El rey jamás creyó aceptar un acuerdo de matrimonio con tal de que el sueño de su hija se hiciera real. Es más al solo cruzar palabra con ese cervatillo sabía que no se llevarían bien. Pero tal vez algo cambio, luego de que el locutor ni siquiera le cruzara palabra al verse o ignorarlo con tal brusquedad lo hacían preocuparse. Siendo la gota que colmo el vaso verlo llorar en los brazos de ese exterminador afirmando que su persona no podría llegar amarlo porque él ya estaba sucio. Pero si ya hacía tiempo había logrado entrar en su corazón.