Residencia Emiya

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Iskandar: [¡Ionioi Hetairoi!]

El rey macedonio se subió a un caballo y junto a un grito de guerra avanzó rápidamente hacia todos los asesinos de máscaras blancas, y tras de él cargó todo su ejército. Assassin no hizo nada y todos los allí presentes acabaron masacrados por el pelirrojo y sus tropas.

De un momento a otro aquella Reality Marble se había desvanecido y volvíamos a estar en los jardines de la residencia de los Einzbern. Assassin desapareció y parecía que esta vez sí era para siempre. El Servant de clase Rider llamó a su cuadriga y se subió a ella junto a su Master.

Iskandar: Es hora de que partamos. La próxima vez que nos veamos será en batalla, espero que estéis preparados.

Dicho esto se marchó mientras reía fuertemente y el eco resonaba por todo el jardín. Por otra parte estaba Gilgamesh tomando un último trago de su copa de oro, con los ojos fijados en Saber, para después pasar a mirarme a mí con rabia. No le quité la vista de encima por si acaso y vi como hacia desaparecer la copa y la jarra de oro mientras se levantaba del suelo. 

Gilgamesh: Espero verte de nuevo Saber.

Soltó una pequeña risita mientras se transformaba en partículas y acabó marchándose de allí también. Miré a Saber quien se encontraba a mi izquierda protegiendo a la peliblanca y ambos la ayudamos a levantarse. Nos agradeció por ello y la británica la llevó a su habitación mientras que yo me quedé fuera un rato; le estaba dando vueltas a lo que había dicho Assassin a que no pertenecía a este mundo.

Salí por la puerta principal, la cual aún estaba destrozada, me apoyé contra uno de los muros del castillo y me quedé allí reflexionando hasta que las fuerzas me ganaron y me acabé quedando dormido. 

Creo que empecé a soñar algo, pero toda mi mente estaba nublada y la frase de Assassin sonaba una y otra vez. Sentí que caí a un profundo vacío y todo se iba oscureciendo.

Klaus: *Tal vez... Tal vez tenga razón...*

Ese fue mi único pensamiento puesto que me sentía fuera de lugar; era el único que no tenía un Master, no había sido invocado como tal... De alguna manera sentía que me rendía, la voz del asesino no dejaba de pesarme más y no podía escapar de las profundidades, entonces, de repente todo se iluminó y pude ver a Bea nuevamente, sonriendo y dándome fuerzas una vez más.

Me levanté sobresaltado y sentí que me observaban, y así era, frente a mí se encontraba la mujer que acompañaba al Master de Saber y que me estuvo apuntando con su pistola. Me limpié un poco la ropa al levantarme y vi que no dejaba de mirarme, pero antes de que pudiese decirle nada, habló primero.

 Me limpié un poco la ropa al levantarme y vi que no dejaba de mirarme, pero antes de que pudiese decirle nada, habló primero

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(Hermoso dibujo del artista Kem Kem)

???: Pon las cosas de la señorita en el maletero del coche, nos marchamos.

Apuntó a varias maletas que había en la entrada y se fue a por las otras dos mujeres que bajaban por las escaleras. La rubia vestía un traje igual al que llevaba cuando la vi por primera vez.

Irisviel: Muchas gracias por tu ayuda Maiya.

La mujer de ojos carmesí le agradeció a Maiya, quien hizo una reverencia ante ella y le abrió la puerta del coche a las dos mientras yo metía las maletas en los maleteros de los dos coches, uno en el que iba Maiya y otro en el que íbamos Saber, Irisviel y yo.

Iba en la parte de atrás y me dediqué a mirar por la ventana mientras Arturia conducía y charlaba con la mujer de los Einzbern. Al final llegamos a un lugar que se me hacía familiar, la Residencia Emiya.

Klaus: *¿Qué hacemos aquí?*

No entendía nada, pero se me hacía nostálgico aquel lugar y comencé a recordar aquella pelea de nieve que tuvimos en el patio hasta que me sacaron de mis pensamientos y me mandaron sacar todo el equipaje. Lo bueno fue que ya me sabía el recorrido de la casa así que no me perdería como la primera vez. Una vez hecho eso salí al patio y escuché las voces de las mujeres que fueron en el coche conmigo .

Me acerqué al cobertizo, que era donde estaban, para informales de que todo estaba en orden; sin embargo me quedé en la puerta, un poco apartado y no pude evitar escuchar la conversación donde la peliblanca le decía a su acompañante lo mal que se encontraba. Se me puso la piel de gallina y no pude pensar en que debía protegerla a toda costa; era mi enemiga, pero aún así lo haría.

Ambas salieron entonces del cobertizo e hice como si no hubiese escuchado nada, supuse que querían tenerlo en secreto y no revelárselo al enemigo. Les avise de que todo estaba en orden cuando sentía una gran concentración de maná, así como Saber también lo sintió.

Klaus: Eso no pinta nada bien. Será mejor que vayamos a dar un vistazo.

No hubo ninguna pega y acto seguido las damas acabaron entrando de nuevo en el coche para ir hacia el río, el lugar del que procedía aquella acumulación de maná. Mientras tanto yo traté de ir más rápido, yendo en línea recta por encima de los edificios hasta que llegué a ver el puente y un poco más allá a Caster en medio del agua.

De repente en medio de un gran salto vi a Iskandar en su cuadriga, quien me vio y se acercó a mí. Conseguí agarrarme al borde y pude escuchar el grito del joven mago que iba junto a Rider.

Iskandar: ¿Tú también vienes a ver que pasa?

Klaus: Así es, no creo que salga nada bueno del ritual que está haciendo Caster.

Dicho y hecho, el ritual parecía haber terminado mientras llegábamos a la orilla del río, donde ya se encontraban Irisviel y Saber. Me solté antes de que Rider aterrizara y vi aquella abominación invocada por el Servant de clase Caster, era como aquellos monstruos tentaculosos con los que atacó en el bosque junto al Castillo Einzbern, pero está vez era gigante.

Iskandar: Hey, Rey de los Caballeros.

La susodicha se dio la vuelta y se puso a la defensiva, pero Rider le hizo ver que este no era momento de peleas entre ellos, que primero había que encargarse de Caster.

Iskandar: Lancer llegará pronto y Gilgamesh... No creo que ayude, pero no pierdo la esperanza. Y digo lo mismo de Berserker.

Dicho y hecho, Lancer llegó al rato y me miró con cierta desconfianza. No podía negárselo, pero no era momento para ello.

Klaus: Bien, pues si ya estamos todos será mejor que acabemos con Caster ya.

Fate/Zero: Otra Cruenta GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora