COMO AZÚCAR PARA MI CAFÉ

PRÓLOGO

¿Crees en el amor a primera vista?

Algo instantáneo. Efímero, como una estrella fugaz... fugaz, esa es la palabra.

Una mirada que te puede mover hasta el hueso y paralizar al mismo tiempo. Una caricia al alma tan peculiar. Un pequeño instante en el tiempo que parece infinito, un infinito que te atrapa en un remolino de emociones y se convierte en el pensamiento de todos los días y el insomnio que se apodera de tus noches. Uno que parece tatuarte el alma de la manera más delicada e imperceptible que hay. Eso es.

Aquí reitero mi pregunta, ¿Puede existir algo así? Me siento seguro al decir que, al menos desde mi perspectiva, es un sí. Absolutamente sí.

Un sí que me hizo cuestionar muchos aspectos de mi vida. Que al final me llevaría a conocer la mejor versión de mí o al menos una más feliz. Uno que evidentemente abriría al fin mi corazón a otra persona como nunca creí posible.

Y aunque en mi vida habían aparecido muchos colores, todavía quedaban cenizas. Algunos matices de color gris que, por más que me lo negara, me habían atrapado en ciertos momentos de los últimos meses. Sin embargo, aprendí a dejar de ver hacia abajo y empecé a contemplar mi futuro. El futuro que quiero con él. En donde quiero dejar de estar y empezar a ser. Ser todo, ser mejor, ser feliz, ser de él.

Y como muchas cosas en la vida, existe un lado negativo en la historia que se puede definir, en una palabra, nueve letras y muchos pensamientos:

La "filofobia", etimológicamente hablando, se conforma de dos palabras griegas: filos que quiere decir "amar o amante de" y phobia que significa miedo. Lo que puede formar el concepto para definir el "miedo a amar".

Es posible, muy posible

Un sentimiento que te destruye por dentro cada vez que te sientes atraído por alguien. Y aunque tengas una fuerte necesidad de ser correspondido por esa persona, también tienes miedo. Miedo de perderte a ti mismo en el intento.

Muchas personas lo sufren. Incluyéndome.

Los detonantes principales pueden corresponder a las experiencias amorosas que he tenido en el pasado, fallidas en su mayoría, por ejemplo:

1. Cuando me gustó por primera vez una niña, que no me correspondió. 

2. O la vez que me enamoré de mi mejor amigo, pero que, gracias al trabajo de su padre, tuvo que mudarse de ciudad.

Por lo que desde hace años no veo a Theo.

Pero como en muchas cosas, nada es definitivo, como ahora. Que desde hace tiempo ya no me auto-lesiono, literalmente. Porque finalmente me enamoré, entendí lo que es amar y ser amado. Entendí que todos tenemos a alguien que nos completa. Y que podemos encontrar a ese alguien en lugares inesperados. En situaciones que por más simples que parezcan, generan sentimientos nunca antes vividos. Sé de eso.

Y si eso no basta, el chico del café está para confirmarlo. (J)

—Aaron.