Park Jimin es un ser muy tierno, dulce, amable, cariñoso y tímido. Perfecto. Eso es lo que es él.
Él tiene una belleza inexplicable tanto chicas como chicos están detrás de él, aunque él ya tiene ojos para alguien más y lxs rechaza a todxs.
Este año...
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Otro día más. Ahora estaba saliendo de mi segunda clases en dirección a mi casillero.
Al llegar a esta guardé mis libros y saqué mi almuerzo, decidí prepararme algo yo mismo ya que no quería comer siempre la comida que hacen en la cafetería.
Me preparé unos sandwiches de jamón y queso, también corté algunas frutas, lo puse en un frasco pequeño y para comer algo dulce traje galletas de miel que había hecho anoche.
Tomé mi almuerzo, mi libro para leer y fuí a sentarme en el mismo árbol en el que estaba ayer.
Pasé por la cancha y pude notar que estaban entrenando los chicos de básquetbol, miré a cada uno y pude ver a YoonGi Hyung entre todos ellos pero él no me vió.
Al llegar me senté y recosté en el árbol, abrí el tupper, tomé un sándwich y mientras lo comía abrí el libro en la página en el que me había quedado anoche.
Estaba tan concentrado en el libro que no me di cuenta que un balón venía en dirección en donde yo estaba.
Y cuando me di cuenta ya era tarde, el balón había caído dentro del tupper haciendo que mi comida volara y se desparramara por el pasto y el tupper se rompiera.
Lo único que se pudo salvar fue el mini frasco en donde estaban las galletas de miel. Más otra cosa no.
Bajé la cabeza triste ya que tenía hambre, antes de venir no había comido nada.
Tomé el balón y miré en dirección a la cancha y ahí venía corriendo un chico.
X: Oye, niño, ten más cuidado, mira como dejaste el balón todo manchado con comida.
Jimin: P-pero no es mi culpa...
X: Ahhh, ¿Osea que es la mía? - me mira molesto- Oye, tú eres el chico que había recibido el otro día el balonazo ¿No?
Jimin: Y-yo...
X: Sí lo eres, siempre metiéndote en problemas...
Jimin: ¿Qué? Es tu culpa ya que tú tiraste el balón, yo nomás estoy aquí comiendo...
X: Como un cerdo...
Lo miré ofendido y dolido.
X: Duele la verdad ¿No? Deja de comer o sino engordaras más de lo que ya estas y así nadie te querrá, niñito.
Y sin esperar alguna respuesta mia tomó el balón bruscamente y se fue de nuevo hacia la cancha.
Con la cabeza gacha sentí mis ojos aguarse y un lágrima resbalar por mis mejillas hasta caer en una hoja del libro.
Rápidamente junté mis cosas y me levanté limpiando mis ojos y salir corriendo lejos de ese lugar.
Quería estar un momento solo, ya estoy empezando a odiar éste lugar.
