En mis sueños puedo oler el perfume de tu piel,
Puedo sentir tu tacto sobre mi cuerpo
Puedo ver cómo te erizas con la brisa del viento
Te siento tan real
Como si fueras parte de mi vida.
¿Algún día nos conoceremos?
Tal vez ese día llegue
Y nos miremos uno al otro
Sin dejar de sonreírnos
Capaz alguna carcajada se me escape
Intencional o no.
Le tengo miedo
Le tengo miedo a escribir una historia nueva
Una en la que tú y yo seamos parte
Pero no es por ti
Es por mí
Siento que soy valiente pero frágil a la vez
Susceptible por dentro y duro por fuera.
Antes de abrir mis ojos
Lo último que logro ver de ti
Son tus hermosos luceros celestes
Con unas leves pecas amarronadas
Me traen como un loco enamorado.
Cada vez que haces más presencia en ellos
Cada minuto que pasas dentro de ellos
Me hace pensar que estoy completamente
Enamorado de ti
Sé que no somos conocidos, ni nada
Pero deseo que tú y yo construyamos
Un maravilloso "nosotros"
Sin un final programado
Lleno de locuras
Peleas de almohadas en la noche
Un desayuno dulce en las mañanas
Y en las tardes ver como el sol se desvanece suavemente.
Septiembre 3, lunes, del 2018:
Su mundo había dado un giro de 180° grados hace unas semanas atrás pero ahora daría los mismos, nuevamente, hasta completar los 360°. Su rutina era igual a las de siempre, despertarse a cualquier hora, revisar las redes sociales, abrir la ventana de su habitación en la primer plata, ver que tan fuerte estaban los rayos que irradiaba ese círculo amarillo resplandeciente, bajar hasta la cocina y preparar su desayuno. Comer solo, sentado en una mesa sin tener con quien hablar, volver a sus redes, chequear otra vez y jugar a los juegos en línea en su computadora. Tal vez en la tarde pintaba cuadros o escribía alguna que otra canción sin un motivo o persona a la cual dirigirse, aunque últimamente no dejaba de pensar en aquel ser que se la pasaba en su mente, en sus sueños estando despierto como dormido.
El rumbo había cambiado cuando su madre, Alice, contrató a una muchacha para que se encargase de la casa, cumpliendo un turno de doce horas en ella. Limpiaría, cocinaría, cuidaría de ella como si fuese un bebé recién nacido. Esto le ponía alegre, al menos, nuestro personaje tendría alguien con quien entablar una charla, contarse chismes, a quien ayudar si la necesita, alguien que haría que la soledad se alejara todos los días de su vida.
6:50 am...
Un ruido inminente e imparable resonaba en aquel cuarto de cuatro paredes largas, eso le avisaba a nuestro joven que ya era la hora de dejar de holgazanear y levantarse de la cama para entrar en la ducha y prepararse para un nuevo día, el primer día en un colegio español, donde sería el "chico nuevo". Abrió sus ojos con mucha flojera, casi no podía separar sus párpados, se notaba que aún estaba dormido por su cara y expresiones adormiladas. Se removió en su cama hasta que logró sentarse en esta, restregó sus bellos fanales y bostezó en un susurro, decía que dormir en ropa interior era lo más cómodo que existía, sentirse como si uno naciera nuevamente. Tomó el picaporte de la puerta de su baño, movió su puerta corrediza hacia la derecha y le dio paso a este, se despojó de la única prenda que ocultaba su masculinidad, tres pasos hacia adelante y ya estaba dentro de la ducha. Giró las canillas hacia la izquierda, un cuarenta por ciento de agua caliente y el restante de fría. Las gotas frescas decaían, lentamente, por la espalda estructura de William (una de las mejores cualidades según algunas chicas que habían quedado enamoradas de él en la escuela de Inglaterra), agarró el jabón de su jabonera y lo frotó en cada una de sus extremidades para hacerlas brillar, puso algo de champú en su palma y dejó caerlo sobre su cuero cabelludo, rasqueteó cada zona de este para quitar la mugre que llevaba encima, quitó el resto y salió de aquel cubículo que lo encerraba con una mampara cristalina. Secó cada una de las partes de su cuerpo con una toalla en tonalidades crema, las cuales habían sido traídas de Alemania como regalo de navidad por parte de su tía-abuela. Le dio play a su lista de reproducción y el gran parlante de su habitación comenzó a retumbar emitiendo las ondas de vibraciones, o más bien música pop en inglés. Corrió la puerta del armario y sacó el uniforme, unos jeans oscuros, una camisa blanca, corbata con líneas azules y blancas, un suéter con bordados en la zona donde se halla el corazón, medias azules marino con lunares en blanco y el punto final, las converse que tanto amaba y no podía dejar de usar.
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Un tramo largo
Teen FictionUn mundo en el cual habitan seres humanos con sus historias de vidas ya escritas por los ángeles que le ofrecen a Dios su servicio. Éstos están divididos según sus funciones y lo que la deidad suprema haya dictado para su camino. Quienes ser rebelen...