El hundimiento (1)

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14.04.1912

Volví a despertarme a la mañana siguiente acompañada de Jack, pero esta vez sentía una sensación rara en mi cuerpo, como si sintiera que algo malo iba a ocurrir, pero decidí ignorarlo ya que podría ser sólo un presentimiento sin sentido.

Jack y yo nos levantamos y fuimos a desayunar. Luego subimos a la planta de arriba y acabamos por ir a visitar a mi hermana a su camarote.

–Jack, será mejor que esperes fuera– le advertí– Si mi madre me encuentra contigo seguro que tratará de echarte de aquí como sea– dije y él asintió, luego me dio un tierno beso en los labios y sonreímos.

Toqué un par de veces la puerta. A los pocos segundo la puerta se abrió dejando ver a Rose.

–¡Cassie!– se abalanzó sobre mí y me abrazó con mucha fuerza– Has vuelto...– susurró y se separó de mí– Pasad, pasad, mamá no está.

Jack y yo entramos en el camarote y Rose cerró la puerta con llave. Observé el lugar y estaba todo colocado de nuevo menos los lienzos, los cuales no estaban.

–Mamá ordenó que lo colocaran todo después de que alguien lo destrozara todo– dijo mi hermana.

–¿No sabéis quién pudo haberlo destrozado todo?– pregunté mirándola. Ella negó con la cabeza y yo asentí.

–¿Cómo has estado?– me preguntó.

–Mejor que nunca– reí sarcástica y la volví a mirar. Su mirada era triste y apagada– Rose, ¿ocurre algo?

–No, es que estoy cansada, nada más– dijo intentando tranquilizarme, pero yo sabía perfectamente cuando me mentía.

–Estás mintiendo– Rose mantuvo silencio unos segundos.

–Mamá me culpó de que tú decidieras irte– dijo con la voz rota.

–¿A ti?– pregunté– La única que tiene la culpa es ella y nadie más, ¿por qué ibas a tener tú la culpa?– estaba empezando a enfadarme.

–No lo sé, pero la estancia en este barco va a ser larga...– miró al suelo.

Las horas pasaron. Jack y yo salimos del camarote de mi hermana y nos fuimos a pasear y a hablar de mil cosas distintas.

Aquel raro presentimiento no se iba. Seguí pensando durante todo ese tiempo que algo malo iba a ocurrir, y creía que tendría que ver con mi madre.

Jack y yo íbamos caminando por cubierta cuando ya había caído la noche, pero de pronto notamos un espantoso temblor. Me agarré fuertemente del brazo de Jack mientras él me sujetaba.

–¿Qué narices está pasando?– preguntó Jack mientras miraba hacia todas partes.

El temblor paró, yo me solté de Jack, pero él no quería soltarme aún por si acaso.

–¡Hemos chocado!– gritaba la gente que había alrededor, acompañados de unos gritos horribles por parte de algunos de los niños presentes.

–¿Jack?– lo miré asustada. Podía ver la preocupación en su rostro.

–Tenemos que entrar y ponernos los salvavidas– dijo empezando a caminar tirando de mí.

Cuando llegamos dentro, todos estaban reunidos con los salvavidas puestos. 

–Cassiopeia– me llamó alguien a mis espaldas. Me giré sin soltar la mano de Jack– ¿Dónde estabas?

–Eso ya no es de tu incumbencia, madre– dije con soberbia. 

En un golpe de vista, vi pasar al señor Andrews.

–¡Señor Andrews!– grité y éste se giró– ¿Puede decirme qué está pasando?– le dije preocupada.

–Cassiopeia, tienes que guardar discreción– me advirtió en voz baja. Asentí– El barco se hunde– mantuvo silencio unos segundos– Montaos en un bote lo más rápido que podáis, hay posibilidades de que la mayor parte de esta gente se salve– dijo y siguió subiendo las escaleras.

Miré a Jack con lágrimas en los ojos. Él frunció el ceño y caminamos fuera de toda la multitud.

–Jack...– dije sin poder respirar con facilidad– ¿Vamos a morir?– pregunté empezando a llorar. 

–No, no, Cassie, aquí no va a morir nadie, ¿me oyes?– me agarró de las mejillas– Y si tiene que morir alguien, no vamos a ser nosotros.

Lo abracé con fuerza intentando olvidar todo lo que el señor Andrews nos acababa de decir, pero era imposible. Jack empezó a acariciar mi pelo y a sisear intentando que me tranquilizara, pero nada podía tranquilizarme.

–Señorita, póngase el salvavidas– me habló un tripulante ignorando por completo a Jack. Cogí el salvavidas.

–Póntelo tú– le dije a Jack y le extendí el chaleco.

–¿Estás loca, Cassie?– me preguntó cogiendo el salvavidas y poniéndomelo sobre la cabeza– Tú vas a llevar este chaleco, ¿vale?– dijo y asentí retirando mis lágrimas de los ojos– Venga, tenemos que salir de aquí y conseguir un bote rápido.

Agarró mi mano y salimos del lugar. Fuera estaba lleno de gente intentando subirse a un bote, pero era prácticamente imposible.

–¡Sólo mujeres y niños!– gritaba el encargado de los botes.

–Vamos, Cassie, podrás subir a un bote– Jack seguía caminando, pero yo me resistía.

–¡No, Jack!– exclamé y él se paró el seco sin entender nada– ¡No pienso subirme a un bote sin ti!

–Cassie, podrás salvarte– me miró fijamente.

–Pero yo quiero salvarme contigo, no sin ti– lo agarré fuertemente de la mano y mantuvimos silencio.

Él me abrazó y comencé a sollozar en su hombro. No era capaz de desprenderme de Jack y muchísimo menos cuando el barco se estaba hundiendo.

Constellation // JackDawson ✔ EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora