ya sabes que puedes hablarme en cualquier momento".

Perfecto, otra figura de apoyo moral se desprendió de mi día en un segundo. Pero tengo que mantenerme positivo.

Traté de hacer todo con normalidad, pero me era inevitable no demostrar la preocupación en mi sistema desde el otro día en que le pude decir que sí a una cita con el chico de la cafetería.

nota a mí mismo:

tienes que dejar de decirle

"chico de la cafetería",

tiene un nombre.

Jacob

 Sentía que los minutos me pesaban más que ayer. Anhelaba que las horas pasaran volando a mi alrededor, sólo para poder escuchar su voz de nuevo. Para ver su sonrisa perfecta y poder sentir otra vez sus dedos rozando los míos. Creo que estaba imaginando de más, ya que el sonido del claxon en el auto de Dylan me devolvió en un segundo a la realidad de una manera cortante. El auto comenzó a andar, Positions sonaba en el fondo y yo entre dientes repetía la letra.

Traté de entablar una conversación casual con Dylan para romper el hielo. Hablando de todo y de nada.


Cuando pude visualizar la entrada de la escuela Dylan se estacionó en uno de los escasos lugares libres que habían. 


—Aaron... ¿Te sientes bien? No es algo normal que tú estés tan callado, así que por favor quiero que me mires a los ojos y me digas la verdad.

—La verdad... define eso, porque... no te estoy mintiendo.

—Aaron es enserio, no tienes que ocultarme nada, acaso... las cosas se pusieron extrañas desde... el otro día. Sé que fue algo sumamente importante para ti, y agradezco mucho que nos hayas tenido la confianza para decirnos. Y sabes que después de eso nos puedes decir lo que sea.

No puedo negar, que estuve a una milésima de segundo de soltar una lágrima. Tengo muy en cuenta que todo lo que me estaba diciendo en ese momento, lo dijo con el corazón en la boca.

—!Oh mierda! Aaron —dijo Dylan mirando su celular, parece que le había llegado un mensaje.

—¿Qué pasa? —respondí acomodando mi mochila en el hombro.

—No vas a adivinar quién está en la ciudad.

—No, tienes razón, no lo voy a adivinar. Así que ¿por qué no nos ahorramos estos intentos? Y mejor me dices de quién se trata.

Se ahorró las palabras, y sólo mostró la pantalla de su celular. Cuando vi el nombre en letras pequeñas, mi corazón se aceleró y mi cerebro colapsó (no literalmente).

—¡Oh carajo!

COMO AZÚCAR PARA MI CAFÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora