Los griegos antiguos creían que los humanos inicialmente fueron creados con cuatro brazos, cuatro piernas y dos cabezas. Esas creaciones estaban cómodas con lo que eran, eran felices, y amándose a sí mismos formaban un lazo único, imposible de romper. Los dioses, al temer el poder de dichas criaturas y con miedo también de que dejaran de alabarlos, los dividieron en dos, creando así a los seres humanos que conocemos en la actualidad, teniendo ahora dos brazos, dos piernas y una cabeza. La historia relata que fueron separados y condenados a pasar el resto de su vida en busca de su otra mitad. Muchas veces creemos encontrar a nuestra otra mitad, Emma lo creyó así muchas veces a lo largo de su vida, pero el amor de su vida jamás sería algo sencillo, no como un simple mundano. El amor de su vida era y siempre sería un ser sobrenatural que habitaba entre las sobras, que aún con el pasar de los años, seguía siendo su otra mitad. Pero, ¿qué pasa cuando llega alguien más importante que el? Alguien por quien incluso matarías a tu otra mitad. Entonces, ruega por ellos, ruega por nosotros.