¿Puedo dormir contigo?

3.7K 297 80
                                    

12.04.1912

Al día siguiente, a la hora del almuerzo, no había visto a Jack en todo el día. Supuse que habría estado descansando de la fiesta de la noche anterior, pero me equivocaba. Mientras tomaba de mi plato de sopa caliente, pude apreciar como pasaba por el pasillo de enfrente del comedor.

–Con permiso– dije rápidamente, me levanté lo más rápido que pude y corrí hasta donde estaba Jack– ¡Jack!– lo llamé y se giró.

–Hola– saludó sonriente y lo abracé– ¿No deberías estar almorzando?– me preguntó cuando nos separamos.

–Sí, pero prefiero pasar tiempo contigo– sonreí y me miró con ternura.

–¿No crees que deberías avisar a tu madre?– preguntó.

–No, está más centrada en Rose y en su boda– reí.

–¡Cassiopeia!– exclamó alguien a mis espaldas. Me giré y allí estaba la reina de Roma– ¿Se puede saber qué haces?– me agarró del brazo bruscamente.

–He venido a saludar a Jack– le contesté intentando zafarme de su agarre, pero era imposible.

Comenzó a tirar de mí hacia el comedor. Giré mi cabeza y vi a Jack mientras me alejaba y susurraba un "lo siento". Volví a sentarme en mi lugar y miré a mi hermana avergonzada. Su rostro era un poco incómodo y podía notarse que aquella situación le molestaba. Miró a nuestra madre enfadada y suspiró.

–Cassiopeia– pronunció mi madre– No quiero que vuelvas a ver a ese chico, ¿me has entendido?– soltó su cuchara de manera amenazante. 

La miré con rabia, me quité mi servilleta de mi regazo y lo tiré contra la mesa.

–Estoy harta de que me controles, mamá– me levanté y la miré amenazante– Eres como una jodida bruja que sólo se preocupa por el bienestar de su propio bolsillo– ella estaba anonadada– ¿Ni si quiera has podido pararte a pensar cómo se siente Rose al tener que casarse con semejante hombre? ¿Tampoco has pensado en que voy a casarme con un hombre que ni si quiera conozco?

–¿Y qué prefieres?– me interrumpió– ¿Casarte con un pobre desgraciado de tercera clase que vive a base de dibujos hechos a lápiz?– rió sarcástica.

–Prefiero pasar el resto de mi vida con ese pobre desgraciado a pasar el resto de mi vida con una madre como tú– solté con rabia y me fui del lugar.

Llegué hasta nuestro camarote y lo abrí. Todo permanecía intacto, pero, en un ataque de rabia y de ira, comencé a destrozar todo lo que se me interpuso en el camino. Rasgué los lienzos, tiré los libros del escritorio de Caledon, derramé agua sobre los bocetos de mi madre, esparcí toda la ropa posible por toda la sala de estar y rompí todos los marcos que encontré en el lugar. Luego, salí del camarote y fui a la planta baja a buscar a Jack.

Mientras bajaba, vi a su amigo Fabrizio.

–¡Fabrizio!– lo llamé y me miró.

–¿Tú eres Cassiopeia?– me preguntó amablemente.

–Cassie, sí– sonreí– ¿Sabes dónde está Jack?

–Estará en cubierta fumándose su cigarrillo de siempre– dijo– Creo que él también quiere hablar contigo.

Asentí y volví sobre mis pasos para subir a cubierta.

Cuando estuve arriba lo busqué por todas partes, y lo encontré justo en el banco donde nos habíamos conocido por primera vez. Estaba pensativo mirando a un punto fijo.

–¿Qué piensas?– le pregunté sentándome a su lado.

–¿Qué narices ha pasado con tu madre?– me preguntó preocupado.

–Creo que no volveré con ellos cuando el barco atraque– miré a mis manos y comencé a jugar con ellas. Noté como él me miraba asombrado– ¿Puedo dormir contigo esta noche?

–Claro, Cassie, pero, ¿estás bien?– preguntó y me agarró la mano. Lo miré y asentí, aunque fuera mentira.

Por la noche, Jack me llevó hasta su camarote, el cual se basaba en dos literas y un pequeño baño.

–No te preocupes, los de la litera de al lado no suelen venir a dormir y Fabrizio dormirá fuera hoy– me aclaró apoyándose en una de las literas.

–Vale, no hay problema– me senté en la litera de Jack.

–¿Estás segura de que estás bien, Cassie?– me preguntó agachándose para estar a mi altura. Volví a asentir.

Miré sus labios y miré sus ojos repetidas veces. Acomodé mis manos en su cuello y lo besé tiernamente. Al cabo de unos segundos, el beso se comenzó a tornar apasionado. Jack apoyó sus manos en la cama a cada lado de mi cadera, pero iba acercándose cada vez más a mí.

–Jack– me separé de él– Tengo que decirte algo.

–¿Qué pasa?– me preguntó sentándose a mi lado. Mantuve silencio por unos segundos y lo miré.

–Creo que estoy enamorándome de ti– solté. Sus ojos se iluminaron y sonrió.

Jack volvió a besarme, pero esta vez estaba decidido. Acarició mi cuerpo como si nunca jamás hubiera tenido sentido del tacto y me besaba como si fuera a ser la última vez. Se tumbó sobre mí sin hacerme daño y sin que su peso recayera sobre mí.

Al cabo de unos minutos, ambos estábamos completamente desnudos, y yo estaba completamente segura de que quería que ese fuera nuestro momento. Suyo y mío. Que marcáramos ese día como si fuera el último.

Finalmente, acabamos haciéndolo. Cuando acabamos miré a Jack y me di cuenta de que, después de todo lo que él había podido hacerme sentir, nadie más iba a conseguir enamorarme como él había podido hacerlo. 

Nunca nadie iba a tratarme, besarme, abrazarme, cuidarme o tocarme como lo hacía él.

Constellation // JackDawson ✔ EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora