El sonido de su celular lo alertó para despertar, rápidamente se incorporó del sillón donde reposaba para tomar el aparato que desprendía una melodía pegajosa indicando que lo llamaban. Salió con cuidado de la habitación, tratando de no molestar más al rubio que se removía inquieto entre sueños mientras contestaba la llamada.
— ¿Diga?
— Señor Kirishima, llamamos del departamento de servicio al cliente del aeropuerto internacional de Japón, queríamos informarle que recuperamos su maleta en excelentes condiciones y puede pasar a recogerla con nosotros de diez de la mañana a diez de la noche, después de ese tiempo será archivará en equipaje no reclamado.
— Oh, ¡muchas gracias! Pasaré en un par de horas más por la maleta — recibiendo un agradecimiento del otro lado de la línea, colgó.
Revisó la hora en su celular que marcaban las nueve con siete minutos, confirmando que tenía tiempo de sobra para arreglarse un poco y desayunar algo ligero antes de volver al aeropuerto y de regreso tal vez comprar algunas cosas que le harían falta para su estadía en el lugar.
Pero por ahora su primer paso de aquel plan improvisado era descubrir dónde estaba el baño.
Tenía la opción de preguntarle a Bakugo si le podía indicar dónde se encontraba, pero recordó que seguía durmiendo y no quería convertirse en víctima de asesinato por despertarlo.
Optó por descubrirlo por su cuenta, empezando por explorar la zona de la cocina y comedor, descubriendo que era más amplia y bonita de lo que esperaba, pero no encontró ningún baño. Subió entonces por las escaleras, cuidando sus pasos pues recordaba el tremendo ruido que hicieron las pisadas de aquel chico rubio eléctrico cuando bajaba, llegando al primer piso de habitaciones.
El pasillo contaba con decoraciones algo antiguas pero resaltaban el color crema del que estaban pintadas las paredes, mientras que las puertas de madera oscura contrastaban perfectamente con estas. Descubrió al fondo del pasillo una señalización de baños que se dividía en hombres y mujeres, así que fue a su sección correspondiente encontrando a alguien más ahí.
— ¡Oh! Tu eres el chico de anoche, ¿Kirishima te llamabas?
— Así es, tu eres Kaminari si no me equivoco
— No lo haces, también puedes llamarme Denki— respondió el contrario con una sonrisa — me agradas, tienes buena vibra, no sé cómo puedes convivir tan bien con Bakugo si es un dolor en el culo pero debe apreciarte mucho si te dejó dormir en su habitación.
— Oh bueno... nos conocimos ayer pero por ahora creo que es una buena persona — y no mentía, aunque tuvo que rogarle y rezar a todos los santos existentes para quedarse, al final lo logró y el que Bakugo le dejara quedarse le decía que no era tan malo como aparentaba ser.
— Estás jodiendo.... — Denki dejó de jugar con el agua del lavabo que seguía abierta desde que el pelirrojo había llegado — amigo eso es imposible, ¡a mí nunca me ha dejado siquiera respirar cerca de su cuarto y lo conozco de hace años!
— No creo que sea la gran cosa, lo hizo porque de verdad no tenía otra opción y tengo que compensarlo — Eijiro se acercó a cerrar el grifo que seguía abierto, quedando frente al rubio eléctrico que seguía sorprendido.
— Si lo sabes, ¿por qué no estás ocupando tu lugar de sirviente bastardo de mierda?
Ambos se sobresaltaron y dirigieron sus miradas a la entrada de los baños, encontrando que la voz provenía de Bakugo, que se encontraba recostado en la pared mientras los miraba totalmente harto.
¿Tan temprano y ya está molesto?
— Yo solo quería ir al baño y...
— No me interesa, tu trabajo empieza a las nueve en punto para preparar el comedor y vas retrasado, así que mueve tu trasero inútil y empieza o dormirás en la puta banca de afuera — dicho esto, salió del lugar dejando a ambos chicos procesando todavía sus palabras.
— Bueno... creo que comprendo tu situación, ¡suerte! Te veo en el desayuno — dándole dos palmaditas en el hombro, Kaminari se despidió de él y abandonó de igual manera el lugar.
Kirishima suspiró aceptando su destino y pasando rápidamente a hacer sus necesidades para después correr al comedor donde le esperaba su primer trabajo de la semana.
Como la cocina se encontraba abierta al comedor, se dedicó a recibir las indicaciones que el rubio le gritaba desde ahí — pues al parecer él se encargaba de la comida — dejando la mesa y barra listas que pronto fueron ocupadas por varios desconocidos que se hospedaban ahí.
Todos le daban la bienvenida y le agradecían por la ayuda cuando se enteraron que a partir de ese día sería un ayudante y, por alguna extraña razón, muchos le preguntaron cómo es que sobrevivía a tal presión, aunque se hacía una idea del porqué de tal pregunta.
Mientras continuaba llevando los desayunos a cada persona escuchaba historias muy entretenidas de ellos, haciendo más ameno su trabajo y sacándole una sonrisa de vez en cuando.
— Así que dime Kirishima — habló una señora de mediana edad que era acompañada por su esposo — ¿qué te trae por aquí?
El susodicho permaneció quieto por algunos segundos antes de seguir con su labor, era una pregunta algo complicada de responder pero no le incomodaba hacerlo.
— Yo vivo en Tailandia con una tía pero nací aquí, suelo volver cada año para visitar a mis padres en su aniversario.
— Eso es muy lindo de tu parte, ¿y por qué no te quedaste con ellos en vez de estar aquí con este malhumorado chico?
— ¡Te escuché vieja! — gritó Bakugo desde su lugar en la cocina, haciendo que todos rieran.
— Pues... — continuó Kirishima — ellos ya no están vivos, simplemente vengo a recordarlos — un semblante melancólico se instaló de pronto en el lugar.
— Oh corazón... lo siento mucho, no sabía.
— No se preocupe, ya hace tiempo que sucedió y me he acostumbrado — dijo recuperando rápidamente su sonrisa, pues no quería que el buen ambiente se arruinara por su culpa — además también vuelvo para ver la nieve y reencontrarme con viejos amigos.
— Eso es bueno, no hay que olvidar de dónde provenimos — le respondió la señora con una sonrisa que correspondió.
— Hey, pelo de mierda — el pelirrojo por instinto volteó hacia el lugar de donde escuchó la voz, encontrándose con Bakugo ofreciéndole un plato — también tienes que comer, no quiero que mueras de inanición.
— Muchas gracias — le respondió con una sonrisa dulce, ignorando el apodo que le había puesto ya que el hecho de que le ofreciera comida era más importante que eso.
Aunque no consideraba que su peinado fuera raro.
— Escuché que tienes que pasar al aeropuerto por algo — habló el rubio cenizo ya de espaldas a Eijiro — te llevaré, tengo que hacer algunas compras de paso y me ayudarás con eso.
— ¿Me vas a acompañar?
— ¿Algún problema? Necesito vigilar también que no huyas sin haber cumplido con el trato — Bakugo le dirigió una mirada que claramente decía deja de joder y acepta, así que por su propio bien decidió callar.
No lo diría, pero estaba sorprendido y algo emocionado por eso, tal vez era la idea de tener compañía lo que hacía que en sus mejillas un leve sonrojo floreciera y una amplia sonrisa adornara su rostro por el resto del desayuno.
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Recuerda mi nombre [KiriBaku]
Fanfiction"El destino no existe" creía Bakugo, pero cuando todo se alineó para que Kirishima llegara a su vida, pensó que era la casualidad más hermosa y dolorosa que pudo existir. Donde Kirishima pierde su reservación de hotel en vísperas de navidad y Bakug...