PARTE 1

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Remus suspiró al despertar en plena madrugada, su cabeza estaba sobre el pecho del hombre que él amaba y con el cual había compartido otro momento intimó. El oji miel se había enamorado a primera vista y se contentó cuando Sirius posó su vista en la de él después de tanto tiempo. Nunca le habían puesto un nombre a lo que tenían pero para Remus aquello era una relación, novios, amantes.

Sirius murmuró un par de cosas indescifrables que Remus fue incapaz de entenderlas, el hombre acarició el camafeo que Sirius siempre llevaba con él, lo había abierto varias veces, había un pequeño retrato de un joven de cabello largó negro y piel pálida. Remus sabía bien que era un Doncel, con tan solo verlo lo había sabido; el castaño lamentó no ser uno, los donceles eran los únicos hombres que podían quedar embarazados y él, no gozaba de ese beneficio.

Aún así, Remus se preguntaba una y otra vez quien era ese chico de cabellera larga , pero jamás le había preguntado a Sirius, no quería problemas con él, sin embargo era imposible no sentirse algo celoso, había encontrado a Sirius muchas veces viendo el pequeño retrato o apretando el objeto con fuerza como si lo extrañara y ahora, la sensación se había hecho mayor al recordar en donde estaban.

Slytherin.

Estaban en una posada cercana a aquel reino el padre de Sirius había muerto, el testamento sería leído y Sirius debía estar presente o al menos así había estado escrito en la carta que este había recibido hace una semana atrás. Remus suspiró y cerró los ojos, sólo esperaba que aquella visita en slytherin no afectará la relación que Sirius y el tenían.

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Sirius respiró profundo antes de bajar del carruaje que se había detenido al pie de la puerta de la mansión en la que creció, Remus y James estaban ahí con él. Dos amigos que había hecho en el transcurso de dos años, dos años en el que poco había visto a su familia.

Un elfo ya envejecido abrió la puerta, Sirius lo miró y este le observó con cierto odio que le hizo sonreír.—Te extrañé.—Bromeó.

El elfo bufó.—¿Ellos quienes son?—Preguntó al ver sus dos acompañantes.—La lectura sólo es para familiares.

—No apresures tu muerte.—Le susurró el Black al más pequeño. Sirius y sus amigos esperaron a que el elfo cerrará la puerta y los guiará hasta el salón en donde se realizaría la reunión. Cuando Keachert les abrió la puerta, varias miradas se posaron en el trío que había llegado.

Una mujer de cabello blanco se colocó de pié.—¡Vaya! Pensé que no vendrías, ya que te sientes muy digno.—expresó con la voz alzada.—Espero que al menos cumplas los deseos de tu padre ya que para toda esta familia eres una vergüenza.

Remus sintió su estómago revolverse al escuchar las palabras llenas de veneno hacia el hombre que amaba, Remus creyó que Sirius respondería pero este no lo hizo. Sirius no respondió y aquello le desconcertó. La puerta del salón se abrió de nuevo y el castaño sintió como su corazón daba un saltó.

—Severus, oh cariño me alegro que te encuentres aquí.—Walburga sonrió levemente y se acercó a este. El Doncel llevaba ropas gripes y un abultado vientre, estaba embarazado.—¿Cómo está mi nieto?—Preguntó acariciando su vientre.

Remus respiro profundo. El chico del retrato ya tenía nombre.

Severus suspiró.—Patea mucho.—Le respondió para luego ladear la vista y observar a Sirius, la débil sonrisa desapareció.—Es una lástima que aún sigas vivo.—Murmuró en forma de saludo.

Sirius se peinó el cabello hacia atrás y se acercó al doncel. Remus quiso seguirlo pero James lo detuvo.—No te la dejaré tan fácil.—Le respondió y el pelo largo rodó los ojos sin responder pero cuando Sirius tocó su vientre, Severus fue capaz de percibir la magia que era trasmitida hacia su interior.—falta poco.

Severus se colocó un mechón de cabello tras su oreja.—No es como si te importará.

Sirius soltó un suspiró, la puerta del salón fue abierta de nuevo, Regulus y su esposa entraron y tras ellos, Abraxas Malfoy, encargado de le lectura del testamento.

—Pueden tomar asiento.—Expresó en voz alta.

Regulus ignoró la presencia de su hermano. Sirius acercó una silla A a Severus y este tomó asiento. Remus no pudo evitar sentirse ignorado en aquel asunto, su corazón latía furioso al ver a Sirius de pié junto a la silla del Doncel.

El rubio se aclaró la garganta.—Muy bien, se iniciará la lectura del testamento del Señor Black al notar que todos citados se encuentran presentes.—En su lecho de muerte el señor Black realizó una serie de modificaciones a su testamento las cuales presentaré a continuación:

"Walburga, continuará con la administración de que esta casa la cual es suya y nadie de nadie más, recibirá la mitad de las ganancias obtenidas de los terrenos que son utilizados para el cultivo al sur de este reino como manutención. Ahora bien, para su hijo menor Regulus, se convertirá desde ahora en el dueño y señor de las propiedades que se encuentren al norte del Reino las cuales corresponden a un castillo y mil hectáreas de tierra las cuales actualmente se utilizan para el cultivo de trigo, arroz y otros alimentos"

Walburga enrojeció, si bien estaba complacida con lo dejado por su esposo hacía ella, pero no se sentía satisfecha con lo heredado a su hijo.—¡¿Estas queriendo decir que este idiota será la nueva cabeza de la familia?! ¡Sobre mi cadáver!—Exclamó viendo a Sirius él cual era presa de la sorpresa, no entendía a su padre y el por que de aquella decisión.

Malfoy continuó la lectura.—Para mi hijo, Sirius le hago entrega todas las propiedades que se encuentran aquí en la capital y así mismo el título de cabeza familiar.—Walburga estuvo a punto de desmayarse.—Pero...

Todos los Black tragaron ruidoso.

—Pero para que sea haga efectiva tal petición, Sirius debe regresar a Slytherin, tomar su lugar como cabeza familiar y reafirmar sus votos matrimoniales con Severus, y que el hijo que está pronto a nacer crezca en un matrimonio unido y no dispar.

Walburga río.—Mi difundo esposo estaba pidiendo un milagro.—La peli blanca miró con resentimiento a su hijo.—dudo mucho que Sirius tomé tal responsabilidad, ni siquiera fue capaz de cumplir sus deberes como marido. Abandonó a Severus a pocos los meses de casados para vivir sin compromisos y con libertades. Al menos pensaste con la cabeza al dejar un descendiente, cuando mi nieto nazca lo criare con la idea de que su padre murió para ahorrarle una vergüenza.

Remus sintió sus piernas temblar, Sirius, su Sirius estaba casado, su Sirius tendría un hijo. ¡¿Por qué nunca había sospechado aquello?!

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Ultima parte: 01 de Septiembre de 2020

El vació de la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora