Ellos nunca se llevaron bien, y no es ningún secreto el deseo que tienen de hacer morder el polvo al otro cada vez que están en la misma habitación. Sin embargo, siguen siendo el cerebro y los músculos de la manada, lo que los obliga a tolerarse mutuamente. Pero todo cambia cuando visitas inesperadas llegan a Beacon Hills, y Stiles se convierte en el blanco. Esto no solo intensifica la tensión, sino que también provoca algo más que solo desagrado en el ex alfa Hale.