Querido diario: El chico que me gusta me sonrió. Bueno, a mi no... Al darme la vuelta, noté que solo saludaba a su mejor amigo, quien estaba a mis espaldas y no lo había notado. Inmediatamente me sonrojé, era obvio que no me sonreía a mi, pero se sintió tan real que voy a atesorar ese recuerdo por siempre, porque eso jamás volverá a suceder. Y no lo digo por decir, sino porque ya me hice la idea de que soy invisible para él. Pero descuida, ya no duele como antes... Me acostumbré a mi invisibilidad, que ya pasó a ser una especie de zona de confort y no me molesta... Ya no.~