capitulo 3

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Uno más, porque quiero y puedo.

Espero que les guste. 🖤💜

Narra Olivia Blue.

Vuelvo al receso dónde mis amigos están a mí espera, desde la distancia puedo ver el ceño fruncido de Gio y la cara emocionada de Bobby, entonces se exactamente lo que pasa y es otro de los malos chistes de Bo. Me acerco lentamente y mí amigo me mira con sospecha a la vez que comienza a olfatearme descaradamente.

-Basta- le corta con tono estricto.- perro malo- le golpea la cabeza.

Él hace una mueca pero vuelve a su lugar con cara de cachorro herido.

-Deberias dejar de decirle así, después se lo creé.- la molestó un poco.

-¿Por qué tenés su olor?- dice y sus ojos marrones me traspasan.

Trago grueso al saber a lo que se refiere, pero meneo la cabeza levemente.

-Aca no, ahora no-

Y ellos lo entienden, dejan las preguntas para después, para cuando al fin estemos solos lejos de aquellos oídos y sentidos multiplicados.

Sin poder evitarlo paso la siguiente hora de clase durmiendo. La noche fue terrible, a penas pude pegar un ojo y estaba a punto de desmayarme del sueño, y quizás fue eso lo que pasó. Despierto abruptamente cuando siento que me mueven con brusquedad, levanto la cabeza aún con los ojos medio cerrados y me doy cuenta de que la clase de matemáticas ya había terminado, dándole fin a este extenso día de clases.
Suelto un bostezo y camino rápidamente lejos de la institución, a menos de tres calles estaba la pequeña escuela a la que mí hermano asistía. Espero en la puerta con paciencia, hasta que veo a todos los niño salir y me aproximó al pequeño que espera por mí.
Le doy la mano y juntos volvemos a la casa con lentitud, a él le encantaba pasear y a mí me gustaba el silencio del momento.

∆∆

Suspiro con pereza y Lo dejo acurrucarse en mí pecho, le acarició sus cabellos con lentitud. Espero pacientemente a que él se duerma y con delicadeza me alejo de él, camino lentamente escalera abajo y observó el lugar hecho un asco con botellas rotas por todos lados. Veo a mí padre dormir profundamente en el sillón y suspiro con pesadez mientras le saco los zapatos. Me pongo a limpiar un poco la casa a pesar de que mí cuerpo me grite que descanse un poco, pero justo ahora quería esconder esto de la vista del niño, para que no se lastimé si llega a bajar, lo cual dudó.

Cuando veo que está medianamente decente me vuelvo a la cama. Sonrió al ver a mí hermano dormir.

-Toda una ternurita- murmuró acostándome a su lado.

Abro los ojos sintiéndome incómoda y con mucho calor. Quise removerme y seguir durmiendo, pero sabía que iba a despertar a mí reciente compañía nocturna. Suspiro con pesadez al notar lo temprano que era, y me levanto sin despertar al pequeño diablillo.
Me baño, y me cambio con tranquilidad. Bajo hacia la cocina y poco a poco me pongo a recoger algunas cosas que estaban desordenadas, cuando junto un pedazo de vidrio bastante grande noto que debajo hay una foto, somos nosotros, yo brazando de quién era mí padre y mí pequeño Alex aún está dentro de la abultada panza de mí madre, creo que no lo soportó, ser humano en este mundo es caótico. Suspiro con cansancio y, junto lo que queda del vidrio y lo tiro en vuelto de periódico en una bolsa.
Veo la hora y me queda media hora, le hago el desayuno a Alex y voy a despertarlo.

-Alex...- digo al entrar pero soy interrumpida por la pequeña pulga que se me cuelga.

-¿Que pasa?-

-Tenia miedo- su voz aniñada inunda la habitación.

-Esta bien, acá estoy y no me voy a ir a ningún lado- digo mientras lo abrazó más fuerte.- ¿Vamos a desayunar?-

Asiente un poco, lo levantó y me lo llevo a la cocina, lo dejo arriba de una silla con almohadones especial para él, dejo su taza con yogurt y cereales. Mientras el come yo tomo mí café y reviso mí teléfono con tranquilidad, tomándome el tiempo de revisar cada aplicación, cada mensaje y dándole uno que otro vistazos al niño que va a quedarse dormido en cualquier momento.
Cuando ya son las ocho me llevo a un Alex ya cambiado hacia la guardería y por suerte está a un lado de mí escuela, vamos caminando a paso ligero.
Cuando llegamos lo dejo y lo miró con autoridad, con una clara advertencia en mí mirada.

-Espero que no me vuelvan a llamar- digo en tono severo.- a menos que te duela de verdad.-

Él me observa con pena y lo veo estrujar sus propias manitos con nervios.

-¿Y si no me gusta estar ahí?- susurra con la vista fija en el suelo.

Me arrodillo frente a él y tomo su tierna carita entre mis manos.

-Te propongo algo- digo con media sonrisa.- si aguantas este día y el resto, prometo que los viernes de helado se van a convertir en la semana completa, solo tenés que ir y evitar problemas.-

-¿En serio?- su rostro se ilumina y una sonrisa aparece en su cara.

Era tan fácil hacerle cambiar de opinión.
Me iba a arrepentir de haberle prometido que cada día vayamos a comer ese helado, sabía que de tanto helado podría caerle mal de alguna forma o provocarle un resfriado.
Sus ojos brillan con intensidad y su sonrisa ilumina mí día, entonces, no siento la fuerza suficiente como para retractarme.

-Prometo ser bueno- dice y deja un sonoro beso en mí mejilla.

Le regaló una sonrisa y me aseguro de verlo entrar en la institución. Era pequeño, pero tenía una gran inteligencia y me asombraba lo tanto que había crecido mí hombrecito.

∆∆

Suelto un suspiro y sostengo mí cabeza con mis manos, sin poder tener los ojos abiertos por el cansancio.

-¿Que tienen?- pregunta Gio apareciendo a un lado de nosotros.

-Historia sobrenatural- dice Bob con aburrimiento.

Observó a mí amiga que nos mira con interés y levanto la cabeza, dándole a entender que la estoy escuchando.

-¿Que vamos a hacer para tu cumpleaños?- pregunta curiosa.

-No se...- murmuro sin siquiera pensarlo mucho.- chicos, no creo que hacer nada más que esperar la transformación.-

De repente mí amigo que estaba aburrido sin poner atención me mira con horror y sacude mis hombros sorprendiendome.

-¿Cómo?- exclama asustado.- no, señorita.- me regaña.- nosotros vamos a salir, les guste o no.-

No respondo y vuelvo a sentir el cansancio pesar. Cuando el timbre nos avisa que es momento de volver al salón me siento aún más cansada, como si la vida me estuviera dejando sin que pueda evitarlo.

Mierda, si que era dramática.

Nos sentamos juntos y permanecemos en silencio hasta que la profesora entra por la puerta haciendo resonar sus tacones altos. Suelto un bostezo sin poder evitarlo.

-Hoy tengo un tema interesante.-empieza con entusiasmo.- ¿Que saben de los lazos?-

¿Lazos? Ese tema es de los que le dan a mí hermano, incluso todos sabemos de qué se trata mucho antes de que siquiera la escuela lo nombre, es una parte imprescindible en la vida cada sobrenatural, a diferencia de los humanos que siquiera pueden reconocer a sus lazos.

-Sabemos que lo lazos son conexiones entre otros, algunas son indestructibles como las de nuestra pareja destinada o algún familiar y otras que son maleables como los amigos o conocidos no tan cercanos- recuerda con paciencia.- los lazos son tan necesarios y siquiera lo vemos.- murmura, y pasea sus ojos en todo el aula - un compañero de vida fue elegido por nuestra diosa afrodita, la diosa de la belleza, sensualidad y el amor, diosa que nos concedió el placer de encontrar a la persona que jamás va a traicionarnos aunque así lo deseé, jamás va a despreciarnos aunque vaya encontra de todo lo que son.-

Mis pensamientos se dispersan por un momento y me imagino a mí misma con esa persona, con aquella persona que tiene el poder más grande, tiene el poder de hacerme feliz o destruir mí alma en pedazos.

¿Cuál vas a elegir, cariño?

Amarte es mí única solución.

El Rechazo De El Lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora