Obligación Y Seducción, Libro UNO © COMPLETA

Capítulo 8

Buenas noches mis lectores queridos.

Este capítulo será un capítulo de transición, conocerán nuevos personajes. Sí desean tener una mejor imagen de estos personajes por favor únanse a mi grupo en Facebook "Stefania Bloom Fics"

Muchísimas gracias por sus opiniones y que le den Voto a cada capítulo, espero que cada vez más lectores se sumen a este fic.

El argumento de este capítulo es bastante sexista, peor estoy ubicada en una época en dónde así eran las cosas, así que espero no ofender a nadie.

Obligación y Seducción

Capítulo 8

Como había imaginado, ese día fue realmente largo y un tanto frustrante ya que las funciones de la Reina de Mirkwood eran meramente ornamentales y había poco que pudiese hacer para molestar a su querido esposo.

Volvió a sus aposentos en la madrugada y allí estaba esperándola una silenciosa Alania, como siempre fiel a su señora y Reina.

Alania era la única dama de compañía que había venido con ella desde Mepherden, la joven era un par de años mayor que Cybele, eran amigas y compañeras desde niñas pero desde que la princesa se había casado con el elfo una fría distancia había nacido entre ellas.

Cybele no quería que nadie supiese lo que le había pasado, que su propio marido la hubiese forzado la noche de bodas era humillante, vergonzoso, jamás admitiría semejante acto ante nadie y por ende se había alejado de todos, exigido que su madre no fuese a visitarla, ni que sus otras damas partieran a tierra elfica. Había quedado ante sus más íntimas amistades como una egoísta que quería la posición que sólo un elfo aristócrata podía dar, para ella solamente.

Pero eso cambiaría, ella había cambiado, ya lo había superado, ya no lloraría al ver a sus amigas o a su madre, no, ahora era fuerte, decidida y echaría mano de todo lo que tenía para vengarse.

— Alania, no has debido esperarme. Es muy tarde —dijo al entrar.

— Una dama debe atender siempre ha su señora sin importar la hora —siempre fiel sin importar el muro que había colocado Cybele entre ambas.

— Es un trabajo extenuante cuando sólo tengo una dama.

— Yo jamás me quejaría mi señora, poder atenderla es un privilegio —la respuesta correcta, en el tono correcto.

— No me llames así —pidió cerrando los ojos y respirando profundamente, que cruel había sido en su dolor, cómo había podido alejar a todos—. Jamás me has llamado así.

— Ahora es una mujer casada, debo llamarla mi señora —contestó mientras le sacaba la capa y la ayudaba con los cordones del corsé.

— Lo soy pero también somos amigas desde la infancia y yo... yo —se giró a mirarla—. Lamento haberme alejado como lo hice Alania, este lugar, mi marido, todo acá es muy diferente a casa, he estado tan perdida desde que llegue, acá...

— Todo ha pasado muy rápido Cybele —la llamo por su nombre y le sonrió con cariño, un cariño que siempre se había mantenido en la mirada celeste de Alania.

— Demasiado rápido, en verdad no estaba preparada para el matrimonio, para estar tan lejos de casa, ni para...

— Ni para un Rey Elfo, lo sé. El Rey Thranduil es profundamente intimidante, y jamás te ha gustado sentirte intimidada por nadie.