Caminaba por el aeropuerto intentando encontrar una máquina expendedora para poder llevar a mis compañeras una maldita Coca-Cola. Iba tan despistada y desesperada por encontrar aquella máquina que me choqué, me choqué con la mirada más bonita que había visto en mi vida, me choqué con un chico de ojos marrones y pestañas largas, me choqué con una sonrisa que podía iluminar hasta los días más oscuros, me choqué con Joel Pimentel.