No llegaste al primer coro antes de romperte. Podías escuchar tu voz vacilar desde el micrófono y tenías que gastar energía para estabilizar mientras bailabas la coreografía. Cansada no era suficiente para explicar la abrumadora necesidad de acostarse y llorar. En lugar de esperar hasta estar detrás del escenario, decidió dejarlo todo mientras actuaba. Estabas orgullosa de poder hacer música y hacer felices a los demás, pero habías olvidado cómo hacerte feliz a ti mismo. Parecía más fácil desaparecer. Si desaparecieras, no habría expectativas. Sin comentarios viles. Sin etiquetas. Sin plazos. Podrías estar libre de la carga de tener que buscar constantemente la validación de los demás. Recuerdas que una vez fuiste una chica esperanzada con sueños más grandes que las expectativas de la gente.
Ahora siempre estabas encadenado por las dudas y te sentías débil por ceder a ellas. Hiciste todo lo posible por enfrentarse a las voces de duda e inseguridad que plagaban tu mente, pero en cambio terminaste alimentándote de ellas. Te habías sentado varias veces preguntándote cuándo tenías un estándar más bajo que las voces en tu cabeza, pero cada vez terminaba odiándote un poco más. Estabas en una guerra constante con los pensamientos negativos dando vueltas en tu cabeza, y estabas cansado de la batalla interminable. Cuando la canción llegó a su fin, dejaste que tus rodillas cayeran al suelo mientras los bailarines de respaldo te ocultaban de la vista de la cámara y dejaste escapar un sollozo que resonó por todo el estadio.
Todo el tiempo mientras actuabas, Heechul permaneció impasible. Estaba inclinado hacia adelante con los codos sobre las rodillas y las manos apretadas con fuerza frente a la boca. Aunque sus manos hicieron un buen trabajo al ocultar sus labios temblorosos, la cámara todavía captó sus manos unidas temblando y la confusión girando en sus ojos oscuros. Heechul estuvo contigo en tus días buenos y malos. Te había visto tocar fondo, pero incluso con su corazón rompiéndose con cada chasquido de tu voz, creía que estabas progresando. Creía que podrías volver a levantarte y él también estaría allí para eso. Cuando escuchó tu sollozo, cerró los ojos e hizo una mueca como si eso le doliera físicamente. Al verte después de la actuación, no diría nada.
