❛ 𝐬𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 ❜ ;; naruto, naruto shippuden

veintiuno

スター
Strange capítulo veintiuno
«el tiempo que advierte un final»

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El tiempo. ¿Qué es el tiempo en la vida de un ninja? Es algo que atesoran con toda su alma, ya que saben que en el mundo que viven las vidas de las personas a tu alrededor pueden irse de un momento a otro y, por ese motivo, es que aprecian el tiempo que le dan para permanecer al lado de esa persona. 

Las gente pintaba en aquellos lienzos pulcros aquellos momentos que están guardados en su interior, trazando cada pincelada con delicadeza y procurando que lo que están pintando sea perfecto, porque un solo error puede manchar aquel tan glorioso recuerdo. El recuerdo de aquel suceso que marcó una parte de tu alma queda expresada en ese retrato, poniendo colores neutros, fríos, cálidos o terciarios; todo con la finalidad de expresar todo lo que uno sintió en aquel momento.

Ayanami sin saberlo estaba pintando demasiados lienzos en un solo instante, porque lo que sentía y veía era algo digno para retratar. Buscando la perfección en cada una de sus pinceladas supo que el tiempo que le estaban dando debía apreciarlo lo más que podía, porque entendía  que la Tradición de la Estrella era como un reloj de arena y eso solo la hacía apreciar cada momento que pasaba con aquel pelinegro de mirada tranquila pero a la vez fría.

El tiempo estaba siendo piadoso para la joven chica, dándole más de una razón para que no piense que lo que hacía era por lástima, sino que necesario. Las agujas del reloj avanzaban de manera rápida y pronto se convertiría cuatro años de amistad con el Uchiha, fue tan rápido todo que no supo cómo había transcurrido tantos días en un pestañeo.

Su amistad con el portador del Sharingan era tranquila, ambos eran el complemento del otro sin saberlo; Ayanami era la que traía tranquilidad con sus palabras e Itachi era el que daba serenidad al ambiente solo con su presencia, ambos con un pasado algo oscuro pero que supieron seguir adelante, los dos con un increíble poder que era una envidia para las demás personas que alguna vez tuvieron la dicha de conocerlos y también el mejor dúo que una persona pudo haber visto, ya que los dos conocían las capacidades del otro y combatían junto con sus enemigo cuidándose las espaldas.

Ya no había silencios incómodos o palabras cortantes, solo había una grata amistad y una enorme confianza depositada en cada uno; volviéndolos aún más inseparables. Aunque había algo que Ayanami nunca le dijo a Itachi y esperaba que éste no lo sepa hasta que ella se recuperase del todo, era su enfermedad junto con el defecto de la Tradición; sin embargo, poco a poco su cuerpo ya no tenía aquel aspecto demacrado que una vez vio, si no que ahora ya no había rastros de moretones o costillas rotos, solo una batalla interna entre su estrella y la enfermedad.

¿Por qué no decirle la verdad a Itachi? ¿Por qué no decirle que pronto moriría si es que la enfermedad se apoderaba de todo su cuerpo? ¿Por qué no contarle todo? Simple; porque quería disfrutar todo el tiempo que pudiese pasar junto con el pelinegro, sin querer escuchar los reclamos o la preocupación por su estado.