El Rechazo De El Lobo.

capitulo 18- especial

¿Ya mencioné que todas las historias son importantes? ¿Que todo ocurre por alguna razón? Creo que sí, aún así, me gusta recalcarlo, recordarlo, para que en el futuro puedas conocer mí voz, la voz de todos, cada historia importa por más simple u aburrida que sea.

Un pequeño muchacho con pensamientos alocados, con ganas de robar sonrisas a sus lazos más importantes, con ganas de divertirte en tu peor momento, eso y mucho más era Bobby Tobías Jenkins.
Gran parte de su niñez la paso en un terrible silencio, un silencio que lo carcomia por dentro, un silencio ruidoso, un silencio que se volvía insoportable. Pasaba gran parte de las horas del día en silencio, hasta el momento en el que llegaba a su casa con sus maravillosas madres y todo cambiaba. ¿Cómo es que podía llegar a ser dos personas tan distintas? Por una parte un muchacho silencioso que a penas te dirigía la palabra, pero cuando cruzaba la puerta de su casa se volvía un completo payasito.

Una razón.

Su manada jamás fue la mejor respecto a él y a su familia, solo pudo notarlo con el tiempo.

Antes de que él tuviera memoria tenía una familia excelente, ejemplar o bueno, eso según su manada, él tenía una madre cariñosa y un padre que se mostraba hostil a otros que no sea su dulce compañera, entonces, todo cambio cuando Dana Jenkins logro embarazarse.
Fue entonces cuando en aquel momento Daniel Jenkins con el miedo en cada parte de su cuerpo decidió revelarle a su esposa el conflicto de identidad que cargaba, lo cual no fue problema para la dulce loba que acompañó a su pareja en cada momento del proceso.
La mirada de la manada cambio sobre ellas, pero nadie dijo nada, nadie fue directo con respecto a lo que pensaba, pero ellas lo sabían, sabían lo difícil que sería a partir de ese momento, pero poco importó, era un familia y eso era lo único que les interesaba.

Emily Jenkins veía a su hijo con cierta sospecha, notaba ciertos cambios en él y como se irritaba con facilidad en algunas ocasiones.

-¿Pasa algo?- rompió el silencio con la mayor suavidad que podía.

Es verdad que Emily lograba ser sería y reservada, incluso su hijo sentía mucho respeto hacia ella, pero no soportaba la idea de que algo malo le pasase a la pequeña copia de su compañera, a su único hijo.

-¿Alguna vez sentiste miedo?-

La voz de Bo era extraña, estaba cambiando y su mirada perdida le advertía que nada bueno estaba pasando.

-Cada día- dice y suelta un suspiro- pero prefiero reprimir el miedo y concentrarme en el resto de las emociones que siento-

-¿Si a nadie le gusta quién soy?- murmuró con la voz rota.

-Son unos imbéciles- dice con la voz dura.- no le digas a tu madre que dije malas palabras- dice viendo por sobre su hombro.- pero a lo que iba... ¿Te diste cuenta de lo que sos capaz, rulitos?-

Él arruga la nariz ante el apodo infantil de su madre que siempre le decía, a pesar de haber crecido ya.

-Sos capaz de iluminar toda una habitación con solo tu risa- dice y revuelve sus rulos con delicadeza.- y si eso a alguien no le gusta es porque es un imbécil.-

-¿Cómo puedo confiar?- pregunta decaído- escucho lo que dicen, escucho las cosas que dicen de nosotros. Que estoy dañado, que mí familia está dañada-

-Se lo que dicen- asiente lentamente con paciencia.- pero ellos solo hablan de nosotros porque no tienen una vida la cual vivir-

El rencor de su madre traspaso su aura, pero rápidamente se calmó.