capitulo 12

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Mí vista estaba fija en un lugar lejano de la ostentosa mansión. Me sentía tan cansada, tan adolorida y eso era lo de menos, porque en las veces en las que mí cuerpo dejaba de funcionar, en ese instante algunas partes de mí empezaban a transformarse en la bestia. Por lo poco que sabía, aquello solo ocurría cuando la bestia pasaba demasiado tiempo cautiva y el huésped no tenía la suficiente fuerza como para contenerla.
Mis manos tiemblan, pero intento sostener el escobillón con firmeza.
Su mirada verdosa me observa con intensidad, esperando impaciente a mí próximo error.
La melena rubia de Molly se hace presente y su mirada llena de preocupación se posa en la mía.

-Elliot...- murmura horrorizada.

Ella atina a acercarse, sin embargo, él la detiene.

-Quiero un té- demanda a la vez que se lleva a Molly a la fuerza.

Casi suspiro de alivió cuando ambos salen de la cocina. Estaba bien, apreciaba a Molly, ella fue un tipo de alivió en este infierno, incluso quería seguir con sus clases de lucha, pero en estos últimos meses mí cuerpo estaba agotado y estopreado de una manera increíble y eso podía verse a simple vista.

Había pasado un año, un año desde que tuve que dejar ir todo, un año desde que dejé todo lo que me importaba atrás y aún así no podía acostumbrarme completamente al dolor.

∆∆

Respiró con dificultad por la última patada que fue directo a mis costillas, mantengo la mente fría e intento llevar mí imaginación a un lugar feliz mientras los guardias me golpeaban por el simple error de permitir que se me cayera una taza con té frente al Alpha y la luna.
Pero no, el dolor físico ya no era tanto como la primera vez, ahora lo que me pesaba era que jamás intente hacer algo para detenerlo, jamás hice nada para escapar y esa vergüenza quemaba en mí interior.

¿Tan débil era? ¿Tan poco era?

Una vez terminan me atan a aquellas cadenas de plata, intento acomodarme pero duele mucho más. Lastimosamente no volví a saber de mis amigos o mí pequeño, intentaron demasiadas veces venir y sacarme de ese lugar pero Elliot era el Alpha, su Alpha, no podían hacer nada contra eso.

Los guardias se habían pasado de la raya esta vez, sentía mí cuerpo cada día más débil más deteriorado, aveces siquiera me daban comida, por suerte Molly lograba pasarme algo de vez en cuando.

Narrador omnisciente

En la sala se encontraba un inquieto lobo que no paraba de mover el pie con nerviosismo, algo iba mal.

-Quiero que la saques de ahí-dice su luna con seriedad.

-¿Por qué te importa tanto?-pregunta fastidiado.

-¿Por qué no te importa nada?- contraataca.

-No es tu asunto, Molly-murmura con cierto odió-no te metas-

Un dolor atraviesa todo su sistema y como si su cuerpo reaccionara solo, se levanta y camina con rapidez hacía los calabozos, donde estaba aquella linda pelinegra.

Su mirada encuentra su cuerpo completamente maltratado apoyado sobre una de las paredes y sus ojos rápidamente cambian a un color amarillo oscuro. Abre la reja y suelta a su hermosa luna o al menos era lo que pensaba la bestia, la toma en brazos y ella lo mirá, al principio se resiste pero al notar el diferente color de ojos se relaja.

-Perdon, hermosa-murmuro dolida la distorsiona voz de la bestia-no creí que un humano fuera tan cruel como para hacerte esto-

-Yo...-su voz a penas era audible para él lobo.

-Aunque odié decirlo o hacerlo, voy a tener que dejarte ir-siente el corazón de la pelinegra acelerarse-No voy a permitir que por sus arranques de ira sigas pagando el precio y cada día te veo más triste, más débil-el dolor en la voz de la bestia-Perdon por el cuerpo en el que me tocó habitar-

Pocas veces la bestia interior podía tomar el control y comunicarse, solo ocurría cuando el huésped era demasiado débil como para detener la toma del control.

Ella con inocencia toca la mejilla de la bestia, a la cual había tomado cariño por su forma de cuidarle de su parte humana, aunque a veces no podía tomar el control. Ahora la bestia en el interior de aquel hombre portaba nombre, gustos, incluso una hermosa personalidad que en las pocas veces que tomaba el control, con ayuda de su compañera, fue descubriendo.
El pequeño momento se vio interrumpido cuando eápidamente toma su mano y la aleja con asco, sus ojos vuelven a sus naturales.

-No vuelvas a tocar-dice y la deja caer sobre el frío suelo de aquel calabozo, a la vez que la pequeña pelinegra cae en un profundo sueño.
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..
...

Nota de la autora: es corto, pero es lo que hay.
Paso a preguntar: ¿Que les parece hasta ahora?
Espero que disfruten está nueva edición.

El Rechazo De El Lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora