❝ 𝐊𝐲𝐨𝐣𝐮𝐫𝐨 𝐑𝐞𝐧𝐠𝐨𝐤𝐮 | 𝐎𝐧𝐞𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 & 𝐏𝐫𝐞𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐜𝐞𝐬 ❞

㒪𝐇𝐨𝐥𝐢𝐝𝐚𝐲 𝐥𝐨𝐯𝐞.

•Categoría: One-shot.

•Advertencias: Lemon.

•Personaje: Kyojuro Rengoku.

ES UN REPOST ESPECIAL DE NAVIDAD, PORQUE NO ALCANCÉ A ESCRIBIR UNO JEJE❤⛄
Pd: FELIZ NAVIDADDD anticipado, espero la pasen muy bonito❤

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-¿Kyojuro?- Tu voz apenas fue audible, no deseabas despertarlo sí aún seguía sumido en su profundo sueño, era muy difícil hacer que durmiese las horas que debía a causa del entrenamiento. Siempre mantuvo en su corazón el constante recordatorio que su deber era instruir a los jóvenes cazadores, así que te mantuviste un par de minutos en el mismo lugar entre sus brazos, eso no podía faltar en Kyojuro, no lograba dormir sí no estabas ahí. No fue problema, adorabas verlo largos segundos sin que sus mejillas se tornaran rosas o sonriera mas de lo normal por lo nervioso que aún estaba ante ti. Tus ojos recorrieron cada una de sus facciones. Sus labios ligeramente abiertos y los diminutos lunares apenas visibles que el sol había impregnado en su piel, escuchaste el sónido melifluo de su respiración y delineaste la forma dispersa de sus cejas. Estabas tan enamorada de él, de lo precioso que era por dentro y por fuera aun que muchas veces no lo pudiera ver como tu lo hacías.
Dejaste pequeños besos alrededor de su rostro mientras te doblegabas un poco buscando el calor de su cuerpo ocultandote en el hueco de su hombro y cuello debido al frío. Suspiró en tu cabello y eso era un indicio de saber que estaba a punto de despertar, algo que conocías bien de él.

Al momento de que abrió sus ojos se encontró con los tuyos, su sonrisa llena de entusiasmo de inmediato apareció y tu sólo podías sentir como tu cuerpo se adormecía de lo ridículamente enamorada que estabas de él.
-¡Buenos días, ____ chan!- Besó tus mejillas porque sabía perfectamente que se tornarían rosas después de eso, tus brazos se aferraron firmemente a su torso
-Buenos días, Kyojuro san- Su yukata mantenía indemne aún el olor a mandarina y jengibre que en él solía destacar, eso te encantaba y deseaban jamás tener que levantarse de la cama cuando se encontraban hechos un nido en el propio calor de las sábanas.

Pero era noche buena y querías darle a Kyojuro su primer navidad tan diferente a las demás que había pasado en la finca y en su hogar, que fuese realmente especial. Había entrenado duro durante la mayor parte de su vida, por lo que nunca experimentó una navidad ideal.
-Estoy realmente entusiasmado, cariño pero ¿Tenemos que ir ahora?- Murmuró indolente casi arrastrando sus palabras y apegandose mas a ti creyéndo que así podría hacerte cambiar de opinión y reíste, porque a pesar de lo mucho que querías quedarte en cama el día entero junto a él, no lo harías.
-Vamos Kyojuro- Besaste su frente levantándote hasta el vestidor y él te siguió el día entero.

Lo obligaste a abrigarse antes de salir de la finca, tomaste su mano hasta la estación del tren que quedaba a un par de minutos, las mejillas y nariz de Kyojuro estaban enrojecidas debido al invierno, la nieve no dejaba de caer en el exterior.
-¿Cariño estás bien?- Un signo de preocupación te tomó al verlo temblar incontrolablemente de camino al pueblo y asintió, tomaste sus manos llevándolas a tus labios tratando de calentarlas con tu cálido soplo.

Los brillantes ojos de Kyojuro se mantuvieron pegados en las decoraciones navideñas del exterior, las luces doradas y rojas captaban tanto su atención que parecían hipnotizantes. No era un tonto, claro que había visto todos esos adornos navideños tantas veces en su vida pero por algúna razón, esta vez todo se sentía diferente. Tenerte con él ahora lo volvía todo mas felíz.

Te observó sonreír para él, se sentía como estár de rodillas y rogar para que fueras suya esa noche y todas las demás. No tardó ni un par de segundos cuando entrelazó sus dedos con los tuyos, era muy decidido cuando deseaba hacer algo, pero frente a los demás a veces se complicaba la vida entera para hacer ese tipo de cosas o demostrar lo mucho que te amaba por mas pequeños que fueran los detalles, sobre todo en lugares públicos como esos, pero ese día caminó por cada espacio del pueblo sin soltarte.