Sirius no pudo evitar sentirse incomodo al tener a Desmond Prince frente a él, la mirada del hombre ya mayor era dura pero, aunque espero recibir un par de comentarios ácidos de su parte se sorprendió al encontrarle de buen humor.—Señor.—Exclamó, Sirius tomó asiento cuando este le indico, ir a la mansión Prince sólo había aumentado aquel sentimiento de culpabilidad.—Estoy aquí para..
Desmond rodó los ojos.—Se porque estas aquí, Muchacho, pensé que vendrías al día siguiente de tu llegada pero, por lo que veo amabas hacer esperar a la gente.—El mayor abrió un cajo tras el escritorio en el que se encontraba y saco dos especies de portafolios hechos en madera y forrados con piel de oso..—Mulciber me hablo de la propuesta que te hizo, te hare una igual: cien mil monedas, Black, necesito tu firma para deshacer esa unión que al final de cuentas fue una perdida tiempo.
Los portafolios se abrieron y las monedas relucieron en su interior, todas acomodadas de forma ordenada.
—Yo..
—Mira, se que Severus fue el que te busco para todo esto del bebé, si bien, no me agrado mucho el enterarme que estaba esperando un bebé, supongo que lo hizo como consuelo, esta enamorado de ti y me imagino que su propósito fue tener algo con lo que pudiera recordarte siempre.—Exclamó el sangre pura mientras buscaba una serie de documentos.—Aun así, la vida de mi nieto ya esta asegurada junto a Mulciber.
Sirius se removió incomodo, odiaba a ese tipo.—¿Por qué tanta prisa en que Severus se una a ese hombre?
—Suficiente vergüenza ha pasado mi nieto ya al estar casado contigo, Black. Severus siempre tuvo la esperanza que regresaras, me equivoque al aceptar que él mismo escogiera a su futuro esposo, cuando Lord Mulciber ya había puesto sus ojos en él mucho antes de vuestra boda.
La puerta del pequeño despacho se abrió, una sirviente de cabello pelirrojo entró ayudando a Severus a tomar asiento a un lado del Black.
El doncel vestía un largo camisón de color gris para su comodidad.—Ya.. estoy aquí.—Exclamó sin ver directamente a Sirius.
Desmond sonrió, los documentos fueron colocados sobre el escritorio y una pluma junto a un tintero fueron posados frente a ellos.—Bien, Black, firma. Sera sencillo, luego discutiremos sobre el manejo de la herencia dejada por tu padre.
Sirius observó la pluma estirada en su dirección, el hombre la agarró y sin poder evitarlo observó a Severus, el doncel de cabellera negra le miró de la misma forma, sus ojos negros estaban humedecidos como si quisiera decirle miles de cosas a travez de estos, y aunque no lo pareciera, guardaban una pequeña esperanza a pesar de los malos actos del hombre que amaba.
—Vamos, Black..—Exclamó Desmond.—Firma, es lo mejor. No te sientas comprometido, bueno.. nunca te has sentido por algo..—El Prince rio en voz baja.—Solo necesitas firmar y serás libre de hacer lo que quieras.
Sirius guardó silencio, la pluma fue sostenida con fuerza mientras se preguntaba si era lo correcto, ¿Lo era? ¿Debía firmar? ¿Debía dejar libre a Severus? El Black respiró profundo, recordó las palabras de Remus taladrando su mente. Hundió la punta de la pluma en la tinta y al sacarla la presiono sobre el documento aun sin escribir su nombre ¿Era lo correcto? ¿Lo era?
—Rápido, Black.—Siceo Desmond ya enojado.—Firma, no lo pienses tanto. Te gusta la libertad, odias los compromisos y la rutina.. deja a mi nieto libre de ti.
La pluma tembló y Sirius escribió su nombre con rapidez sobre el documento.
—Perfecto.—Desmond sonrió de oreja a oreja y tendió la pluma a su nieto.—Hazlo, Severus.
Las lágrimas bajaron sin control por el rostro del doncel al ver la firma recién hecha por el hombre del que estuvo y estaba enamorado, sus esperanzas e ilusiones se fueron al piso.
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El vació de la libertad
FanfictionSirius siempre deseo la libertad pero en el momento que la adquirió, noto que a pesar de ser libre, no era completamente feliz. Su verdadera felicidad la había dejado atrás ¿como la recuperaría? ¿dejaría su libertad? ¿o regresaría con la persona que...