Capítulo 9 (Peter)

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- ¿Estás en el dormitorio? Creo que te golpeaste fuerte Amelia. - ¿Amelia? Me levanté lo más rápido que pude del suelo, para dirigirse directamente hacia la puerta de donde salió esta chica.

En cuanto entre, me percate de que era una especia de baño, pero más fino. Fui hacia un lavabo con la intención de ver mi reflejo en el espejo, pero al verme en él, me quedé congelado por completo. Parece ser que estaba en el cuerpo de Amelia. Inmediatamente entré en pánico, jamás me había pasado algo como esto.

-Amelia, Christina está aquí. -En cuanto escuche esto mi humor cambió por completo a uno de furia.

Salí del baño algo enojado, encontrándome nuevamente con una chica pelinegra de ojos verdes y tez morena. Me llené aún más de rabia, en cuanto vi cómo ni siquiera me veía, por estar picando a un aparato que tenía entre las manos. Aclare mi garganta en voz alta, dándole la señal de que dejara eso. En cuanto ella puso su mirada en mí, la chica que me habló al inicio, salió del dormitorio diciendo en voz baja "suerte".

-Hola, Amelia.

-Christina... -Con solo pronunciar su nombre, me causaba asco. Nunca creí en la posibilidad de verla en persona, pero ahora que la tenía frente a mí, se me ocurrirán un millón de maneras para hacerla sufrir.

-Escucha. Sé que estuvo mal lo que hice, pero no fue totalmente mi culpa. Ella fue la de la idea y nunca me detuvo. ¿Olvidemos esto sí?

- ¿Es en serio lo que me estás diciendo? -Me recargue sobre el marco de la puerta mientras me cruzaba de brazos. Como respuesta ella solo asintió. -Entonces. ¿Me estás pidiendo que olvide tu engaño con otra mujer, mientras te excusas diciendo que fue idea de ella?

-Sé que se escucha mal si lo haces sonar así-En cuanto pronunció estas palabras yo solo pude reír de lo absurdo que era todo esto.

- ¿Mínimo estás escuchando lo que dices? Tú tuviste el descaro de revolcarse con otra persona y luego vienes a mi dormitorio a decirme que lo olvide. Ni siquiera estás admitiendo que cometiste un error.

-Ya te dije que no fue culpa mía. Ella comenzó todo. Ya supéralo ¿Quieres? -Dijo esto mientras rodaba sus ojos.

-Que cínica eres Christina. ¡En qué momento de tu estúpida y reducida cabeza, se te ocurrió que sería una buena idea engañarla! -al decir esto último, la chica se quedó algo confundida, avía olvidado que todos me veían como Amelia. - Engañarme.

-Bueno, si tú no hubieras sido una idiota ayer en la mañana, nada de esto hubiera pasado.

- ¿Ahora es mi culpa que se te haya ocurrido coger con alguien más? Nada de esto tiene sentido Christina. Según tu lógica, ¿Qué debo hacer yo si tú fuiste una zorra? ¿Me tengo que coger a medio personal de la escuela y repartir el rumor de que tienes una terrible infección vaginal que tuviste por ser una cualquiera? Explícame. ¿Qué tanto me toca humillarte cuanto tú me lo hiciste acostándote con otra? -Ahora está totalmente muda y con una mirada de asombro. Parece que ya estaba por ganar esta pelea. -Jamás voy a olvidar lo que me hiciste. Eres una niña caprichosa que sé escusa en los demás para obtener lo que quiere. Olvida que alguna vez te ame, jamás sería capaz de regresar con una cobar-Ni Siquiera me dejó terminar de hablar, por darme una bofetada en el rostro. Mi paciencia había llegado a su límite. No dejaré que esta hija de puta trate a Amelia como quiera. En eso pude sentir como una fuerza aparecía con el crecer de mi odio. Como por arte de magia, Christina comenzó a ahogarse, ahora lo entendido, había recupere mi magia. De inmediato la acerqué hacía mi aún más enfadado que al inicio. -Si me vuelves a poner un solo dedo de tu asquerosa mano, me encargaré personalmente que jamás veas la luz del día. -Le solté el cuello que estaba apretando con magia, para que después, ella saliera corriendo de la habitación llena de terror. Después de toda esta discusión comencé a sentirme débil, cayendo nuevamente en el suelo de la habitación.

Después de ese día, comencé a utilizar el cuerpo de Amelia solo cuando siento que algo no anda bien. Como el incidente del pueblo cuando recién llego. Estar en su cuerpo me cansa bastante y más si utilizo mis poderes.

En las siguientes noches después de que estuviera en su cuerpo, no volví a verla tan decaída. Ella era feliz nuevamente y todo lo que le hice a esa chica, valió la pena.

Tanto yo como mi sombra, supimos que ya nada sería igual, por eso comenzó a espiarnos, y la gota que derramó el vaso, fue la situación del beso. Parece que mi sombra no estaba tan equivocada de acuerdo a mis sentimientos hacia Amelia. Solo tengo que comprimirlo. Si no lo hago seré débil y vulnerable, es lo único que causa el amor.

El resto del día. Amelia estuvo tranquila. Ya no se volvió a dormir, parece que esa bruja le quitó su hechizo. Unos minutos antes de que ella durmiera, desperté una vez más en mi amado Neverland, y en unos instantes apareció mi sombra. Se veía más molesta de lo habitual, tenía miedo de que se repitiera lo de ayer.

-Solo fue parte de mi estrategia. No pasará a mayores. -Mi sombra siguió viéndome molesto. - ¿Te dije sí o no que teníamos que esperar? Por si no lo recuerdas, todo el trabajo lo estoy haciendo yo. Si queremos lograr nuestro cometido, tienes que esperar a que todo lo que estuve haciendo, valga la pena. Tú solo puedes observar. Si quieres hacer algo, solo no me estorbes. 

Antes ya me ha amenazado con dañar internamente a Amelia, y estoy seguro de que si se repite lo de ayer. La lastimará. Unos minutos después, pude ver como ella aparecía nuevamente en el bosque. Comencé encender una fogata que estaba cerca de mí, mientras me sentaba en un tronco. Ella pudo ver lo que hacía y se sentó a mi lado.

-No recuerdo haber estado en este lado de la playa.-Me limité a decirle algo, mientras veía fijamente la fogata-¿Estás molesto conmigo?-Nuevamente me inmute sin verla.-Mira, si es por la situación del beso, puedo entender que estés algo incómodo.

-Nunca dije algo sobre un beso.

-Pero sabes a lo que me refiero.

-A mí no me importa. Si eso fue especial para ti, es tu problema.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué te portas tan arrogante?.-Voltee a ver los arbustos y pude apreciar como mi sombra nos observaba desde ese lugar. Tenía que ser distante con Amelia si no quería que le hiciera daño.

-¿Yo arrogante? ¿Y tú que eres? ¿La gran reina de la perfección? No eres una delicada flor como para que me critique por ser arrogante-Dije esto viéndola nuevamente a la cara. Pude ver como se molestaba con mi comentario.

-Eres increíble. Te portas como un niño. Madura de una vez.-Pude ver como mi sombra se alteró al escuchar lo que dijo Amelia, y a decir verdad, yo también me moleste por su comentario. Me levanté del tronco quedando más alto que Amelia.

-Sé que te dije que no te haría daño, pero no me provoques a hacerlo mocosa. ¿Me escuchaste bien?

-Claro, su majestad.-Ahora Amelia me veía con odio. No quería que ella llegara a odiarme, pero es la única solución para protegerla.

-Será mejor que despiertes de una vez princesa. Te daré tiempo para que reflexiones.-Chasquee los dedos y saque a Amelia del sueño.

Mi sombra me comento que Amelia merecía un castigo por su insolencia conmigo. Yo le dije que la dejara tranquila, que luego yo le daba su merecido.

Supongo que es más entendible ahora. No me puede gustar Amelia, y tengo que empezar a actuar como si en verdad no lo hiciera.

Dentro de mi ser (Peter Pan/Robbie Kay & Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora