El fuerte olor del alcohol fue el encargado de hacer que Taehyung recobrara la consciencia. Ahora estaba recostado sobre el sofá más amplio de la sala, con su madre al frente nuevamente con aquella expresión que evidenciaba preocupación, su padre detrás de ella exactamente con la misma mueca y, para finalizar, los dos chicos a sus costados mirándolo con grandes, tímidos y angustiados ojos.
Taehyung tragó en seco, de repente lleno también de nervios, confusión y un mar de emociones que no sabía cómo controlar. Era un desastre en sentimientos, arrepentimiento y pesares.
—¿Cómo estás, cariño? —preguntó la mujer, dejando de lado la pequeña mota de algodón llena de alcohol para acariciar la cabellera rubia de su hijo—. Estás hirviendo en fiebre. ¿Por qué no me llamaste? Sabes que siempre voy a estar disponible para ti.
Hermosas palabras, pero los ojos de Taehyung estaban demasiado distraídos en aquel castañito bonito.
Sintió su rostro hervir tras apreciarlo por tantos segundos e inevitablemente recordar aquella maldita pesadilla. Antes de que apareciera ese demonio, él había estado divirtiéndose demasiado con Jungkook y lo peor era que de eso no estaba para nada arrepentido. Si no hubiera sido por ese maldito demonio, él habría seguido con el sueño y, muy probablemente, se hubiese despertado con una sensación de bienestar y de amor.
Sin embargo, era inútil. Ese sueño lo ató todavía más, lo llenó de temores y de peores pensamientos.
Era un maldito asqueroso.
—¿Tae? —llamó dulcemente su madre, ahora acariciándole la mejilla. El rubio volvió a tragar en seco, parpadeó lentamente y entonces conectó miradas con su progenitora—. ¿Qué tan mal te sientes? ¿Hay que llevarte al hospital?
—N-no...
Jimin cruzó los brazos bajo su pecho, mirando de soslayo a Jungkook, quien analizaba a Taehyung con preocupación. Ah, claro, él siempre tan bueno...
Quiso hacer preguntas al respecto, pero se las ahorró. Taehyung estaba enojado con él y había estado más grosero de lo normal últimamente. No quería llevarse una mala mirada, una pésima respuesta o, peor, la ignorada del año. Conociendo al caprichoso y orgulloso de su hermanito, seguramente se inclinaría por la última.
—¿Qué hace... él aquí?
Observó a Kook, aunque rápidamente quitó la mirada, devolviéndola a su madre y en espera de una respuesta.
Esperaba no haber sonado demasiado grosero, pero considerando su fiebre, su delirio y el miedo que le había inculcado el sueño, probablemente fue justamente como sonó.
—Los amigos de Jimin siempre serán bienvenidos a casa, Tae. Jungkook es un muy buen muchachito.
Celos otra vez...
Malditos celos...
¿Qué demonios pretendía Jimin con Jungkook? Todo ese acercamiento era casi insultante. ¿Por qué se empeñaba en mantenerlo cerca a sabiendas de todo el mal que esa cercanía ocasionaba en Taehyung? ¿Qué clase de hermano era? ¿Era así como se iba a portar? También sintió tristeza. ¿La relación con su hermano se iba a deteriorar de tal manera? Increíble.
Asintiendo, el rubio medio se reincorporó en el sofá con ayuda de su madre.
—Quería salir a distraerme, pero ahora estoy un poco mareado y me siento mal —explicó cortamente, poniéndose de pie—. Iré a descansar otro poco.
—¿No vas a comer con nosotros, campeón? —cuestionó su padre.
Taehyung negó.
—Que Yoonhye lleve el desayuno a mi habitación. Con permiso —miró a todos los presentes, entre ellos Jungkook. Especialmente con él hizo un contacto visual prolongado—. Y provecho.
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FORBIDDEN © vkook
Fanfiction«Eres el fruto prohibido que estaría dispuesto a saborear una y otra vez». © houndix Estado de la historia: EN EMISIÓN. Jk bottom y Th top. Esta historia cuenta con contenido explícito, lenguaje vulgar y creencias sumamente religiosas que podrían o...