veintinueve

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スター
Strange; capítulo veintinueve
«cariño»

スターStrange; capítulo veintinueve«cariño»

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Ayanami veía pasar adelante de sus ojos pequeñas esferas de plasma, parpadeando de manera constante y dejando un rastro brilloso a su alrededor, el inmenso poder que ella tenía estaba siendo visible para ella y su espectador. La fémina alzó su mano e hizo un ademán hacia arriba, logrando que esas estrellas se muevan al son del movimiento, el cual estaba tratando de ser liviano en su mano y que no sea rígida. 

Suspiró sintiendo un dolor en su pecho y pronto aquellas pequeñas esferas se adentraron a ese sitio de su cuerpo con brusquedad, logrando tirarla al suelo por la fuerza de los pequeños átomos de su gran estrella.

Miró el cielo, recorriendo con su mano esa zona atacada y siendo socorrida por su pareja, el cal veía el entrenamiento que estaba haciendo su novia durante los últimos dos años. La alzó entre sus brazos llevándola a la pequeña tienda de acampar que había hecho hace tan solo unas horas atrás y la resguardó ahí, para que descanse.

—¿Qué sucedió esta vez, Ayanami? —preguntó Itachi agachándose para fijarse en las vendas que portaba la fémina, buscando alguna mancha de sangre pero suspiró aliviado al no ver nada que tenga algo carmín.

—Un pensamiento.

Alzó una ceja mirándola y sentándose a un lado de ella, agarrando su cabeza con delicadeza y poniéndola en su regazo, comenzando a acariciar las hebras suaves de ella y trazando de vez en cuando con su dedo índice el contorno de su rostro o en sus facciones.

—¿Cuál? —se atrevió a preguntar despejando la frente de Ayanami de sus hebras azabaches y sonrió levemente al notar un atisbo de sonrisa en el rostro de la mayor, seguramente por las acaricias.

—Que no podré lograrlo —aquel atisbo se esfumó para dejar una mirada vacía que incomodó al hombre de veinte años.

—¿Por qué lo dices?

—Las estrellas me dijeron que me queda un año para lograrlo, sino no podría cumplir mi promesa y la orden del líder —apretó sus puños con impotencia y un aura blanquecina los rodeó a ambos, impresionando al menor por el chakra blanco que hizo aparecer la chica—. ¿Si no lo logro? Llevo entrenando dos años la técnica final para poder hacer esos dos jutsu pero aún no controlo mi poder de estrella.

Itachi solo sonrió bajando su rostro hasta quedar frente el de la mujer para besar castamente los labios de ella, logrando callarla y que dejase de pensar en que no lo lograría. Se separó notando un gran rubor en las mejillas de la mayor y una sonrisa divertida se plantó en sus labios, aunque pasasen años ella seguía sonrojándose hasta el mínimo contacto de sus labios contra los suyos. Abrió sus ojos sorprendido al estar debajo de ella siendo apresado por las dos manos de la contraria que sostenían las suyas en el suelo, mientras que las piernas de la fémina estaban a cada lado de su cadera, sonriéndole de una manera burlona y achinando sus ojos.

—¿Qué haces? —preguntó en un susurro Itachi ante la posición comprometedora en la que estaban ambos y sintió un fuerte agarre en sus manos, arrebatándole un gruñido al menor.

—¿Sonreías porque me había sonrojado? —lo miró con una ceja alzada acercando su rostro al de él, divirtiéndose al ver que los ojos del Uchiha se oscurecían más de lo que ya estaban—. ¿Por qué?

—Me gusta verte sonrojada.

La Hoshi sonrió acortando la distancia y besando los labios del pelinegro, logrando que un suspiro salga de él. Movió sus labios con delicadeza, sintiendo la suavidad de los belfos de Itachi, tan cálidos como besables. Ladeó su cabeza profundizando aquel beso tierno y lleno de sentimientos y el menor entreabrió sus labios dejando que la lengua tibia de la mayor entrara a su cavidad bucal y comenzara una pequeña guerra con la suya, arrebatándole suspiros a ambos que ya ni siquiera sabían que era lo que estaban haciendo, solo se habían dejado llevar.

Ayanami sonrió mordiendo el labio inferior y dejando que el menor tomara una bocanada de aire con sus mejillas rojas. Deshizo el agarre que tenía en una de las manos de él y acarició el contorno de sus ojeras, para luego pasar a la nariz, luego sus mejillas sonrojadas, a sus labios hinchados y rojos y, por último, a la barbilla, todo con una extrema suavidad y tranquilidad que derritió al pelinegro e hizo que su corazón latiera desenfrenado. La chica alzó la barbilla del varón, haciendo chocar la mirada blanca de ella con la negra de él; como si ambos fueran el Yin y el Yang del otro.

—¿Ahora quién es el sonrojado? —cuestionó acariciando la nariz de él con la suya, haciendo sonreír al Uchiha.

—Hiciste trampa, el beso fue más largo.

Ayanami lo miró fijamente y bufó divertida mientras rodaba los ojos ante la queja del veinteañero, lo observó por unos minutos más queriendo, nuevamente, guardarse los rasgos delicados y hermosos que portaba Itachi en su memoria para siempre. Le sonrió ligeramente y besó nuevamente los labios del varón por unos segundos para luego pararse y salir de la carpa en dirección al pequeño claro en el que estaba entrenando, dejando a un acalorado Itachi en busca de seguir aquel pequeño beso.

—Carajo —maldijo poniendo sus manos en sus mejillas, encontrándolas calientes, y cerró sus ojos al sentir un cosquilleo en su estómago, sabiendo que eran esas "mariposas" que decían en las historias sobre cuando estás con la persona que te gustaba—. Me gustas, Ayanami, demasiado.

—Y tú a mí, cariño.

Abrió sus ojos sorprendido ante la confesión y se giró para alzar su mirada hacia la entrada de la carpa, notando a la Hoshi sonriendo de lado a lado con su cabello recogido en una coleta larga, haciéndola ver hermosa. Tragó saliva percibiendo como sus propias mejillas se calentaban con rapidez al haber sido descubierto y Ayanami lo agarró con agilidad, logrando sacarlo de la tienda de campaña y abrazándolo mientras enterraba su rostro en el cuello del varón, encorvándose un poco en el proceso.

—¿Qué haces, Ayanami? —cuestionó Itachi pero correspondiendo el abrazo.

La Hoshi solo aspiró el dulce aroma que tenía el menor y lo guardó en su memoria para siempre, queriendo grabarse cada parte del cuerpo de Itachi en su mente, porque sentía que después no podría hacerlo.

—Solo quiera estar un rato así, siento que todo cambiará dentro de unos meses y no podré disfrutar de ese tiempo contigo.







El tiempo es demasiado lento para los que esperan, demasiado rápido para los que temen, demasiado largo para los que sufren, demasiado corto para los que se alegran; pero para aquellos que se aman, el tiempo es eternidad.








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❛ 𝐬𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 ❜ ;; naruto, naruto shippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora