Cap 5

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Desperté sintiendo un poco de dolor en la herida de mi brazo. Llamé a una de las empleadas—Disculpa, ¿Podrías ir a la farmacia a comprar éstos medicamentos?—le entregué el papel que la chica me había dado.

—Claro señorita, no hay problema—salió de la habitación y me dirigí al baño para ducharme.

Una vez llegó la empleada con las medicinas le escribí a un viejo amigo para que me ayudara a entender el proceso.

—Hola... tanto tiempo— hablé con algo de alegría al escuchar su voz.

—Vaya, Elizabeth Dithyn—comenzó a reír un poco— ¿Cómo te ha ido cariño?

—No muy bien, ya sabes. Necesito tu ayuda.

—Claro, lo que quieras.

—Me hice un pequeño corte en el brazo y necesito ponerme tratamiento, pero no sé que hacer.

—Cual es el nombre del medicamento— le dije el extraño nombre— Elizabeth... sabes perfectamente que no fue un pequeño corte en la muñeca.

—¿Por qué lo dices?— comenzaba a sentirme nerviosa.

—Ése medicamento se usa solamente para cortadas de gran profundidad. Y creo que sabes perfectamente que en la muñeca, ciertas veces ése tipo de cortadas significa un intento de suicidio.

No entendía cómo me escaneaba sin tener que verme. Pero lo hacía muy bien— Después te cuento todos los detalles, pero necesito que me ayudes en ésto. No soporto el dolor— comenzaba a dolerme más de lo normal.

—Sólo tienes que tomar las pastillas dos veces al día cada 8 horas y colocarte la pomada en la herida cuando te bañes. En dos semanas no tendrás nada.

—Muchas gracias, me acabas de salvar— hablé aliviada.

—Pero te advierto que aunque la herida desaparezca me vas a contar hasta el más mínimo detalle de cómo apareció en tu brazo, ¿Entendiste?— respondí con un “Está bien” para despedirme de él. No es fácil ser el director de un hospital.

Después de tomar los medicamentos, colocarme la pomada y cambiar de vendas. Decidí salir a comer algo, no tenía ni la más mínima intención de mirarle la cara a mi padre, éso si se encontraba en casa.
—¿Ha dónde crees que vas en éste estado?— habló mi madre sentada en la gran mesa del comedor leyendo uno de sus libros favoritos.

—Quiero salir a comer algo, me aburro en casa.

—Bueno, tienes perfectamente en la parte tracera una piscina enorme con un bar abierto las 24/7 del día y eso sin contar con la habitación de juegos qué está justamente al lado de tu habitación— mi madre trataba de encontrar una escusa para no dejarme salir.

—Mamá, voy a salir. Tengo muchas ganas de conocer un lugar—su mirada se alivió y suspiró— No tardes, recuerda que hay que comprar el vestido— fruncí mi ceño y salí medio enojada— ¡Gracias por recordarme ésa parte que intentaba olvidar!—finalmente salí de ésa casa. Por más que quiera amarlos, ninguno me hace sentir ese sentimiento.

Quería visitar la cafetería a la cual deseaba ir antes, pero mi padre me interrumpió. Al llegar, el lugar había captado toda mi atención. Entré y me senté en una de las mesas, la más apartada de las demás para no llamar la atención.
Miraba tanto el lugar que ni siquiera me di cuenta de la persona que estaba a mi lado.
—Disculpa, puedo tomar su... Ah, chica parque—miré a la persona que me había llamado así para darme cuenta de quién era. La vida me ama, gracias por poner en mi camino a éste chico.

—Oh, chico problema— sonreímos al mismo tiempo.

—Vaya, es un gusto que visites la cafetería en la que trabajo.

—¿Trabajas aquí?— menuda pregúnta.

—Si, hoy tengo que trabajar hasta tarde. Te invito a un café... aquí mismo si quieres— sonreí.

—¿Cómo podría decir que no, eh...?—intenté por todas mirar la etiqueta de su camisa para averiguar de una vez por todas su nombre, pero... se dió cuenta y quedé como una estúpida.

—Jimin, Park Jimin— mostró esa sonrisa encantadora.

—Vale, Jimin—sonreí—yo soy...—¿En qué piensas? No le vayas a decir tu nombre idiota, ¿Qué tal si no le agradas al darse cuenta de que eres una Dithyn o te usa solo por el poder de tu padre y la herencia? No dije nada al pensar bien si decir o no mi nombre— Parece que no te gusta decir tu nombre, no importa. ¿Qué vas a ordenar Señorita parque?

—Quiero un capuchino y un pastel porfa— anotó en su libreta y noté cómo miró mi herida en el brazo— Es solo un pequeño corte, no te preocupes. Gracias a ti no fue nada grave— su sonrisa se borró.

—Te traeré la orden— desapareció de mi vista. Bajé mi cabeza avergonzada—La has cagado Elizabeth, la has cagado y mucho— apoyé mi cabeza en la mesa esperando a que llegara con mis pedidos. Sentí algo sobre ésta y supuse que era él. Levanté mi mirada pero no era la persona que esperaba.

El extraño me miró fijamente— Pareces decepcionada, no parezco la persona que esperabas— comenzó a reír.

—Perdón, pero no lo eras.

—Uh, que frialdad.

—¿Nos conocemos?— traté de hablar lo más amigable posible.

—Bueno, todavía no nos conocemos. Pero podemos intentarlo. ¿Qué dices?—estrechó su mano para ser amigable, le correspondí— Eres muy hermosa, y quería ver si nos podíamos conocer y tal vez llegar a una amistad— sabía que no era amistad lo que él quería así qué, comencé a instalar mi escudo a prueba de imbéciles— Claro, eso si mi novio no se pone celoso e intenta arrancarte la cabeza.

—¿Tienes novio?

—Si, y en éstos momentos viene para acá— se giró para mirar a todos lados—Pero, no hay nadie— me volvió a mirar—¿Éso crees?—asintió —Mira, es el chico que viene a esta mesa ahora mismo.

—¿En serio?¿Cómo puedes estar con alguien tan bajo cómo él?— ya me estaba empezando a incomodar su presencia.

—No tengo ni la más mínima intención de seguir escuchando tus estupideces—le miré furiosa— Cariño, ¿Podrías decirle a éste chico que me deje tranquila?— por un momento Jimin me miró extraño.

Por favor, sígueme la corriente. No quiero tener que lidiar con éste imbécil.

—Lo siento chico, pero mi novia no quiere hablar contigo y yo tampoco quiero que hables con ella. Ésta es nuestra mesa— podía ver su mirada aterradora hacia el chico— Te pediría de favor que te vayas mientras soy amable contigo.

El extraño miró por un momento y me entregó una tarjeta— Piensa en lo que te dije, llámame hermosa— me guiñó el ojo y se fue de la mesa— Lárgate—terminó de hablar Jimin. Tomé la tarjeta y leí su contenido— Ths, puras patrañas— lo rompí y eché en el cesto que se encontraba a mi lado.
Jimin colocó mi pedido sobre la mesa para mirarme— Deberías de tener más cuidado, ten— se sentó a mi lado y volvió a mirar mi herida.
Me sentí incomoda y bajé la mano—Perdón— dije apenada, su mirada mostraba dificultad.

—¿Por qué lo sientes?— colocó sus codos sobre la mesa para mirarme—Bueno, el primer día que nos conocimos fue en una situación un tanto confusa, el segundo no fue del todo bueno también y hoy... te estoy dando más problemas. Quiero pedirte... disculpas por todo eso...—bajé mi mirada apenada.

—No tienes que disculparte. Me encanta ayudarte—le miré —Me caes bien, estoy seguro de que nos llevaremos muy bien... hermosa.

Ésta palabra, ésta pequeña e insignificante palabra era una de las que hacían palpitar mi corazón como nunca antes alguien lo había echo.

Continuará

Soy Infiel || ᴘᴀʀᴋ ᴊɪᴍɪɴ [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora