Capítulo X: "una canción"

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Aún no olvido,

Siempre recuerdo

Lo que pasó aquel día

De invierno

En el que nos besamos.

Esta estación fría se empieza a alejar

Para darle entrada al calor,

El tiempo se pasa rápido,

Cuando menos te lo esperas

Tu vida ya ha pasado frente a tus ojos.

Las clases finalizaran dentro de poco

Y el final de la secundaria está cerca,

Quisiera tener el valor

Para decirte todo lo que guardo en mí.

Es inevitable dejar de pensar en ti,

A cada segundo, a cada minuto,

Te encuentras divagando en mi mente.

La noche pasada escuché en mis sueños

Que tendremos el mejor futuro para ambos,

Tal vez tengamos que pasar malos momentos,

Saltar algún que otro obstáculo

Como en los videojuegos,

Pero siempre buscaré la manera de hacerte sentir

Felizmente alegre,

Sin que pierdas tu esencia,

La que te hace ser la persona de hoy.

Tal vez por un tiempo no pueda abrirme

Porque me acostumbré a ser cerrado,

Me acostumbre a esconderme en las cuevas,

Pero cada vez que te veo a los ojos

Siento que debo de ser yo mismo,

Sé que no me juzgarás

Sé que me amaras con todos mis problemas,

Hasta cuando seamos dos viejitos.

Pero me es inevitable

El pensar en los puntos negativos

De ser quien deseamos ser.

Febrero 5, domingo en la tarde.

A veces las personas necesitamos refugiarnos en algo para poder expresar lo que cargamos en nuestro interior, esos sentimientos y emociones que reprimimos cuando no deseamos que el otro nos ayude. Muchos de nosotros buscamos la manera de sacarlos de allí, de dejarlos ir y que tomen su propia partida a un nuevo lugar, simplemente escaparnos de ese mal en el que estamos metidos.

Escribir canciones, historias imaginarias, nuestras autobiografías, crear un personaje, cantar nuestras canciones favoritas, escuchar música, pintar cuadros, dibujar casas, amar lo que hacemos, lo que hicimos y lo que haremos. Creamos, desarrollamos, dibujamos, pintamos, imaginamos lo que queramos, eso demuestra quienes somos, nos expresamos para comprendernos los unos con otros.

William decidió tomar las llaves de su auto y encaminarse a una pequeña aventura, que no duraría más de cuatro o cinco horas. Puso, dentro de una mochila, un cuaderno, comida por cualquier cosa, agua fresca y algunas lapiceras con las que podrás escribir. Buscó en su armario las guitarras que había guardado hace cuatro años atrás, no quería tocarlas después de lo que había sucedido aquel día en el que su madre no fue al concierto que dio en su escuela, en Suecia. Una vez que su coche estaba equipado con lo necesario, se adentró en esta y condujo hasta el parque que tenía un pequeño castillo donde se podría esconder y crear alguna que otra melodía.

Un tramo largoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora