Three

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Domingo.

Taehyung frotó las palmas de sus sudorosas manos en su pantalón mientras el auto de su padre tomaba más cercanía con la iglesia. Su corazón estaba más acelerado de lo habitual y en su estómago surgieron unas extrañas ganas de vomitar. Inspiró gran cantidad de veces, luego relamió sus labios y aunque insistía en ocupar su mente en otra cosa, no podía abiertamente dejar de pensar que en tan solo unos minutos vería al chico por el que estuvo suspirando toda la semana.

Se preguntaba si sentiría lo mismo del domingo anterior. Estuvo rogándole a Dios por un "no", pero si estaba tan jodidamente nervioso y a su vez tan emocionado, era porque la respuesta seguiría siendo un rotundo «sí, te gusta».

—Tae —llamó su madre cuando el coche estaba siendo estacionado—, pídele a Joohyun que se siente a tu lado en la misa, ¿sí?

—¿Por qué? —la respuesta era simple.

Nara estuvo desde el miércoles atosigándolo con Joohyun. Le pedía su opinión sobre ella, vinculaba todo tema de conversación con ella y, en pocas palabras, parecía como si quisiera que se emparejara con ella.

Jimin tenía la misma queja respecto a Seulgi. No obstante, a él no le parecía taaaan mala idea.

—Solo quiero que seas caballeroso —no se necesitaba hacer ese tipo de invitaciones para ser caballeroso. No dijo nada, sin embargo. La última palabra siempre la tendría su madre y eso era algo que tanto su padre como su hermano tenían más que claro.

A regañadientes y luego de hacer una cantidad exagerada de reverencias a las personas que estaban en la entrada de la iglesia, se acercó a la familia Bae justo cuando su familia lo hizo.

—Joohyun, ¿quisie... —un fuerte manotazo en su hombro fue el encargado de interrumpirlo.

Jimin.

—¡Joohyun, bonita! —exclamó con una encantadora sonrisa—. Mi hermano tenía planeado pedirte que te sentaras con él en la misa, pero necesito pedirle a Dios algo importante y Tae tiene que estar a mi lado. ¿Podrías disculparlo por esta vez y dejar que se siente junto a mí?

—Oh, claro —ella sonrió con dulzura—. No tengo ningún problema. ¡Podremos sentarnos juntos el otro domingo, Taehyung!

—Claro —una curvilínea evidentemente forzada se dibujó en sus labios, mas Joohyun pareció creérsela. Ella se fue detrás de su hermana poco después, y fue entonces que Taehyung quiso calmar sus dudas—: ¿por qué hiciste eso?

—¿No es obvio? Quiero que me enseñes al chico ese.

Oh, el chico.

El recuerdo de que estaba prácticamente a nada de verlo consiguió que sintiera su estómago ser revuelto.

—Jimin... —quiso protestar, pero el mencionado no dio lugar a excusas o algo parecido. Tomándolo de los hombros, simplemente lo arrastró al interior de la iglesia y de ahí a una de las bancas de todo el frente. En esa ocasión estaban separados de sus progenitores, pues estos se encontraban al lado de la familia Bae varias bancas más atrás.

El cura salió a dar el típico discurso de entrada y a Taehyung se le secó la boca. Los labios también. Se lamía y relamía incontables veces, y cuando nada resultó se puso a jugar con sus manos y uñas, haciéndose sangrar la cutícula en uno de los dedos más tarde.

Llevó el dígito lastimado a su boca, succionando la sangre en él con el propósito de encontrar sosiego. Fue demasiado tarde. Lo supo al instante en el que los chicos del coro salieron en una fila perfectamente organizada hacia el frente.

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