capitulo 8

18.1K 1.2K 9
                                    

Nota de autora: perdón por tardar, espero que les guste.

Susurro la canción de cuna que mamá me cantaba cada vez que tenía una pesadilla, aún podía recordarla, aún podía verla en sueños.
Aún podía verla entrar en mí habitación con su largo cabello oscuro y sus ojos claros, con sus dulces palabras.
Elevó el tono de mí cantó cuando escucho un vidrio quebrarse. Acarició sus cabellos rubios y continúo cantando esa canción que lograba calmarlo, pero esta noche era diferente, esta noche parecía tener más miedo de lo normal.

-Alex- murmuró y acomodó con paciencia su pelo- acordate; está habitación es un refugio, somos los únicos capaces de entrar o salir, acá nadie puede lastimarnos-

-Los ruidos...- susurra con miedo a que alguien más lo escuché.- son muy fuertes, Oliv-

Dejó que él se recueste en mí pecho e intento que solo escuché mí voz y no los arranque de irá de mí padre. Fue difícil pegar un ojo en toda la noche, entre intentar que Alex duerma sin miedo y el descargo de mí padre contra cada cosa que encontraba.
Se que es difícil para él y no me molesta la forma en la que quiere sobrellevarlo, no estoy a favor, pero llegó a entenderlo. Aún recuerdo la primera noche que se fue, él a penas podía soltar a Alex, era tan pequeño y frágil, con tan solo un par de horas de vida ya había perdido demasiado.

¿Por qué ella tuvo que irse? ¿Por qué nos condenó a esto?

Abro los ojos sintiendo la pesadez en todo el cuerpo. Me estiró y apagó la alarma que estaba a punto de sonar, así podía evitar el berrinche de niño que duerme hecho una bolita a mí lado.
Me sorprendo cuando terminó de bajar las escaleras y no hay nada desordenados, ni un pequeño vidrio roto en el suelo. Antes de que pueda reaccionar papá envuelve sus brazos por mis hombros, me suelta poco después y me regala una sonrisa.

-Feliz cumpleaños- dice con cierta alegría.

Mí corazón se llena de un inexplicable alivio y me abrazó a él con fuerza. Está era la primera vez en meses que veía a mí padre sobrio y aunque sabía con certeza que esto era por corto tiempo, quería estar con el hombre que me crío lo más que pueda antes de que se vuelva un fantasma.

-Crei que esto iba a estar hecho un asco- digo con una mueca al separarme.

Él se pasa la mano por la nuca con la mirada llena de culpa.

-Si, lo estaba- dice como un niño regañado- pero hice lo mejor que pude en arreglarlo-

Paseo mí vista por la casa que estaba casi reluciente. Casi suspiro por el alivio de no tener que limpiarlo yo.

-Les hice el desayuno- comenta caminando hacia la cocina.

Lo sigo concierto entusiasmo y con la tonta esperanza de que mañana no vuelva a ser la persona que a mitad de sus arranques de ira empieza a estrellar las botellas de alcohol y destruye todo lo que ve a su paso.
Lo observó con más atención, noto bolsas bajo sus oscuros ojos, su cabello dorado crecido y su barba sin afeitar.

-¿Y...?- carraspea-¿Y Alex?-

Lo veo mirar por sobre mí hombro más de una vez, pero su mirada vuelve a la mía.

-Duerme- digo con simpleza.-tuvo pesadillas, estoy segura que va a dormir hasta tarde-

-Él...- dice con cierta incomodidad.

Me siento frente a él y empiezo a devorar el desayuno que me había preparado, estaba muerta de hambre.

-Él tiene sus ojos- menciona en un hilo de voz.

Asiento levemente dejando de lado mí tostada y dándole un sorbo al café humeante.
Lo observó con cautela, pensando más de diez veces si está bien lo que estaba a punto de preguntar.

-Ella...- hago mención con cierto cuidado-¿Dijo por qué se fue?-

Mis ojos vuelven a centrarse en el desayuno, huyendo de lo que acabo de hacer, era como si hubiera metido mí dedo en una herida fresca que intentaba cicatrizar.

-Era humana- menciona con cierta melancolía-¿Que podemos esperar de esa raza? A veces no sabemos porque hacen lo que hacen, y pueden ser una mierda si se lo proponen- dice con cierta molestía- pero tu madre no era eso, lo que me hizo creer que ella pensó que era demasiado y huyó-

-¿La buscaste?- pregunto con curiosidad.

Tenía tantas preguntas y estaba dispuesta a hacerle cada una de ellas ahora que estaba ahí para responder.

-Lo intenté,- asiente con una sonrisa sarcástica- pero ocultó su rastro, supongo que con ayuda del algún sobrenatural pudo desaparecer de esa forma-

Abro la boca para preguntar otra cosa, pero una pequeña voz me detiene.

-¿Oliv?- su aniñada voz detiene nuestra conversación.

Me doy media vuelta y encuentro a Alex en pijama con los ojos llorosos y apretando su conejito contra su pecho.

-¿Que paso?- me apresuró a su lado.-¿Estás bien? ¿Por qué no volves a la cama?-

Cuando llego a su lado él se tira y rodea mí cuello con sus brazos.

-¿Por qué me dejaste solo?- pregunta llorando y se que está a punto de hacer un berrinche.

Lo levanto y lo llevo conmigo a la cocina donde papá no espera pacientemente.

-Mira- hago que levanté la cara de mí cuello- yogurt-

Sus ojitos llorosos miran con atención y lentamente olvida que provocó aquel llanto.

-¿Hay algo que quieras decirme?- murmuró con molestia.

-Gracias- comenta distraído tomando del vaso.

-Maldito- muscullo.

-¡Olivia!- exclama papá del otro lado.

-¿Que?- suelto con molestía-¿Cómo vas a olvidar mí cumpleaños, enano maldito?-

Clavo mí dedo en su estómago provocando que un risita se le escapé.

-Maldita tu cara- dice y me saca la lengua.

Abro la boca, completamente indignada por su acción, entonces, le saco la lengua también.

-Basta- dice papá hastiado.- terminen su desayuno.

Levanto a Alex y nos volvemos al comedor donde me esperaba ese delicioso café.

-Feliz cumpleaños- dice con una sonrisita.

Y eso necesité, para saber que esté iba a ser un buen día, era todo lo que necesitaba, quería quedarme en este momento por el resto de mis días, era tranquilo y feliz, cálido, pero no iba a ser así, ¿No?

El Rechazo De El Lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora