Capítulo Siete

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Yuki miró la ventana de habitación, a diferencia de la de la mansión que era muy pequeña está era grande, desde esta podía ver el jardín delantero y la calle de la casa.

Había estado jugando con Dai, su vecina, ella era una niña muy enérgica, habladora eh inquieta, pero no llegando a ser molesta, era más bien que su exceso de energía era contagiosa.

Había pasado casi un mes desde que había sido dada de alto, aunque una vez a la seña a tenía que ir al psicólogo, hasta ahora lo había hecho bien, nadie dudaba de ella.

Le había costado un poco actuar como una niña de su edad, se sentía un poco tonta, pero era necesario, sabia que el señor Takaih y la señora saya estaban planeando adoctarla, por eso es que estaba haciendo esta actuación de niña miedosa y desconfiada.

Dai le había dicho que en la tarde vendría a buscarla para cazar insectos, si inseptos, más específico mariquita y si podía alguna pupa de mariposa para observar su metamorfosis.

Era raro que una niña tuviera una fascinación así, le recordó una vez que fue al condado vecina a traer el informe, hai conoció a una chica llamada Natalia, era la forence del condado, al igual de Dai tenía una fascinación por los inseptos.

A ella no le molestaba, ya que estos ayudan a un agente, para resolver un crimen, ayar un cuerpo o saber dónde podría estar secuestrada alguien.

Por eso ella sabía lo básico sobre estos animales, Dai se sorprendió muy gratamente de su conocimiento, poder tener a alguien con gustos parecidos.

Pérdida en sus pensamiento no se dio cuenta de la presencia de Dai hasta que, estuvo en frente de ella llamándola.

Yuki-chan, Yuki-chan

Oh lo siento Dai estaba perdida en mis pensamientos -

Oh, estas bien, en que pensabas -

Estaba pensando, en algunas cosas poco importantes-

Yuki pudo notar la mirada poco convencida de la niña, dio un suspiro interno, de lo poco que tiene de conocerla, sabe que le seguirá insistiendo hasta que le diga.

Bueno estaba pensando en si podré quedarme aquí o me iré a otro ludar -

Metí, fue lo primero que pensé

Irte, porque, es que te quieres ir-

No, no es eso... Es un poco complicado-

Bueno no importa sí es complicado, me caes bien Yuki-chan, quiero que te quedes y seamos amigas, además no creo que los señores Hyuwa te hechen de casa, mamá me dijo que ella quieren que estés con ellos mucho hacique no te preocupes -

Al oír  esas las palabra reconforto un poco mi corazón, a pesar de todo aún tenía dudas de que los Hyuwala adoptarán .

Si no la adoptaban, iría a servicio social donde la pondría en una casa temporal, donde tendría que buscar a alguien quien la quisiera cría y no ser utilizará para cosas raras.

Le gustaba la pareja Hyuwa, había visto todo tipo de personas, codiciosos, envidioso, orgulloso, peligrosas más que todo, rara vez ahia visto  personas como ellos.

Amables, considerados, cariñosos, le había gustado ellos desde que los conoció, ahora sólo tenía que esperar a que ellos lo hicieran, necesitaba comportan se bien, como una niña buena eh inocente.

Si ellos la adoptan, había prometido, nunca darles problemas, responderles como una hija y cuidarlos hasta su vejez, no abandonarlos en un asilo para ancianos.

Se había enterado gracia a Dai que que el siguiente año ella entraría a primaria, como tenía la misma edad ella también lo haría, Dai se puso muy feliz al tener la misma edad, diciendo que espera que tuviera  en la misma clase.

Aunque tenía estudios universitarios, tenía que fingir no saber y volver a empezar desde principio, no quería ser elogiada por un genio lo cual no era, quería pasar lo más desapercibida posible.

Lo bueno es que su pelo ahora es castaño oscuro y ya no negro, también se lo corto hasta arriba de los hombros, eso es suficiente para no ser reconocida por nadie, no se preocuparía por eso, tendría una vida pacífica.

Aunque le costaba quitarse la mirada amenazante de ella, esto sería un problema en el futuro cuando quisiera hacer amigos con otros niños de mi edad.

Pase mis días siguiente jugando con Dai, leyendo algunos libros, mirando algunos programas de televisión o ayudando a la señora Saya en la cocina odeciendo.

Todo tranquilo hasta que un día en la noche el señor Takaih llegó con una caja de regalo pequeña con el, le dijo que era un presente para ella, algo extrañada pero no con desconfianza abrió la caja Encontrándose un peluche, pero está vez era un oso con un moño rojo en el había una nota, la agarro para ver que era.

"Querida Yuki no sabes que tan felices estamos de que allas llegado a nuestras vidas, por eso, por que creemos que esta bien nosotros te hemos adoctado formalmente, ahora eres nuestra hija, por favor acepta, prometemos darte mucho amor, cariño de nuestra parte-"

Yuki se sintió conmovida, hace cuando que añora este tipo de cariño, en esta vida tuvo un padre frío y una madrastra indiferente con su presencia.

En su vida pasada fue peor por que ella pasó la mayor parte de tu vida sola, hasta que conoció al viejo, como ella le gusta llamarle, el la crió, guiando la por el buen camino, hasta que enfermo de cáncer y murió.

No pudo evitar sentir sus ojos aguarse y asentir con la cabeza, sus nuevos padres la abrazaron diciéndoles que no le pasaría nada malo y que ellos la protegería de cualquier mal.

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La villana. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora