Capítulo 1

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Aiya a Todos.

         En primer lugar muchísimas gracias a las personas que se aventuren a leerme y me dejen su hermoso comentarios y votos. Espero que este nuevo fanfic les guste.

Advertencia; este fic es UNIVERSO ALTERNATIVO con esto quiero decir que aunque está ambientado en la Tierra Media hay lugares, costumbres y demás... creados por mí. Este fic es OUT OF CHARACTER el Thranduil acá expuesto lo único que tiene en común con el Thranduil de Tolkien es el nombre.

 Este fic contiene violencia, lenguaje soez y sexo explícito.

Rated NC + 18 años

Muchísimas gracias por su atención.

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        Los tiempos habían cambiado, el anillo único había sido destruido, el mal erradicado de raíz de la Tierra Media y la Era de los hombres había iniciado. Los elfos inmigraban a las tierras imperecederas dejando paso a la humanidad pero un reino elfico aún no decidía marcharse, un reino que florecía en la profundidades de un boque que a pesar de ya no existir Sauron, la oscuridad se aferraba a sus árboles y ramas con fuerza maligna. Continuaban existiendo hordas innumerables de orcos que aún luchaban por acabar con la luz de los elfos y muchos de ellos se escondían en ese basto bosque.

         Apenas habían pasado un poco más de 60 años desde La Batalla De Los 5 Ejércitos y la milicia elfica de Thranduil continuaba mermada. Se necesitarían un par de siglos más para que hubiese una nueva generación de guerreros. Los mejores capitanes de su guardia que eran Legolas y Tauriel habían dejado el reino para nunca más regresar luego de la pelea en la Montaña Solitaria.

         Thranduil se había dedicado a diario a salir con una decena de soldados para mantener a raya a los orcos que habían elegido de residencia el bosque negro. Solo una docena de elfos y él; el Rey no estaba dispuesto a seguir arriesgando la sangre de su pueblo, no podía tolerar más elfos muertos en su reino. Los horrores vividos en las guerras pasadas, de la guerra donde había perdido a su padre y muchas otras, lo atormentaban hasta el sol de hoy. La ciénaga de los muertos era un fiel estandarte de memorias oscuras, un recordatorio fúnebre para quienes sobrevivieron aquellos tiempos. El rey elfo no seguiría regando el bosque con la sangre de los suyos.

         Thranduil necesitaba un plan con desesperación y viajar a las Tierras Imperecederas no era una opción, ni él ni su pueblo deseaba emprender ese viaje aún, además que jamás le dejaría sus dominios a una banda de asquerosos orcos. Sentían apego por su tierra, por las joyas blancas y mucho dolor que aún necesitaban sanar antes de partir a las costas blancas.

Así que el gran rey de los elfos tomó la decisión más arriesgada y descabellada de todas. Se sacrificaría él por su pueblo «Eso es lo que debe hacer un buen rey» se repitió una y mil veces mientras en el salón del trono esperaba al Rey Aaren y sus hijas.

Había decido pedir ayuda al reino de Mepherden. Un inmenso y próspero reino humano, aún más grande que Gondor. Los emisarios diplomáticos de Thranduil tenían más de un año en negociaciones, no había nada que el Rey Aaren desease a cambio de sus innumerables recursos bélicos, no había oro, joyas o arte que satisficiera su corazón. Solo una cosa había pedido desde el inicio de las conversaciones y era que el Rey Thranduil desposara a una de sus hijas y produjera un heredero varón para el reino de Mepherden.

Obligación Y Seducción, Libro UNO © COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora