Taehyung odiaba los cambios demasiado drásticos.
Tras ser criado en Daegu, estar completamente aclimatado al lugar y en una constante zona de confort, la noticia de que se mudarían no solo de residencia, sino también de ciudad, le cayó como un balde de agua. Creció en Daegu. Sus amigos eran de Daegu. El aprendizaje era de su agrado en Daegu. Todo era de su agrado en Daegu. En resumidas palabras: amaba Daegu.
Poco les importó a sus padres el lloriqueo y el mal humor del adolescente de tan solo dieciséis años al momento en el que se desplazaron a su nuevo hogar, un pequeño pueblo llamado Yangsan perteneciente a la ciudad de Busan. Suponían que era difícil para un chico de esa edad dejar atrás tantas cosas para adentrarse a unas nuevas y de las que, probablemente, no se acostumbraría o sencillamente no haría el esfuerzo por acostumbrarse, y ese era solamente uno de los tantos otros problemas pues Jimin -el otro hijo del matrimonio Kim- estaba casi en la misma situación de su hermano un año menor.
Todo intento de adaptación fue en vano, y eso lo supieron los señores Kim una semana después. Ni Taehyung ni Jimin ponían de su parte, así que recurrieron a la infalible opción de dejarlos en paz, en espera de que la resignación llegara en algún instante y les dejara claro que ese era su nuevo hogar, que volver a Daegu era improbable e incluso imposible. Debían entenderlo en cualquier momento, después de todo.
—Hoy será nuestra primera visita a la iglesia y necesito que cambien esa cara —regañó la señora Kim, mientras dejaba un plato con sopa frente al asiento de Jimin. Este frunció el ceño—. Es un pueblo pequeño y la primera impresión es la que cuenta. No quiero que la gente y mucho menos el padre piense que somos antipáticos o algo por ese estilo, además...
—¡Esto apesta! —gruñó Jimin luego de llevarse una cucharada de la "sopa" a la boca—. ¡Qué asquerosidad, por Dios!
—Aún no consigo una empleada, Jimin —reprochó, y de hecho tenía razón. Llevaban apenas una semana, la cual emplearon en asear y organizar la enorme casa de dos plantas y dos jardines descuidados que todavía estaban en proceso de recomponer—. Me encargaré de eso esta semana.
—Por favor, porque hasta yo siento que en cualquier momento podría vomitar —habló el señor Kim, prefiriendo centrarse en el vaso con agua. Taehyung siquiera hizo el esfuerzo de probar aquella cosa. Tenía mejores cosas en las que pensar y sentirse melancólico.
Recordaba perfectamente que en domingos como esos era cuando más solía divertirse con sus amigos.
—¡Pues vomita y cómete tu propio vómito si crees que es sencillo cocinar! —exclamó ella, ya evidentemente enojada—. ¡Y ustedes dos cambien esa cara, última advertencia! —Luego de eso, tan solo se dio media vuelta y subió a toda velocidad las escaleras.
Taehyung miró a Jimin y después a su padre, el primero suspirando en tanto se encogía de hombros y el otro elevando sus cejas a modo de «o le hacemos caso o ella nos volverá locos». Los últimos días ambos adolescentes habían estado con el ceño fruncido, más callados de lo habitual y encerrado en sus respectivas habitaciones. Los ánimos de sus padres por que salieran a pasear y a conocer el pueblo fueron ignorados, mas nada podían hacer con los domingos de misa aun si no querían abandonar esa nueva, grotesca y desconocida casona. Era una costumbre familiar y, en realidad, no era ningún esfuerzo para ellos ir a compartir algo de tiempo con sus semejantes y con 'Dios'.
Con vestimentas elegantes y una sonrisa a petición de su madre que solo indicaba incomodidad, se dirigieron al Rolls Royce Phantom de su padre y de ahí emprendieron camino a la iglesia.
Por lo poco que quiso ver, el pueblo tenía un ambiente cálido y amigable. Era algo desolado, pero las reducidas personas que llegó a ver parecían particularmente interesadas por el nuevo automóvil que rodaba por las estrechas y agrietadas calles de Yangsan.
La incomodidad en Taehyung incrementó después de llegar a la iglesia. Todos en la entrada y cercanías los analizaban con curiosidad, y patético le pareció el proceder de sus padres en cuanto él le besó la mano a ella y posterior a ello la resguardó en su brazo, aparentando ser la pareja perfecta y un matrimonio feliz con dos adorables y apuestos hijos. Jimin hizo un gesto de querer vomitar que hizo reír a Taehyung.
—Todos me miran. Me siento famoso —dijo el mayor, siguiendo a sus padres junto a Taehyung. Por mera educación y recordando la advertencia de su madre en donde les decía que no quería que parecieran antipáticos, hicieron reverencias a todo adulto con el que cruzaron una fugaz mirada. Para sorpresa de los dos, todos se veían excesivamente amables y risueños—. Bueno, creo no está tan mal... —señaló disimuladamente con su mandíbula a un grupo de finas señoritas en uno de los laterales. Lucían hermosos vestidos de flores, zapatos de tacón medio y peinados elegantes que resaltaban sus innegables bellezas.
Para Taehyung no eran la gran cosa, sin embargo. Nunca se sintió verdaderamente atraído por una chica... o por una persona en particular.
Jimin estaba por poco babeando. Tuvo que darle un pequeño codazo para hacer que siguiera caminando.
Mucha gente se acercó a saludar y los Kim en general parecían asombrados por eso. Viniendo de una ciudad, ese apego que tendían a tener los pueblerinos con su propia gente era admirable. Una monja incluso les pidió que se sentaran al frente con el propósito de que pudieran apreciar de mejor manera la misa, la cual dio comienzo veinte minutos después. Veinte minutos en los que Jimin casi giraba todo el cuerpo para localizar a las chicas que anteriormente vio y en los que Taehyung se estuvo muriendo de sueño.
—Antes de dar comienzo, quisiera darle la bienvenida a la familia Kim —habló el cura, pidiéndoles por medio de un ademán que se pusieran de pie. Con palpable vergüenza, Taehyung lo hizo después de sus progenitores y Jimin—. Se han mudado hace tan solo una semana. Son de Daegu, pero se quedarán permanentemente. He tenido el gusto de intercambiar un par de palabras con la señora Kim y es una excelente persona. No dudo que su esposo y sus hijos sean igual. Por favor, démosle mucho amor y hagamos que se sientan cómodos. Este pueblo es pequeño, somos como una enorme familia, así que sería bueno hacer que se integraran pronto —los presentes aplaudieron y ellos hicieron reverencias hacia todos, el cura incluido.
La misa era como en todas partes. Nada nuevo, nada peculiar. Mismas palabras, mismo procedimiento. Pero Taehyung seguía anhelando estar en Daegu...
Eso cambió en cuanto el canto del coro de la iglesia hizo acto de presencia. Ese estaba conformado por chicos -adolescentes- de su misma edad, a diferencia de en su ciudad natal que eran adultos y de vez en cuando niños. Taehyung recordaba no hacer más que ignorarlos, pero en Yangsan fue diferente.
Fue diferente porque apareció él.
Cuando lo visualizó, no hizo más que seguirlo con la mirada. Era el chico más hermoso que había visto en sus cortos dieciséis años. Sintió un calor en su estómago que ascendió hasta su pecho, haciéndole jadear por lo bajo.
Nunca se sintió igual. Nunca se sintió tan sorprendido ni atraído por alguien. Y es que no era solo la evidente belleza que aquel desconocido poseía, era algo más...
Emanaba pureza, tranquilidad y mucho amor. Su mirada estaba cargada de brillo, unos adorables incisivos centrales deslumbraban en una hermosa sonrisa y cuando empezó a cantar Taehyung se sintió desfallecer. ¿Era ese el cielo? Porque estaba viendo a un ángel.
Su corazón latió. Nunca entendió a su hermano ni a sus amigos cuando afirmaban que una chica les gustaba. Nunca tuvo experiencias en el amor, pero estaba casi seguro de que estaba presenciando aquel enigmático sentimiento.
Se sintió asqueado de sí mismo cuando se percató de que estaba sintiendo "eso" por un chico, y aunque por un momento trató de convencerse de que estaba loco y que debía dejar ese pensamiento de lado, no pudo dejar de observarlo. Lo observó cantar y sonreír, transmitiendo calidez a todo aquel que tenía la fortuna de mirarlo.
Estaba mirándolo mientras trataba de calmar su antinatural ritmo cardíaco. Y pese a que había asombro y admiración en sus ojos, lo cierto es que también había duda. Estaba mirándolo como algo que anhelaba, pero que era prohibido. Como vería un asesino el poder matar: tan tentador, pero tan poco ético y con tan catastróficas consecuencias.
Tan hermoso...
Y tan prohibido...
Estaba mirándolo mientras pensaba que por él incluso la peor de las consecuencias valdría más que la pena.
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FORBIDDEN © vkook
Fanfiction«Eres el fruto prohibido que estaría dispuesto a saborear una y otra vez». © houndix Estado de la historia: EN EMISIÓN. Jk bottom y Th top. Esta historia cuenta con contenido explícito, lenguaje vulgar y creencias sumamente religiosas que podrían o...