Cap 10

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[...]

Desperté con un hambre inmensamente grande. Miré la hora y la verdad, era la hora de comer algo. Me di una ducha de agua bien caliente para poder darme un buen desayuno. Elegí un conjunto un tanto cálido, una ramera color blanco con unos jeans mezclilla. Unos converse de un color pardo y una polera de lana.

Me preparé mentalmente para encontrar un desorden al bajar las escaleras. Para mi sorpresa, no había ni un solo vaso en todo el suelo. Pero ojo, los muebles tienen que cambiarse hoy mismo. En cuanto llegue de mi desayuno compraré un nuevo par.

Salí de casa dispuesta a encontrarme con la persona que más quería ver, Jimin. Pedí un taxi y me dirigí a la misma cafetería dónde le había visto.
Al llegar tomé asiento y esperé a que vinieran a pedir mi pedido. Visualize a un chico en una de las mesas, pero creo que me emocioné mucho.

Corrí y toqué su hombro- ¡Hola!- al darse la vuelta mi cara se llenó de vergüenza al darme cuenta de que me había confundido de persona- Lo siento, te eh confundido.

- No hay problema, ¿Vas a pedir algo?- asentí- En un momento te atiendo.

Me senté en mi mesa y esperé al chico para poder hablarle. No pasó mucho cuando llegó a la mesa.

-¿Ya sabes que vas a ordenar?- asentí y le dí mi pedido- No tardará mucho.

-Disculpe, ¿Sabes si Park Jimin se encuentra?

-No, hoy es su día de descanso. ¿Querías dejarle algún recado?- negué- Bueno, con tu permiso me retiro.

Esperé a que llegara mi comida mientras intentaba entretenerme en contar las personas que pasaban por la carretera. Terminé mi desayuno y pagué mi cuenta. Salí de la cafetería dispuesta a ir y aburrirme en casa cuando ví a un chico muy conocido a lo lejos. Una sonrisa se formó en mis labios y corrí para poder llamar su atención. Al ver que iba a seguir caminando intenté llamarle.

-¡Jim...!- mi sonrisa se borró y mi voz se apagó al verlo besar y abrazar con tanta alegría a una chica.

¿Tenía... novia?

¿Y tú qué creías? Todos los chicos buenos de hoy en día tienen una pareja. Acepta tu destino de estar obligada a pasar el resto de tu vida al lado de un hombre al que no amas.

Mi querida conciencia no me ayudaba en nada y me hacía sentir mucho peor de lo que estaba. No sé por qué, pero no pude aguantar al soltar una lágrima. Ahí estaba yo, viendo al chico que me había ayudado cuando más lo necesité estar abrazado a otra riéndose, mientras yo lloraba como una estúpida.
Parece que... definitivamente estoy destinada a sufrir. Todas las princesas se casan con su príncipe, exepto ésta princesa.

Veía cómo se alejaba junto a ella. En sus manos llevaban varias bolsas de compra. Al menos, sé que es felíz.
Sonreí para mirarles una última vez y abrazarme a mí misma dispuesta a marcharme.

-¡Hey chica parque!-sentí su voz acercarse y rápidamente limpié mis lágrimas para darme la vuelta y sonreír.

-¡Chico problema!- sonreí ocultando mi dolor.

-Qué curioso verte por aquí. Hoy es mi día de descanso y pues, ya sabes...-señaló a la chica y yo asentí.

-Ya veo, es un día de parejas.

-¿Cómo te va? No hemos hablado mucho últimamente. Claro, tampoco es que te haya dado mi número- extendió su celular- ¿Puedes?- le anoté mi número para que me llamara- Listo, ya te puedo llamar- mostró una sonrisa.

-Si, es una buena idea... supongo...-me sentía incómoda.

-Oye, ¿Tienes novio?.

-No diría novio pero si, tengo.

-Wow, éso es fantástico. Te pregunto porque así podremos salir y conocernos aún más. Ya sabes, convivir entre amigos.

-Hablaré con él y veré qué opina. Si algo te...

-Si, claro. Puedes llamarme a cualquier hora si quieres- la chica llamada "novia de Jimin" en éstos momentos se acercó a nosotros.

-Amor, vamos. Tengo ganas de ver la película que compramos- dijo animada restregandome en la cara que es su novia.

-suspiré- Que envidia me das... Adiós Jimin- me despedí con una mirada triste y seguí mi camino.

-Adiós... pequeña.

Ésa chica no sabe la clase de persona con la que está. Es un chico grandioso. Incluso me da envidia.
Llegué a casa y subí las escaleras. Al sentarme en la cama recordé que tenía algo que hacer. Busqué en internet para comprar un nuevo par de muebles.

Ya los habían traído y pude sentarme a deprimirme más de lo normal en ellos. Entró el engendro a la casa con una botella en las manos y un cigarro en sus dedos.

-¡Vamos a beber!- gritó entrando de repente. Ni siquiera le presté atención.

-Hola engendro- suspiré.

-¿Qué pasa? ¿Por qué tienes esa cara de haber visto a la persona que te gusta con otra chica?- le miré abriendo mis ojos de par en par- ¿Adiviné verdad? Cosas de la vida...-dijo ésto y calló en el suelo rendido.

-Ay, ésto debe ser una broma. ¡Por qué eres así!- grité y me levanté del mueble.

Le llevé a la habitación para que pudiera dormir tranquilo y en paz. No debería de hacer ésto pero ya que viviremos juntos tendré que acostumbrarme a convivir con él.

Parece que se te apagaron los fuegos de separarte de tus padres.

Qué más da, de todos modos nunca conseguiré a la persona que quiero.

Iba a retirarme para ir a mi querida y hermosa habitación en dónde podría suicidarme sin ningúna distracción cuando agarran mi brazo.

-¿Qué haces?- le miré

-Por favor... no te vayas- veía su rostro sudoroso y su ceño fruncido a punto de llorar.

-¿Qué?- me acercó de un tirón y abrazó mi cuello por lo que obviamente me sorprendió.

-Mamá, no quiero que... no quiero que me dejes- me estaba confundiendo con su madre. Genial, a parte de lidiar con mis problemas ahora soy niñera.

Ten un poco de amabilidad con el pobre chico. Algo debe de haberle pasado a su madre para que diga éso estando borracho.

Continuará.

Soy Infiel || ᴘᴀʀᴋ ᴊɪᴍɪɴ [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora